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Me había encerrado en mi habitación con llave, no sé ni para qué, estoy sola en casa, pero el terror que tengo por la pequeña posibilidad de que mi tío esté cerca me mata.

No quiero que vuelva a pasar, no otra vez...

Me levanté y me metí en la bañera, allí encendí el grifo y pude sentir el agua congelada mojando mi ropa. La escena de mi tío tocándome, que se repetía, me daba ganas de vomitar.

Su mano subiendo por mi torso, ahogándome, quitándome el uniforme del colegio, como apretaba mi cadera.

— No grites, pulguita, lo vas a acabar disfrutando.— susurraba.

Me estaba destruyendo permanentemente con algo que a él le parecía excitante.

Mi teléfono al otro lado de la habitación llamó mí atención, al salir de la bañera me acerqué al teléfono y vi que era Iván llamándome. Elevé el dedo y respondí.

— ¡Hola Oliv!, ¿qué te parece tú y yo en el parque dentro de 5 minutos?— por su tono de voz pude notar la emoción que me creó una sonrisa.—¿Oliv...?

Sin darme cuenta me había quedado callada pensando en todo y a la vez en nada, dejándolo sin respuesta.

— Oh, perdón. Me parece una gran idea.

— Perfecto. Voy a por tí. Hasta ahora.

— Hasta ahora.

Iván colgó la llamada y yo pude notar una lágrima cayendo por mi mejilla. No estaba en mi mejor momento, no, pero no quería que nadie sepa de esto.

Salí del baño y me cambié por la primera cosa que encontré.

Esperé sentada en mi sofá a Iván. Cuando llegó salí y me acompañó al parque.

— ¿Te ocurre algo?, te noto distinta.

Yo solo lo miré a los ojos unos segundos antes de responder.

— No, tan solo estoy exhausta por todo.

Su brazo pasó por mi cintura dándome la vuelta, poniéndonos cara a cara.

— Pues quiero que te olvides de todo y..., ¡Piensa rápido!— exclamó antes de empujarme haciendo que caiga en sus brazos.

— ¡Tonto, ten cuidado!, casi me matas.— me moví un poco algo preocupada por si le estaba haciendo daño.

— Hazme caso, en mis brazos nunca te vas a morir, bella dama.— rió.

— ¿Bella bama?, ¿Ahora eres un romanticón?

— Siempre lo he sido, que no lo demostrara es otra cosa.

Lo miré con una ceja levantada.

— ¿Desde siempre?— pregunté divertida.

Nos miramos a los ojos.

— Vale, puede ser que haya buscado en internet como tratar con una chica, pero siempre he dado besos así que sí, todo el tiempo he sido romántico.

Me reí por la estupidez que acababa de decir.

— Tú siempre has dado besos..., Mmh..., creo que sí que eres romántico. De hecho, eres el chico más romántico del planeta.— bromeé.

— ¿Acaso no te fías de mis besos?

Iván agarró mi cuello delicadamente y me susurró:

— Te haré fiarte de ellos.

Después de eso me besó de una manera dulce pero a la vez con deseo.

Era increíble como Iván me hacía olvidar todo lo malo con solo hablar, él es tan perfecto...

𝘼𝙢𝙤𝙧 𝙋𝙤𝙧 𝘾𝙤𝙣𝙫𝙚𝙣𝙞𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖 // 𝙎𝙥𝙧𝙚𝙚𝙣𝘿𝙈𝘾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora