"Caminando a tu lado"

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La alarma de mi reloj suena a las 06:30 am. Estiro el brazo y la apago. Me estiro en la cama con una sonrisa puesta. Hoy será un gran día, Ethan pasará a recogerme en dos horas y pasaremos el día juntos. Hace tiempo llevo ejercitándome en la cama antes de levantarme, me quito la manta de encima, dejando expuestas mis blancas piernas y unos shorts a rayas rosas. Levanto primero la pierna derecha lo más alto que puedo sin doblarla, lo repito unas cinco veces,  y luego hago lo mismo con la izquierda. Tomo dos pelotitas amarillas con una sonrisita dibujada y en cada mano sostengo una y las aprieto, me causa gracia ver como se desmoldan en mis manos.

Me siento en la cama, me giro sobre mi misma hasta el borde de la cama y me apoyo sobre las manos, hago un movimiento y me columpio sobre la silla de ruedas. Bajo los pies sobre el reposapiés. Pongo música en mi celular y me dirijo al baño, frente al espejo de cuerpo entero, me quito la blusa, luego intento levantar mi tracero de la silla y bajo mi short hasta las rodillas, me vuelvo a sentar y me lo bajo hasta los pies. Tomo mi cepillo de dientes del estante y le pongo pasta dental, me empiezo a cepillar y me acerco a la ducha, abro el grifo y espero a que el agua esté tibia. Me enjuago la boca y me bajo con cuidado de la silla, me siento sobre una sillita bajo la ducha.

Por fin, la dignidad devuelta. Al fin puedo darme una ducha sola y en la tranquilidad de mi privacidad.

Disfruto mientras masajeo lentamente mi cabello lleno de espuma, me enjuago y dejo que la espuma recorra mi cuerpo, el agua tibia que cae me acaricia la espalda y la nuca, cierro los ojos mientras me concentro en la letra tranquila de la canción que suena: For The Lover That I Lost, de Sam Smit.

Salgo de la ducha con la toalla envuelta, abro el armario y elijo unos leggings negros y una blusa fucsia. Me dirijo frente al espejo y me observo por unos minutos, desnuda; me rozo los dedos sobre mis cicatrices , tengo una vertical en la parte de las costillas, otra pequeña en el pecho por arriba de mis bubis, y una en el vientre. Aprendí a amarlas, pues son parte de mí, mi recordatorio del valor de la vida, pues gracias a estas cicatrices probablemente sigo viva. Recuerdo que en unos minutos serán las ocho y me  pongo la ropa.

Mientras me seco el cabello frente al espejo oigo caer un WhatsApp, apago ma secadora y reviso el teléfono

Ethan 💕
—“Buenos días Tara, cómo amaneciste?. En unos minutos paso por ti, ¿está bien?”

Buenos días, estoy excelente, te espero, casi estoy lista. Llama antes de llegar, por si mi papá sigue en casa y te ve llegar—

Claro, no queremos problemas :)—
Guardo el teléfono y me sigo secando el cabello.

————

Voy a la cocina, papá está atareado caminando de aquí para allá con una taza de café en una mano y el teléfono en la otra

—Si Gus, lo sé, dile al jefe de obras que mañana llegará el pedido, puede ir colocando las baldosas entre eso— papá calla unos segundos, mientras pasa y me da un beso en la frente, mueve los labios sin pronunciar las palabras —“buenos días cielo”— lleva la taza ya vacía al lavavajillas, —lo sé, te agradezco, enseguida voy y arreglamos esto—

Mi teléfono suena, Ethan me llama

—Hola— digo en voz baja

—Hola mi am…— se aclara la garganta —...Tara— me sonrojo  —supongo que si susurras es porque él está por ahí—

—Si, dame unos minutos—

Ethan corta la llamada, al igual que Fred

—¿vas a salir?—

Me quedo en blanco

—Ahm, si, iré a la fisioterapia— (no miento)

—¿Mamá irá contigo?

—Eh, no, iré con alguien más

—¿ah si? ¿Con quién?

—Ehh…— su teléfono vuelve a sonar

—Lo siento cariño, debo irme, cuídate.

Salvada por la campana

————

Ethan aparca frente a un café muy concurrido, baja del automóvil mientras me quito el cinturón y abro la puerta, él acerca la silla de ruedas a cierta distancia de la puerta, me pasa el brazo derecho debajo de los muslos y me rodea con el izquierdo detrás de la espalda, me agarro de sus hombros, me levanta y me sienta en la silla. Intenta empujarme

—Yo puedo, no te preocupes— le digo

—¿Segura?

—Sí, prefiero que camines a mi lado, me siento mejor así —

—ok, entonces, aquí estaré, caminando a tu lado— nos miramos y sonreímos.

Estamos sentados a una mesa en una esquina con ventanal, comiendo donas y media lunas con chocolate caliente.

—mmm— cierro los ojos —las donas de Doña Lidia siguen siendo igual de deliciosas que hace cinco años—

—¿tú crees?

—¡¿que dices?, si es como tocar el cielo, están riquísimas!— disfruto cada mordisco.

Ethan me mira mientras disfruto del desayuno.

—¿Qué tanto me ves?

—Te extrañaba tanto Tara, de verdad, mucho.

Me sonrojo mientras me limpio la boca y los dedos con una servilleta

—No quiero ser imprudente, ni presionarte mucho menos, pero, debo preguntarte esto, tan solo una vez, y si no quieres volver a hablar del tema, lo enterramos aquí…

Lo miro atenta, él suspira y baja la mirada, se sonroja

—Tara…— le tomo de la mano, me mira —Tara yo nunca dejé de amarte, siempre supe que volverías, siempre soñaba con el día en que podamos estar juntos de nuevo, pero, estoy consciente de que las cosas cambiaron, y que ya no somos niños, y, entenderé perfectamente si no estás lista para esta conversación—

—Ethan— pronuncio sonriendo, a punto de derramar una lagrima de felicidad —No sabes lo feliz que me has hecho, no sabes cuánto estaba esperando estas palabras tuyas, pero pensaba que quizá tú no estabas listo para esto—

—Lo estoy Tara, ya no quiero estar ningún día más sin ti—

Me limpio las lágrimas con una servilleta. Ethan se acerca y me abraza

—Te quiero tanto— me susurra




Caminando a tu Lado|Andrea GallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora