-Voy por un momento al baño- mencioné a Johan mientras me levantaba y cubría mi boca con mi mano.
-¿Hm? ¿Estás bien?- preguntó mientras me alejaba a paso acelerado de la mesa sin lograr responder y entrando al baño con prisa, donde, al nada más abrir la puerta, no pude contener las náuseas que sentía desde que salimos de la bodega. Mi estómago estaba revuelto por lo que presencié en ese lugar. Creí que ver por segunda vez la muerte tan de cerca no me había afectado demasiado, pero no es algo que se pueda contener con facilidad. La idea de matar me seguía pareciendo algo inhumano, incluso para alguien tan miserable como yo.
Tras terminar de vomitar, me senté recostándome contra la puerta del baño, mientras mi respiración se encontraba agitada y mis ojos encharcados de lágrimas. Quiero llorar, realmente quiero llorar. Temo lo que pueda pasarme dentro de la organización o, aún peor, en lo que pueda convertirme estando en ese lugar. Pero por más miedo que tenga y por mucho que desee desahogarme en lágrimas, no sentía que fuese merecedor siquiera de hacerlo. El llanto es representado como debilidad humana y desahogo, pero ¿acaso alguien como yo es digno de llorar? Hace unos minutos, dos personas murieron por mi culpa. Fui indirectamente la persona que provocó sus asesinatos. ¿Una persona que crea este tipo de desastres merece siquiera derramar una lágrima? Ni siquiera estoy seguro de si sea lo correcto.
¿Qué sucede? No puedo respirar... Las insaciables ganas de llorar me creaban un nudo en la garganta que me impedía respirar, pero mi orgullo me negaba el derecho a descansar mi alma a través del llanto. No era algo voluntario. Simplemente la costumbre hizo que mi subconsciente lo contuviera de esta manera. Tomé una bocanada de aire, soltando un extenso suspiro, mientras tambaleándome me puse de pie con dificultad. Traté de lavar mi rostro. Al intentarlo, pude notar cómo mis manos temblaban. No solo eso, mis piernas y todo mi cuerpo se encontraban intranquilos, y mi mente se sentía como si estuvieran comprimiendo mi cerebro. No podía pensar con claridad, ni mucho menos moverme como quisiera.
El sonido de la puerta me hizo reaccionar. Cuando un hombre entró al lugar, decidí lavar rápidamente mi rostro y salir de ahí. Después de todo, Johan me estaba esperando. Al llegar a la puerta, traté de tomar una bocanada de aire y tranquilizarme un poco. Después, al salir, coloqué mis manos en los bolsillos. No dejaba de temblar. De esta manera, al menos ocultaría el terror que sentía en ese momento.
-¿Por qué tardaste tanto?- preguntó Johan al verme salir, el cual, como de costumbre, se encontraba impaciente.
-Solo fueron unos minutos, no seas exagerado- al acercarme, noté cómo ya había acabado de comer.
-¿Unos minutos? Tardaste más de media hora- ¿Cómo? ¿En serio fue tanto tiempo? En mi mente pareció como si solo transcurrieron unos 5 minutos desde que abrí esa puerta. No me percaté del tiempo que tardé, aunque eso explica cómo él logró terminar de comer.
-Creo que ha de ser porque me encuentro algo mal del estómago- busqué excusarme en esas palabras.
-Eso veo. No probaste nada de tu comida- mencionó Johan mientras observé el lugar donde debería estar mi plato.
-Por cierto, ¿Dónde está mi comida?- pregunté mientras me giraba para ver a Johan.
-Pedí que la empacaran para llevar. Tardaste demasiado y pronto va a anochecer. No quiero que Zoé llegue antes que nosotros y tener que buscar alguna razón lógica para explicarle la hora de llegada- mencionó mientras se ponía de pie y se dirigía a recoger el pedido y a pagarlo.
Tras llegar a casa, notamos cómo Zoé aún no había vuelto de su trabajo. Si mal no recuerdo, Johan mencionó que trabajaba en una empresa de modas o algo así. La verdad no presté mucha atención la vez que lo mencionó.
-¿Quieres que te caliente lo que dejaste antes en el restaurante?- preguntó Johan mientras dejaba algunas cosas en la cocina.
-Iré a mi cuarto a descansar un poco. En cualquier caso, más tarde lo haré yo mismo de ser necesario- dije mientras empezaba a subir las escaleras hacia las habitaciones.
-Si tú lo dices- dijo mientras se sentaba a beber un café en el sofá.
Mis pies me pesaban. Subir cada escalón me desgastaba. Tras mirar mi mano nuevamente, esta no había dejado de temblar desde aquel momento. Incluso mis pensamientos se distorsionaban hasta el momento en que caí en la cama y traté de descansar. Al cerrar mis ojos, mi mente empezó a divagar. Cada pensamiento se convertía en algo irracional y cada cambio generaba nuevos pensamientos, entrando a un bucle inconsciente que no me dejaba asimilar lo que sucedía. Me sentía confundido y agotado, mientras mi cabeza saldaba cuentas con mi miedo, haciéndome retorcer hasta el punto de alucinar cosas sin sentido. Dolía. No solo mi cabeza; mi pecho se rompía con cada latido de mi corazón. Sentía como la sangre en mi cuerpo hervía y el sudor se hacía presente. No sé por cuánto tiempo esto continuó, ni siquiera logro recordar con exactitud el momento en que quedé profundamente dormido estando allí.
¿Dónde estoy ahora? Después de tantas ideas incoherentes que pasaron por mi mente, al fin pude encontrar un pensamiento con más sentido y que sí podía comprender o asimilar, llegando a la clara conclusión de que me encontraba soñando. Me encontraba al borde de una catarata, tan alta que ni siquiera se lograba observar su final, mientras detrás de mí escuché cómo alguien aplaudía lentamente.
-Felicidades, veo que aún sigues sin comprenderlo, ¿verdad? Sigues siendo tan patético como desde que tenemos raciocinio- al girar a ver de quién se trataba, quedé perplejo. Era yo, como si estuviera hablándome mi propio reflejo entre la espesa niebla que había en las alturas.
-Eres un cobarde. Sigues atado al miedo del pasado. Dime, ¿eso a dónde te ha llevado? A un lugar donde de nuevo estás más cercano a la muerte que antes. Si continúas con ese miedo...-
Empezó a acercarse a paso lento a mí, acorralándome contra el precipicio. Claramente, estaba consciente de que se trataba de un sueño, pero el miedo a la caída y a esas palabras se sintió demasiado real: -... Si continúas con miedo a la caída, no llegarás vivo para ver el final que se oculta tras esta niebla-. Empecé a tambalear en la orilla de la catarata y, aunque tratara de hablar, era como si no pudiese hacerlo dentro de ese extraño sueño.
-Sigue tratando de huir de tu pasado. Puedes incluso negar cuál es tu verdadero nombre, "Gray", pero sin las lecciones de ese pasado, no podrás tener un futuro. Y si decides negarlo y aceptar ser nadie, debiste morir junto a él en ese bar, "Gray".-
Tras decir nuevamente esto con disgusto, me lanzó al vacío. Donde lo último que escuché fue el sonido de un grito desgarrador que destruía mi garganta al caer, hasta que sin terminar la caída, la sensación de impacto me despertó forzosamente, empapado en sudor y temblando. Incluso más que antes.
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Tablero de grises tinieblas
Mystery / Thriller¿Guardas esperanza? Que contradictorio ¿no lo crees? La esperanza puede ser aveces el mayor consuelo de un futuro renovado, pero a su vez, hace el pasar de los minutos una angustia incesante, bienvenido al irracional e injusto juego de ajedrez al qu...