Malditas muletas

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–Nahomi, ¿qué haces aquí…?–

La mujer suelta la maleta que trae en las manos y salta al cuello de Ethan y lo abraza fuertemente

–Ethan, no puedo seguir así sin ti–

Me quedo inmóvil a unos metros de la entrada, observando la insolencia de la mujer.

–Nahomi, tranquila, cuéntame que pasó–

–Lo intenté Ethan, intenté olvidarte, pero es imposible, no puedo vivir sin ti, por favor, perdóname por ser tan estúpida, dame otra oportunidad, te prometo que te ayudaré a olvidar a esa chica rara, te lo prometo–

–Por favor, no digas eso, escúchame, Tara es…–

La muchacha pone su largo dedo achocolatado sobre los labios de Ethan y lo silencia

–Shh, yo sé que aún me amas, lo veo en tu mirada, no me has olvidado Ethan– lo besa frente a mí, lentamente.

Mi mal presentimiento contra esta mujer siempre tuvo fundamento, acallar mis emociones fue lo peor que podría haber hecho. No pienso seguir en este sitio. Ethan la ama, eso está claro, de otro modo, la hubiese rechazado al instante. Doy media vuelta enfurecida,

Malditas muletas

Mi corazón quiere retirarse más rápido de lo que mis piernas me lo permiten, resbalo y caigo haciéndome notar. Ethan entra de nuevo en sí,

–Tara–

–¡No Ethan, déjame! – intenta ayudarme a ponerme de pie –¡que me sueltes!–

Salgo al patio trasero, el romanticismo que hay en el aire queda truncado cuando aparezco afligida y entre lágrimas.

–Tara, cariño– mi madre me toma del brazo

–Papá quiero irme de aquí por favor, AHORA–

–¿Estás bien hija?–

–No. Por favor, ya no puedo seguir aquí, quiero irme a casa–

Ethan se acerca a mí

–Tara, por favor, escúchame–

–¿Qué me vas a decir Ethan, que lo que ví no fue lo que parece?–

–Exactamente–

–Basta Ethan, nunca debiste dejar que Nahomi se vaya, tú mismo sabías lo que sentía por ti, no te hagas el inocente ni quieras lavarme el cerebro ahora, ve con ella, y ya deja de compadecerme– cruzamos la enorme casa hasta la salida, Nahomi se ha sentado en el sofá

–Tara no estoy contigo por compasión– mis padres y yo subimos al automóvil –¡Tara, estoy contigo porque te amo!– Grita mientras el automóvil se pone en movimiento

Nos marchamos.

—————

Nadie profiere una sola palabra, la tensión llena el aire, me dirijo a mi cuarto, cierro la puerta con fuerza, dejo las muletas caer y me lanzo a la cama con la cara entre las almohadas, lloro como si me fuera a salir el alma. Siento que el corazón se me desgarra cada vez que vuelve a mi mente la imagen de Ethan y Nahomi besándose.

Caminando a tu Lado|Andrea GallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora