Caminando a tu Lado|Andrea Gallas

Muletas

19

Mamá limpia con delicadeza las heridas abiertas en el rostro de mi padre. Este se queja, toma el hielo envuelto en tela y se lo aplica sobre el chichón en la frente. Me mira

-Papá...-

-Mira a donde hemos llegado hija-

-Lo siento tanto papá-

-Volvería a golpear a ese joven si lo vuelvo a ver junto a ti-

-Papá, me duele tanto que actúes así-

-No Tara, tú me has decepcionado, has llegado demasiado lejos con esto-

-Lo sé, no quise que todo pasara así, pero no me dejaste opción papá-

-Sí, te di la opción de alejarte y olvidar a ese hombre-

-Esa no es una opción papá.- bajo la mirada unos segundos -Papá, escúchame por favor, yo te admiro, te amo y te agradezco todo lo que has aguantado y luchado por mí, por dedicarte tanto a cuidarme, pero ésta, esta es mí decisión, por favor acéptala, solo dame la oportunidad, date una oportunidad tú mismo de conocerlo mejor-

-Tara, por su culpa casi te pierdo, ¿cómo me pides algo así?-

-Fue un accidente papá, ya lo hablamos, podría haber ocurrido incluso contigo allí-

Papá suspira, mamá toma su mano con dulzura

-Cariño, escúchala, dale esta oportunidad, se está recuperando, no podrás retenerla por siempre ¿vale la pena esta discusión? Ethan parece un buen chico, se ve que ha madurado y ama a nuestra niña, déjales intentar retomar su vida, recuerda que estaban comprometidos, esa no es poca cosa, es algo serio, a los ojos de Dios ellos ya son una pareja, sin importar todo lo que ha pasado ni el tiempo que ha pasado-

-Está bien, ya basta, ustedes ganan-

Debo controlarme para no estallar de alegría, al fin todas las piezas parecen caer en su lugar. Papá se acerca a mí y me abraza

-Tu felicidad es lo único que me importa, mereces ser feliz-

-----

Las semanas transcurren rápido, Ethan está muy feliz de que mi padre ya no se oponga a lo nuestro. La vida parece haber presionado el botón de play para todos, papá prosperó con su empleo, Sam ha madurado, y su esposa espera un pequeñín, mamá siguió sus cursos particulares de la biblia y se ha hecho Testigo de Jehová, en realidad no hablamos mucho de eso, pero valoro los consejos que me da y trato de aplicarlos pues noto que a ella le sirven en su vida, y finalmente, Ethan y yo volvemos a estar juntos, rodeados de nuestras familias. Su madre es una mujer muy dulce, me regala un pequeño ramo de flores de su jardín cada vez que voy con Ethan a visitarla.

Ha pasado mucho tiempo desde que desperté de aquel coma, hoy es un gran día para mí, pues he dejado la silla de ruedas a un lado y dije "hola" a las muletas hasta que mi espalda sea capaz de soportar el peso de mi cuerpo y mis tendones se flexibilicen del todo.

Ethan ha invitado a ambas familias a almorzar juntos. Me impresiona lo educados que son sus padres a pesar de estar divorciados, qué bonito cuando una ex pareja mantiene la cordialidad y amistad y acaba en buenos términos una relación que ya no funcionaba ni los hacía feliz, aunque mi madre dice que siempre hay una solución para los problemas maritales, a excepción de un engaño, que es cuando la parte inocente puede decidir si perdonar o separarse.

Por la tarde pasamos a la parte trasera de la casa de Ethan, a la piscina. Mamá me pone bloqueador solar en la espalda y brazos, me acuesto boca abajo sobre una de las tumbonas. Laura se sienta a mi lado, su pancita resalta con lo brillante de la crema solar, tiene puestas sus gafas de sol y se relaja en la tumbona. Mamá se ha metido al agua, junto a Sam, mi padre y la madre de Ethan. Augusto, el padre de Ethan trae unas botellas de cerveza en una champanera con hielo. Me pasa una.

Nos divertimos un montón, nuestros padres cuentan anécdotas de época de su juventud y de cuando sus hijos fueron pequeños. Llegando el atardecer, bajo la luz de las lámparas amarillas y un poco subidos de copas, Augusto pone canciones románticas, se acerca a su ex esposa y se ponen a bailar, mis padres se les unen, Ethan se me acerca, me pasa la mano, me ayuda a ponerme en pie

-¿Me concedes esta pieza? - nos acercamos lentamente a las otras parejas, poso mis pies sobre los suyos y me dejo llevar mientras me sostiene y baila. Bailamos hasta que el timbre nos interrumpe.

-ya vuelvo, iré a ver quién es-

-Quizá es el de las pizzas, te acompaño- digo

Ethan se adelanta, tomo mis muletas y camino tras él, abre la puerta y no puedo creer a quien veo.