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pov's omnisciente

Ella lo miró a los ojos, notando como los ojos chocolate oscuro del moreno se iluminaban, con una sonrisa de medio lado, como si las palabras que ella dejo caer de su boca eran las más esperadas en su vida.

El dejo un casto beso en los labios de la rubia, pero no todo era color de rosas, se escuchó una bocina de un auto estacionarse en el frente de la casa, algo que llamo la atención de la española, rápidamente corrió y asomo su vista por la ventana, viendo que eran sus padres bajando de la camioneta.

Casi se cae de la impresión, rápidamente agarro la chaqueta del británico y sus manos.

—Te explicó luego, ahora te meteré a mi habitación y te quedarás hay— susurro la rubia.

El frunció las cejas, dispuesto a preguntar pero prefirió callar. Ella como pudo, subió las escaleras con el jugador atras, entraron a la habitación y ella cerró la puerta.

—Jude, escondete aquí y por nada del mundo salgas— sentenció la ojiazul.

El se mordió la comisura de sus labios y sin más, asintió sentándose en la cama dejando que ella salga de la habitación.

Valentina

Acomode mi cabello, intentando parecer normal. Los nervios me tenían los pelos de punta, mis padres me matarían al saber que tengo un chico en la casa y peor si fuera un futbolista con el que mi padre hizo tratos.

La puerta se abrió y entraron ambos con una sonrisa acogedora.

—¿Hiciste galletas?— sonrió mi madre, con un poco de vergüenza, asentí.

—Desde afuera hue-..— mi padre se quedó pensativo mientras olía.

“Abuela, si me escuchas, ayúdame y sácame de esta” fue lo unico que pense al ver a mi padre fruncir el cejo.

—¿Que pasa?— me rasque la nuca.

—¿Por qué huele a colonia de hombre?— me miró mi padre extrañado.

Trague saliva al escuchar esas palabras, quería matarme a mi misma por no pensar lo astuto que era mi padre.

—Oh, fue el idiota de Mateo, vino a cambiarse y se fue de nuevo— intenté sonar neutral, sin algún tapujo o tartamudeo.

Mi padre se rió.

—Por fin me escucho al decirle que cambiará esa colonia rancia que siempre traía puesta— suspiro riendo.

Negué intentando disimular.

—¿Qué hace este libro aquí?— pregunto mi madre mirando el libro de inglés.

—Estaba estudiando...un poco— acomode un mechón detrás de mi oreja.

Ell me miró extraño mientras reía.

—Hija pero si tú sabes inglés a la perfección..— frunció las cejas.

Dios, no me estás ayudando.

—Repasar unas cuantas palabras no está mal— murmuré nerviosa.

Ellos sintieron y se rieron.

—Tu y tus ocurrencias— sonrió mi padre.

—Y, ¿ustedes que hacen aquí?— me acerque a la cocina para sacar las galletas de la refri.

—Algunos socios no podían asistir a la reunión así que cambiamos la fecha— murmuró mi mamá probando una galleta. —¿Utilizaste mi receta?— sonrió.

Asentí y guarde el libro de inglés en la estantería.

—Bueno, hablamos mañana mi amor, realmente estamos cansados— menciono mi papá cruzando a su habitación.

𝐅𝐈𝐄𝐁𝐑𝐄│𝖩𝗎𝖽𝖾 𝖡𝖾𝗅𝗅𝗂𝗇𝗀𝗁𝖺𝗆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora