Cuando vi su rostro, pensé en muchas cosas, como en lo afortunadas que eran algunas personas, no es que menosprecie mi apariencia ni mucho menos, pero reconozco el nivel, entonces, en medio de mi deseo de alimentar la mirada, sus ojos chocaron direc...
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Dos meses más tarde
—Significa mucho para mí que estés acompañándome este día, Hazel.
—Si, iré a revisar cómo va la decoración.
Yenn asiente, sus ojos dejan de ver a los míos y vuelve a concentrarse en su propia imagen en el espejo. Tengo que admitir que el vestido es precioso y la hace lucir como una princesa de cuento de hadas, que es lo que ella quería lograr al elegirlo, supongo.
—Oh, si ves a mi prometido, dile que estoy ansiosa por verlo.
Por supuesto, son las tareas tontas de una dama de honor, el vestido que traigo puesto es el recordatorio de que no puedo quejarme porque yo acepté hacer esto, después de todo, gracias a que Jimin fue mi novio primero fue que tuvo la suerte de enamorarse de mi mejor amiga cuando los presenté. No es que pensara que la del vestido blanco sería yo, para nada.
Jamás.
Llegando a recepción solo puedo pensar en que esto es una pesadilla, flores en todas partes, la iluminación es tenue y aburrida con el fin de hacer destacar a los novios, están los invitados buscando sus lugares asignados, desde aquí puedo ver a los padres de Yenn hablando y sonriendo a todos los que se acercan para felicitarlos porque su hija tendrá de esposo a un joven exitoso.
—¿Aburrida tan pronto?— hablando del rey de Roma.
Siempre le dije a Jimin que el blanco es su color porque lo hace brillar, parece que me ha tomado la palabra para esta ocasión pues su traje es blanco, la corbata destaca al ser rosa claro, lo mismo las florecillas en su bolsillo. Lo único que no combina con toda su apariencia es su cabello negro.
—Tienes veinticinco años, aparecer detrás de las personas es infantil. Ya madura.
—Tienes veintisiete años, tu envidia es irracional. Ya madura.
—Deja de ser gracioso cuando tú lo dices, agradecería que no te acerques tanto— doy dos pasos a mi derecha, nos están mirando—Yenn ha llamado a la prensa, créeme cuando te digo que ya tengo suficiente con ser llamada la mujer del medio, no necesito el título de amante en los titulares.
—Eso no habría pasado si no hubieses hecho de nuestra relación algo de conocimiento público.
—Es cierto. Es mi culpa haber querido presumirte.
—Mi madre ya se ha encargado de hacer desaparecer toda prueba existente de que alguna vez estuvimos juntos para evitarte malos momentos— suspira, se acerca los dos pasos que yo me he alejado— tranquilizate para poder llevar las cosas en paz entre nosotros, estoy seguro de que dijiste que no te importaba en absoluto que yo esté con Yenn.
