Evito decir mi apellido, por las dudas, ya me pasó que sin querer dije mi nombre completo y unos cuántos locos me empezaron a seguir hasta mi casa.
No digo que no me guste ser Scaloni, pero es horrible estar rodeada de personas obsesivas. Quizás por...
- Juli sabés que ese no me gusta -le dije haciendo un puchero- ese batido es muy feo.
Habían pasado al rededor de dos semanas del encuentro con Lautaro, de mi desequilibrio químico-emocional. Papá no me había llamado para nada más que para firmar los papeles que me otorgaban un significante puesto laboral dentro del predio, Lautaro evitaba mirarme. Había ido a "visitar" al tío Kun y Ale más de 6 veces ésta semana, sin contar que la arañita se volvió garrapata y ya no me deja sola.
Y sobre Lean...
No sé nada de él. Leandro es el único al que no veo en los entrenamientos, sólo sé, por mis compañeros del equipo médico que se atiende regular.
- Bueno, uno con Oreo entonces -pidió a la mesera, ya era el segundo o tercer batido por el que íbamos- y otro con vainilla, por favor.
Habíamos salido al Starbucks más cercano, obviando la gente que lo reconocía, el día iba bien.
La semana pasada, tomé contacto con mamá. Al final pude ver a Noah y a Chuki por videollamada, hablando con mamá sobre las acciones de papá y su aparente relación con Pablo. Al final era cierto sobre su separación, cuando yo me fui se habían separado momentáneamente, ahora ya era una separación legal.
Sabía que estaban peleados, no separados legalmente.
Me rompió un poco saberlo, aunque admitir que papá fue así toda su vida era peor. Por suerte, mamá y los chicos se veían muchísimo mejor que él.
- ¿Cómo vas con la psicóloga? - preguntó Juli una vez que se fué la mesera.
- Meh, me va bien- dije tonteando con el sorbete- no me cae bien pero es buena en su trabajo.
Obligatoriamente debía tener un psicólogo que demuestre que ya estaba apta para trabajar - ¿Vos sabés algo de Lean?- pregunté esperando algo de información.
- No mucho, el culiado no responde los mensajes excepto llamadas- se escuchó el ruidito del sorbete al tomar la bebida- los chicos lo joden así que ya no atiende tampoco.
"Ah" exclamé por lo bajo. Juli se dió cuenta incluso sin mirar, que ya había sobrepensado la situación.
- Es un idiota si no te escribe.
- Ya fué, no importa.
La mesera venía a lo lejos con una bandeja con dos bebidas, nuestras favoritas.
Hoy era domingo, de pedo y con suerte encontramos éste lugar casi vacío, ahora estaba medio lleno. Les dieron días libres, así que los chicos fueron con sus familias.
Para decepcionarme aún más de Lautaro, Julián me contó que aunque está separado, tiene una hija. Lo cuál, no me importa mucho, lo que me duele es lo que planeaba hacer sabiendo que tiene familia.
No quería seguir pensando pero el predio se volvió un lugar seguro para mí, y ya había salido unas cuantas veces.
- ¿Te gustaría ir a mi casa después?- preguntó, me miró fijamente, sus orbes se veían más grandes de lo normal.
- Claro - respondí.
El domingo era de familia, me sentiría completamente desubicada y culpable si lo dejaba solo. Con un suspiro terminé el segundo batido, estuvo riquísimo.
- Me llené -dije estirando la última vocal, haciéndome un rollito en el sillón.
- Quejumbrosa -replicó.
- Déjame, vos porque comes mucho y ya no sentís la saciedad.
Entre peleas de nenes de cinco años, nos fuimos del local. Ya estábamos en el auto cuando tomé el celular. Cada tanto se me daba por ver si él miraba mis historias, si me chusmeaba el perfil o algo; pero nada, no encontraba nada.
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Me fuí acomodando hasta quedar semi acostada, mirando el rostro de Juli que poco a poco se le marcaba.
- ¿Noche de skin care? -pregunté alzando las cejas.
- ¿Entonces te quedas a dormir?- me devolvió la pregunta.
- No traje ropa de más ni mi cep- me calló con el dedo índice, haciendo otro gesto para que calle, se me escapó una risita.
- En casa hay lo necesario, te presto ropa- volvió la mirada al frente, arrancando otra vez cuando las luces cambiaron a verde, los semáforos no me gustaban para nada. En la capital siempre está lleno de ellos, un viaje de 15 minutos se vuelve uno de 40 minutos.
Al rato, cuando se dió cuenta preguntó- ¿Traes pastillas para mañana, no?
Asentí, en modo de respuesta, cerrando los ojos. Por alguna razón me sentía agotada, no me dí cuenta que me dormí casi todo el viaje.
Notas de autor
¡Hola! ¿Cómo van? Hace seis días no actualizaba y hace 7 aprox no escribía nada 🥺 Últimamente se siente raro escribir para anons, que por cierto, gracias a ustedes la historia está en los ranking y casi llegando a 1k de leídas.
