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No quería defraudar a nadie, en especial a los tíos, los que estaban jugando y Kuni.

Se me hacía difícil verlos jugar, concentrarme en ellos y no pensar o clavar la mirada en Julian.

- ¡Lautaro movete! ¡Qué clase de jugador sos! -le gritó papá. Lo miré con una cara terrible, hasta un muerto se levantaría- ¡Nicolás fijate la línea!

- Scaloni- lo llamé- soy yo la que tomó el papel de ver qué tan bien juegan, aunque seas el entrenador- levanté el silbato que tenía al rededor del cuello- ahora mando yo ésta hora.

Me miró, sabía que se sentía desafiado. Para mí, era injusto que los traten así, me limité a callarme a menos que realmente deba decirles algo. Era cierto, estaban jugando mal y dependía de mí hacer el cambio pero tenía tantos nervios.

Miré a Kun, que los chistaba en silencio, como si mirara un partido real. Me reí, negué y toqué el silbato.

Los jugadores notaron que era yo quien los llamaba, pero hice seña para que no se muevan, fuí yo hasta donde estaban para que papá no escuchara lo que les diría.

- ¡Linda! ¿Qué haces con el silbato del jefe, nena?- Preguntó Dibu

- Volves a decirme nena o linda- lo miré- y te cambio por Musso.

Se escuchó un OAAAA, suspiré.

- Escuchen, no importa el porqué soy yo quien los va a entrenar el día de hoy- los chicos, ya estaban sudados y respirando entrecortado- no pierdan el tiempo. ¿Qué pasa que no coordinan? 

Los miré, esperando una respuesta, el único que habló fué Licha - No fué una linda noche.

Esperaba que esa respuesta no sea la que me estrujaba por dentro, debía hacer algo para subirles el ánimo.

- Son los mejores jugadores que tenemos- comencé- si no se ponen las pilas y dejan atrás lo que no pertenece a la cancha, vamos a terminar eliminados en primera fase, saben bien de lo que hablo. 

Unos cuántos me miraron, negando. Sé lo que estaban pensando.

Me tomé un momento para pensar, - Si siguen de esta manera, papá los va a privar de descansos y no quiero lesiones recientes antes del Mundial. Dejen de lado incluso al DT, en vez de pensar si juegan bien o no, diviértanse. Son jugadores profesionales, pero acá dentro los siguientes meses van a ser familia, así que los quiero frescos.

Antes de irme, los miré detenidamente - No voy a llamarles la atención si juegan por diversión, me gustaría que se tomen el último día de entrenamiento como si fueran a la canchita del barrio con amigos, pero si sienten algo raro salen inmediatamente. ¿Entendido?

Todos asintieron, me di la vuelta, y escuché unos aplausos pero lo que hizo que realmente ellos jueguen bien fué lo que dije antes de desaparecer de su campo de vision.

- El equipo que gane, sale de joda conmigo el domingo.

Todos los chicos salieron a sus posiciones, gritando con una sonrisa en sus rostros. Juli me miró, al parecer reía y me amagó un beso.

Me reí. Toqué el silbato y volvieron a jugar.

Al volver hasta el tío, me ofreció un mate dulce.

— ¿Qué les dijiste que salieron así de tarados? —preguntó, ahogué una risa.

— ¡Pero qué rico mate, tío! —me miró con una cara larga.

— ¡Giole Serena Scaloni! —Auch mi nombre completo.

Me reí, por fin, genuinamente me salía del alma.

— Le dije que al equipo que ganaba le daba besito a cada jugador —sus ojos se abrieron, parecían dos grandes O, me dió más risa todavía — ¡Mentira! ¡Mentira!

Él sabía que me estaba haciendo feliz pasar tiempo con él, sabía mis bromas y cómo era mi tono al hablar en momentos como estos.

— Les dije que el equipo ganador salía conmigo de joda el domingo.

— ¿Eh? — ésta vez si me miró serio— Pero vos no salís a las joda, Gio, ¿Cómo vas a aguantar?

— No sé, quizás solo armamos una fiesta en casa de alguno de ellos y ya.

No había pensado en los ruidos fuertes, mi cara literalmente era el emoji serio.

Pasamos el rato en silencio, viendo el partido, compartiendo el mate. Se las arreglaban bastante bien para no sacar amarillas, noté que Lean caminaba mal en una que se cayó y que apenas podía pisar, quería ver qué hacía.

Igual Cuti, estaba cansado y ya se había golpeado fuerte el hombro.

Si salían voluntariamente, ¿Significa que confían en mí? pensé.

Entre señas, ví que el partido se pausó momentáneamente. Los mencionados fueron saliendo de la cancha y fueron sustituidos.

Sí, confían. pensé.

Cuando llegaron hasta el tío, tomaron botellas de agua y se tiraron al piso. Estaban cansados, Lean me miró con tristeza y supuse que algo le había pasado.

Levanté las cejas, esperando que diga algo pero siguió en el piso tocándose los isquiotibiales.

Suspiré.

— Tío, ayudame a llevarlo a la enfermería —le pedí, él no se quejó y se dejó ayudar— Cuti, ¿Vos estás bien o venís?

No respondió, pero se levantó y nos siguió.

Le devolví el silbato a papá, le hice señas y nos fuimos.

• • •

— ¡Paredes vos sos un pelotudo! —le gritó el tío, saliendo del consultorio.

— Eu, basta —les dije— no le digas eso. Lo llevaba yo, se apoyaba en mí para caminar y se notaba el dolor en sus ojos.

Cuando habíamos llegado a la enfermería, estaban dos médicos que no conocía. Un especialista en neurología y el otro en kinesiología.

Tumbaron a Leandro para revisar su músculo, éste gritó del dolor y la sorpresa por la mano pesada del médico.

Se había lesionado, sí, pero en 20 días estaría bien. Fué lo que pensé para no sentirme terrible.

— Distensión del isquio, Dani— le dijo el rubio— 10 días sin entrenamiento y 20 de reposo.

Ya fuera de enfermería, se lo notaba enojado. Daba miedo.

Lo intenté ayudar pero me soltó sin mirarme, se dispuso a caminar como podía hasta el ascensor.

El Cuti lo acompañó pero lo mandó a cagar en instantes.

— ¡Dejalo! —le gritó el tío — está bobo.

Me sentía fatal, no quería que se pierda ningún partido.

La pensé rápido, corrí hasta el ascensor ignorando los gritos de Cristian y del tío Kun, y entré al ascensor justo antes de que se cierre la puerta.

Leandro me miró, sus ojos estaban llorosos y su cara completamente roja.

La hija de Scaloni © BloomyquoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora