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Grecia, Mykonos. "Fiebre"










Valentina

—¿Te puedes largar?— murmuré molesta intentando apartarlo.

—No.

Rodé los ojos e intenté empujarlo pero sus brazos me agarraron la parte exterior de la espalda, quedando estática.

—¿Por qué tienes tanto miedo?— dijo frunciendo las cejas.

—¿Miedo a qué?

—Al amor.

Rei y mordí la comisura de mis labios.

"Nunca me enseñaron a confiar en mi misma", fue lo único que pensé al mirar sus ojos, viendo que el si estaba siendo sincero.

—Responde.

—Mejor, yo..— trague saliva. —No es el lugar y el momento para hablar de esto Jude.

—Si no lo es vámonos de aquí, quiero y necesito hablar contigo.

Suspire jugando con mis dedos.

—Tu viniste con tus amigos.

—No me importa, si necesitas hablar, nos podemos largar hasta la otra punta del mundo, Valentina.

Mi corazón latio fuertemente, jamás esperé recibir palabras de afecto tan lindas de una persona ajena que no fuera mi familia, de alguien que se esforzará por demostrar que me necesita.

Lo mire a los ojos y suspiré.

—Creeme qu-..— pare cuando escuchamos a alguien carraspear detrás y ambos giramos.

Era Mateo, el cual miraba con unos ojos de sorpresa, ya había funado a Jude con el como 2000 veces, así que esto era nuevo.

—Hola Jude, un gusto conocerte- añadió mi hermano extendiendo sus manos.

—El gusto es mío...

—Mateo— sonrió.

—El gusto es mío, Mateo— comento Jude.

—¿Me das un minuto con ella?— pregunto sutilmente a lo que el británico asintió sin problemas.

Sentí como su brazo me agarraba y me jalaba a un costado, lo suficientemente lejos para que el moreno no llegara a escuchar, bueno, aunque español no entiende muy bien.

—¿Me puedes decir que haces con Jude?— frunció las cejas. —Me dijiste que irías a la barra.

Rei mal pensando lo último que había dicho.

—¿De que t..guarra— frunció las cejas. —Tia que estás.

—Se te salió el acento de papá— rei.

El rodó los ojos y se cruzó de brazos esperando mi explicación.

—Yo me pedí en la barra un vaso de limonada con ron, ví que estabas entretenido y quería salir un rato de ahí— expliqué.

—¿Yyyyy?

—Jude llegó solo.

—Claro, ahora yo soy Afrodita.

𝐅𝐈𝐄𝐁𝐑𝐄│𝖩𝗎𝖽𝖾 𝖡𝖾𝗅𝗅𝗂𝗇𝗀𝗁𝖺𝗆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora