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toc toc toc

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toc toc toc

- No abre la puerta, ¿Qué hacemos? -voces se escuchaban afuera y yo solo quería seguir durmiendo.

- ¿Y si tiramos la puerta abajo? - ¿Mh? ¿Eh? ¿Qué?

- Dale pelotudo, no- volvió a escucharse el toc toc toc- Gio soy yo, abrí la puerta, porfa.

Me levanté como pude, bostecé y me fuí al baño para limpiarme la lagaña.

- ¿Y si no está acá? -otra voz- por ahí se fué.

- No creo, Scaloni dijo que estaba acá.

Suspiré. No reconocía las voces, me dolía la cabeza y tenía hambre.

toc toc toc

- ¡YA DEJEN DE TOCAR LA PUERTA! -grité desde el baño.

- ¿Vieron? Está ahí, les dije - esa voz la reconocí. Aj.

Me miré al espejo, no sé cuánto había dormido pero me sentía fatigada, me veía pálida y con ojeras. Terrible.

Con la pereza más grande abrí la puerta y vi tres cabezas asomándose por el pasillo.

Antes de poder decir algo, uno de ellos me alzó.

- ¡VOLVISTE!-Julian me tenía agarrada de la cintura, la mitad de mi cuerpo miraba para abajo y la otra mitad eran mis patas hacia arriba- CULIA' ATENDÉ EL CELULAR PA'A QUÉ LO TENES.

- LA CONCHA DE TU HERMANA GIL BAJAME - apenas toqué el suelo, lo abracé. Juli fué mi mejor amigo mientras estuve acá, siempre mantuvimos contacto.

Escuché risas y un "OAA" atrás.

- Yo sabía que me extrañaste, gru- lo miré, teníamos sonrisa de oreja a oreja- Dios, por fin estás acá, ¿Por qué no me llamaste? ¿Algo?

- Estaba demasiado cansada, perdón - hice puchero. No dormí en todo el viaje, fueron más de 10 horas de viaje y no dormí ni 15 min arriba del avión.

Me dió un beso en la frente y volví a abrazarlo, riendo.

Escuché que cerraron la puerta de mi habitación, me separé de Juli y vi los otros dos que estaban ahí parados como si nada. En mi cuarto.

- Boluda tenés tremenda pieza para vos sola -el castaño se tiró a la cama como si fuese suya y puso la tele, con el volumen bajo, como solíamos ver las series.

Miré los dos chabones frente mío, suspiré.

- Te extrañé, mini Scaloni - una sonrisa se me escapó.

- Tío spaghetti, también te extrañé.

Nos dimos un abrazo largo, necesario. Él y Lio, luego de Kuni son mis otros tíos postizos.

- Vení, pasá -dije cuando ví que traían equipo de mate- ¿Cómo estás? Contame.

El otro tipo era el que me ayudó con las maletas, lo miré y me sonrió. Negué con la cabeza y lo invité a pasar.

- Acá andamos, cuidando de dos monos - los otros dos se rieron- ¿Vos cómo estás? ¿Cómo estuvo el viaje?

Me pasó un mate y empezamos a hablar, le conté sobre el viaje y lo aburrido que fué, sobre la carrera y cuando me recibí, de los amigos que perdí y de la gente con la que ya no me hablaba. Kun sabía todo esto, pero con fideo no tenía mucha comunicación, nos hablamos cada tanto y me parecía bien.

beeep beeep beeep beeep

beeep beeep beeep beeep

La alarma, pensé. ¿Ya son las tres de la tarde? No puede ser...

-Ou, eh, es mi alarma - disimulé un poco, mientras menos sepan, mejor- ya vuelvo.

Las maletas seguían tiradas, abiertas de par en par, agarré el pastillero del bolso y me tragué como pude las pastillas.

- Vení, tomá - me hizo señas- tomatelo con un mate.

La pastilla ya había pasado, estaba acostumbrada, pero aún así le acepté el mate.

Juli se sumó a la charla, apagando la tele y "el toro" estaba al otro lado de la habitación, apoyado en la pared.

- ¿Estás bien? -Juli preocupado me daba ternura.

- Sí, sí, voy bien.

Una sonrisa incómoda les hizo entender que no era momento de hablar, pero el otro sabía que algo andaba medio raro.

Seguimos hablando y Juli contó lo mismo que papá, había gente nueva en el plantel. Tal como lo imaginé, el tal toro era uno.

- ¿Entonces? Trajeron a alguien que no conozco a mi habitación -dije mirándolos.

- ¿No se conocen?- dijeron los dos al mismo tiempo

- ¿Pero no fué él quien te ayudó con las maletas? - Julián me miró y le hice la seña, como amigos nos entendemos.

- No lo conozco, chicos -los miré a los tres, esperando que hagan algo.

- Yo no pienso presentartelo- dijo el castaño.

- ¿No ves los partidos vos, nena? - Tomé aire y lo miré con la cara de orto que mejor me salía.

- No, torito, no veo los partidos.

Fideo agarró el mate y se fué riendo, negando con la cabeza.

- ¡Eh! ¡Fideo! - se fué- ¡Tío spaghetti!

No iba a volver ni de onda, siempre se va así. Negué.

Juli que estaba en mi cama, tirado como estrella de mar me miró con una sonrisa.

- Julián, ¿Me podés decir quién es este?

Dije señalando al tipo que seguía parado. ¿No se cansa de estar parado o qué?

El castaño agarró el acolchado y se tapó, ignorandome.

- ¿Lo primero que vas a hacer cuando llego es ignorame, Alvarez? -lo miré con una ceja alzada- para eso me voy de nuevo a Australia.

- ¡No! ¡No! - éste se acomodó y dijo- es uno de nuestros mejores jugadores y..

Lo miré con burla, el torito seguía parado, mirándome de arriba a abajo.

- Y probablemente el amor de tu vida.

Me guiñó el ojo y se fué, igual que fideo.

Me puse roja al instante y mi amigo solo reía a carcajadas.

• • •

- Entonces bola, ¿Qué pongo? -Juli estaba en la cama conmigo, habíamos hablado desde que se había ido el tipo ese. Que ya debería llamarlo por su nombre, Juli me había dicho que se llamaba Lautaro y era su compañero. Entrenaban juntos para el mundial aunque faltaban unos cuántos meses.
- Eu Gio.

- Gordo poné lo que quieras, necesito dormir -dije tapándome.

No salí de la habitación desde que llegué ya son casi las ocho, comí poco, unas facturas y mate.

- ¿Qué pasa? -preguntó, otra vez, preocupado- ¿Necesitas que te dejé?

- No, cielo, no hace falta... solo que necesito descansar.

Supongo que entendió, porque se acomodó, bajó el volúmen de la tele y me acurruqué en él.

No sé qué haría sin él, me costó irme del país, pero él me ayudó en mucho incluso en la distancia.

Nos habremos visto dos veces allá en Australia, y ahora que lo tenía cerca no quería dejarlo ni un minuto.

Sentí cómo me relajaba en sus brazos y los mimos que me hacía. Ya puedo dormir tranquila, pensé.

La hija de Scaloni © BloomyquoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora