First day and first kiss

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El uniforme era ridículamente ajustado. Aunque a la castaña le asentaba bastante bien, según su compañera de cuarto, Bada. Tuvieron una agradable química, ambas tenían muchas cosas en común: como el amor por ciencia, por los libros y casualmente por Taylor Swift. Aunque Bada era más tímida, pudo confiar rápidamente en Hope, esto le alegraba.

Su compañera era asiática y su pronunciación era impecable, no podía imaginarse aprenderse todo un idioma a la perfección.

Iban charlando por el camino sobre la aritmética, a muchos les parecía aburrido, incluso a Freya y Colin, pero con Nada era diferente, le aliviaba el hecho de tener a alguien con quién conversar.

Todo estaba maravillosamente bien.

—¿Te sabes tus horarios?— Cuestionó la asiática cuando estaban en frente del portón de la escuela.

—Oh no ¿Crees que tal vez me pierda?

—No lo harás — Arrastró su mochila hacia el suelo y la abrió dando a conocer una lista con los horarios y ubicación de cada salón —. Ten, te lo presto. Me encargué de aprenderme de memoria los míos.

—Eres mi salvación B.

Ella asintió en agradecimiento y se adentró en la escuela. Hope se sentía pequeña en un lugar con semejante edificio vigoroso, sentía que sus conocimientos no eran suficientes a comparación a los de los demás estudiantes. Porque había oído de algunos y todos daban la talla, eran eruditos y talentosos. En otras otras palabras, no se sentía digna de Cambridge.

—¡Oye! ¿No vas a entrar?— El rostro de su nueva amiga apareció detrás de la puerta otra vez.

Un paso más. Y lo dió, subió el escalón, atravesó la entrada y sintió el aroma a secundaria nueva y aseada. Ya era una estudiante de Cambridge.

No lo arruines.

Se dijo y prometió a si misma que sería su año.

—Te veo en un rato supongo— Habla su amiga despidiéndose con su mano.

—Vaya, que hermosura— La azabache sonrió para si misma. Debía aprovecharlo, no permitiría que pensamientos intrusivos de falta de seguridad arruinaran el momento.

Revisaba el horario para luego localizar la ubicación de cada salón, hasta que encontró el correcto.

—¡Gibson!— No pudo percatarse de la identidad de la persona que gritó, pero la empujó desde espaldas hasta dirigirla hacia la habitación del conserje. El lugar estaba oscuro, ella se encontraba preocupada, con qué derecho la podrían tratar así.

Cuando la persona encontró un foco, lo encendió. Sus ojos se quedaron en blanco y su corazón se alteró abruptamente por alguna razón. Pero su expresión reflejaba irá y molestia.

—¿¡Tu!? ¿No te cansas de seguirme?

—¿Por qué me culpas? ¿¡Tu qué haces aquí!? A mí me enviaron el email.

Oh no.

Freya y Colin malditos hijos de... Voy a matarlos.

¡Si! ¡Claro!.... Es que, bueno, yo.... También me lo enviaron.

—¿Te estás burlando de mí?

—¿Tengo cara de estar bromeando?

—¿Me estás preguntando si eres un payaso? Porque no creo que te guste la respuesta.

La castaña resopló irritada, solo su enemiga podía convertir el primer y el mejor día de su vida en una catástrofe.

—El punto es que me enviaron de vuelta el email, quizá haya sido un error, creí que te habían escrito o algo así.

El Año De Intercambio- CC WalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora