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Madrid, España




Valentina.

Me encontraba tranquila en casa de Jude, había pedido un poco más de días para poder disfrutar la victoria y sin dudas me lo aceptaron así que estaba sentada mirando instagram y los miles de videos, menciones y etiquetas de las celebraciones de el Real Madrid, estaba hace media hora viendo el video de Jude borracho, hasta que escuché la puerta del departamento y fruncí las cejas.

Se suponía que me quedaría con Jude hoy a pedido de él, además que no quería ver a mis padres. Camine y llegue a la puerta abriendo con cuidado, mire a Camavinga y Vini con Jude entre los brazos.

—Valen, perdón por molestarte pero Jude se negó quedarse en casa de sus padres y quería venir contigo— río un poco apenado.

—Tranquilo, Vini— sonreí haciéndome un lado para que pasaran.

Ellos pasaron y dejaron a él moreno en el sofá tirado, jude decía cosas incoherentes, se veía que los efectos de el alcohol estaban fuertes.

Ambos compañeros se despidieron y me senté al lado de Jude entre risas, él abrió sus ojos y me miró.

—Joder— dijo en español.

—Creo que tienes que dormir— susurre acariciando su cabello.

Él miró mi escote en mi pijama y se quedó mirando fijamente, llevo su mano a su pantalón y apretó un poco el cinturón.

—¿Quieres matarme?

—Estas borracho

Me levante y el agarró mi cintura apretándola y sentándome en sus piernas.

—Jude— susurre intentando zafarme pero la fuerza aumentó.

—Las ganas de follarte todos los malditos días son..ufff

Alce las cejas y sentí mi cara caliente.

—Jude, suéltame y vamos a dormir.

El no respondió.

Como pude me zafé y me levante, su mirada recorrió todo mi cuerpo y ligeramente mordió sus labios al sonreír.

—Ay Jude— me queje y camine a la cocina.

—¿Que vas a hacer?

—Hacerte una manzanilla para que se te baje la borrachera— respondí tranquila al poner a calentar el agua y buscar un vaso de vidrio con manzanilla.

Jude intentó levantarse pero casi se cae así que camine y lo agarre de el hombro para llevarlo a la habitación con cuidado. Se sentó en la cama y se acostó, busqué en su armario alguna camisa nueva y una pijamada cómoda.

—¿Sabes algo?— sonrió embriagado.

—¿Mmh?— respondí mientras le quitaba los zapatos.

—No se como, ni cuando paso pero..

Reí internamente sabiendo que iba a soltar alguna estupidez así que me fui al cierre de su pantalón y lo quité con cuidado.

—Te amo.

Abrí los ojos y me quede estática unos segundos.

—Creo que tomaste demasiado.

—¿Nunca escuchaste que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad?— dijo roncamente.

Suspire sin contestar y le puse la pijama, lo senté y le cambié la camisa pero otra vez agarró mis caderas y me sentó, esta vez mirándonos de frente.

𝐅𝐈𝐄𝐁𝐑𝐄│𝖩𝗎𝖽𝖾 𝖡𝖾𝗅𝗅𝗂𝗇𝗀𝗁𝖺𝗆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora