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— Buen día, Princesa —se acercó a saludar el tío.

Se veía más tranquilo,— ¡Tío Kuni! —le dí un abrazo fuerte.

— Cuidado nena con el termo —me reí —tomá, te dejo que voy a saludar a los pibes.

Me dejó el termo y las facturas. Me dispuse a verlos a lo lejos mientras acomodaba las cosas, no había ninguna mesita cerca, así que me senté en el piso con el termo entre las piernas para que no se caiga.

Kun saludó a los pibes que habían llegado antes, a Juli y compañía, se llevaban bien, se los veía unidos. Papá se había acercado a ellos dándole palmadas en la espalda al tío.

A lo lejos escucho más risas, más jugadores, pensé.

— ¡Giole! ¡Nena, cuánto tiempo! —se acercó Foyth, con Rulli y el Papu.

A Rulli lo tenía de vista, el Papu era mi otro tío postizo y Foyth era un antiguo amigo. Antiguo.

— ¿Qué onda? ¿Qué hacés por acá? —me preguntó agachándose a saludar.

El tío me miró, estaba atrás de Rulli, me hizo seña; "ojo con estos dos". Como si no los conociera, jajant.

— Hace poco llegué al país, estoy de visita por la AFA —dije sarcásticamente — papá me trajo directamente, así que, ¿Mates?

El tío se acercó a darme un abrazo, se sentó conmigo y se robó una factura.

— ¡Eh! ¡Alejandro, esas son mis favoritas! — lo miré riendo— ¿Qué te robas mis facturas, eh?

— Cállate que seguro las trajo Sergio — me sacó la lengua y lo ignoré.

Foyth me miraba, igual que el torito, la misma mirada. ¿Tan pajeros son?

Rulli me saludó de lejos y se unió al resto de los pibes. Foyth al rato hizo lo mismo, justo en ese momento el tío me dijo lo que ya estaba pensando — Ni se te ocurra acercarte a ellos, te lo digo de una eh — lo miré, esperando que diga más — van de piba en piba.

— Lo sospechaba, igual no me interesan— me guiñó el ojo, se levantó y se fué, a lo lejos me gritó — ¡Igual parece que ya tenés a un interesado!

¿? Claaaaro, tío, claaaaro

Kuni volvió al rato, fueron llegando más jugadores pero no les presté atención, estaba metida en la conversación con el tío.

— Entonces loca, ¿Hace cuánto no podés ver un partido? —me preguntó, dándome un mate dulce, justo como me gusta.

Suspiré. —Hace años. Creo que desde el 2019 no veo uno— casi se atraganta con una factura de dulce de leche.

— ¿Posta boluda? —asentí— Entonces no conoces ni la mitad de los que están acá, ¿No?

Volví a asentir. Masomenos, algunos eran mis tíos y otros los tenía como conocidos.

— Si te digo te miento, se me olvidan las caras, ya sabés —le devolví el mate mientras miraba el grupo de tipos en ronda, escuchando a su entrenador — algunos los reconozco, otros se me olvidaron hasta el nombre aunque sus caras me suenan.

Me mordí el labio, no quería volver al pasado.

— Te ayudo entonces, mirá — señaló hacia donde estaban todos— los dos que están allá a la izquierda de tu viejo está Lisandro Martinez y el Cuti Romero.

A Lisandro ya lo conocía, no quería ni verlo.

— Al lado de ellos están Juli, que ya sabés, tremendo el nene — reí, me pasó otro mate— y Enzo Fernández, Enzo jugó en River, creí que ya lo conocías.

¿Enzo, eh? Ese era el que nos acompañó a desayunar hoy temprano.

— No, no lo conozco — le devolví el mate— pero parece muy amigo de Juli, hoy a la mañana nos acompañó a desayunar.

Kuni me miró con una ceja alzada— Es re gato, con ese no te metas.

Me reí, — ¡Tío! ¡No me voy a chapar a cualquiera que vea!

Negó con la cabeza, — Eso nunca lo sabremos nena, ya estás grande y sos hermosa, cualquiera de estos tarados estaría con vos.

Me reí, negando, pero sí. Lo más probable es que tenga razón, al final él los conocía mejor.

— Allá, el alto de verde, es el Dibu —el alto de dos metros, pensé — Emiliano Martínez, la está rompiendo como arquero.

Asentí, y seguí escuchando — al lado está Armani, que ya lo conocés, luego está Lautaro Martinez— ¿Cuántos Martínez hay?

— Ese tipo es una masa, no tenés idea cómo juega, la está rompiendo en el Inter — me sorprendí, así que el torito llegó lejos eh.

— Al lado suyo, están los que ya conocés; Ale, Lo Celso, Pezzela, Correa, Rulli, Tagliafico y De Paul.

Sí, ellos sí, ya los conocía. Al menos de lejos.

— ¿Quién falta? Ehhh— hizo seña como si se acordara y señaló— esos que acaban de llegar son Palacios y Alexis Mac Allister, el que está atrás de ellos es el huevo acuña, y los últimos dos son Dybala y Leandro Paredes.

Los miré de arriba abajo, esos sí me gustaban, me reí sola.

— ¡No! Nena con esos tampoco— incrédula le pregunté

— ¿Ah, sí? ¿Entonces con cuál? — entrecerró los ojos, y negó riéndose

— Si tu padre supiera, estás acabada— bueno sí, ponele, no es que le importe mucho.

— Supongamos.

Nos quedamos un rato en silencio, viéndolos jugar, hasta que me pregunté dónde estaban el resto.

— ¿Y los tíos? —no vinieron, nunca faltan— ¿Dónde están?

Algo que me gusta de Kun es que nunca tiene la intención de mentir, pero cuando lo intenta no le sale — Sos pésimo para mentir eh, no cambiaste tanto al final.

Se rió, — ¿Ah sí? ¿Qué cambié entonces?

Hice gesto, arrugando mi cara, haciéndole entender que el cambio era la edad.

— ¡Qué pendeja de mierda! —me reí, y salí corriendo antes de que me revolee el mate.

— ¡Estás viejito, tío! — empezó a seguirme pero no me alcanzaba.

Nuestros gritos eran tan obvios que todo el plantel presente nos miraba correr por la cancha, — Scaloni ¡Vení acá, pendeja!

Me reí a carcajadas hasta que me tropecé y caí, ahí sí me alcanzó. No podía dejar de reír, honestamente cuando estaba con él era como sentirse de la familia correcta.

Me hizo cosquillas y mi risa se escuchaba más fuerte todavía, —¡No, no! —me retorcía de la risa— ¡Me retracto! ¡Estás joven!

Peor, para qué dije.

— Sos wacha, eh — se había cansado de correr, me miró nomás y se rió — dale levantate.

Volvimos caminando, entre bromas, hasta que escuchamos que nos llamaban.

— ¡Kun! ¡Gio! ¡Vengan acá con nosotros! —era papá, nos hacía señas para que nos acerquemos.

Nos miramos, el tío y yo, y fuimos. Esperaba todo menos que me hagan correr con ellos, así que, poco me importaba.

El tema es que ahora ya no era únicamente el torito y Enzo los que me miraban de esa forma, el grandote de dos metros y los dos ojitos claros también. Tenían esa sonrisa de oreja a oreja que solo se ve en cumpleaños.

Acá estoy muerta, pensé.

La hija de Scaloni © BloomyquoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora