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El sol entraba por las ventanas blancas, ese sol que salía todas las mañanas para iluminar todo a su paso. Ese que no me dejaba dormir a gusto, me estire y abrí los ojos dándome la vuelta encontrándome con el cuerpo de Jude descansando en paz.

Abri mis ojos por la sorpresa de no acordarme mucho, mire debajo de las sábanas y solo observé que ambos traíamos dos prendas encima, la ropa interior.

Me tape la boca evitando gritar, estaba con ganas de reírme, con ganas de llorar no sabía porque estábamos asi pero no fue por mucho cuando los recuerdos empezaron a inundar mi mente, un suspiro salió de mis labios.

Mis manos se fueron a su pecho y empecé a moverlo para intentar despertarlo, acordándome que mi padre siempre venía a darme los buenos días antes de irse a trabajar.

A los pocos segundos el frunció las cejas y abrió sus ojos mirándome desconcertado, miró hacia la ventana dándose cuenta que era de mañana.

—Buenos días, por lo menos— murmuró cerrando los ojos de nuevo.

—Jude, no te duermas idiota— le pegue por la panza haciendo que el aire salga un poco.

—Que maneras de despertar a la gente, ¿no?

Rodé los ojos y me levanté poniendo los pies en el suelo frío, le arranque la sabana y me la coloqué alrededor del cuerpo dejando que se vea como solo tenía unos boxers negros.

—Y no me mires— murmuré caminando como un oso hasta mi armario.

—¿Me dices eso luego de lo de anoche?— susurro con una risita.

—Callate, no estaba en mis 5 sentidos— excuse buscando algo que ponerme, además de un sostén.

El río y se levantó poniéndose detrás de mi y quitándome la sabana, iba a gritar pero sus labios chocaron con los míos, me beso sutilmente y luego sonrió un poco.

—Buena vista.

—Te pued-..— escuché unos pasos subir las escaleras y me escandalise.

—Jude mi papá— susurré mirándolo, Jude alzo las cejas y sonrió.

—¿Y si me ve?— agarro mis manos para que no pudiera empujarlo.

—Te voy a matar Bellingham— rodé los ojos y como pude lo metí al baño con todas sus cosas, me puse algo decente y justo cuando mi padre iba a tocar la puerta, logré abrirla.

—Bueno días— sonrió. —¿Cómo dormiste querida?

Odiaba mi mente, si, demasiado.

Los recuerdos me nublaron por unos instantes, dejando que me sienta un poco avergonzada por recordar eso con mi padre de frente, pero sonreí un poco a medias.

—No dormí tan bien, había una mosca molestando— alce un poco la voz.

Mi padre rió y acaricio mi cabeza dándome un beso en la frente.

—Si quieres más tarde te paso a buscar para que vallamos a tomarnos un café.

Extrañada, intentando disimular mi incomodidad, era raro que mi padre fuera tan amable conmigo, sobre todo los últimos días. Quizás la tensión de que me hubiera revelado ante sus reglas había disminuido. Realmente no quería pelear con el, ya me estaba rindiendo de que intentará ser independiente y el frenara mis objetivos solo por intentar protegerme.

—Te aviso cualquier cosa, creo que iré a buscar unas cosas en la universidad antes de comenzar mi penúltimo ciclo.

El asintió y se despidió, cerré la puerta con llave y solté un suspiro, veía como Jude salía de el baño vestido pero con una cara extraña, como de desagrado.

𝐅𝐈𝐄𝐁𝐑𝐄│𝖩𝗎𝖽𝖾 𝖡𝖾𝗅𝗅𝗂𝗇𝗀𝗁𝖺𝗆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora