-¡Eso es! ¡Corre, corre! Si no lo haces, mi hermanito te atrapará y no quiero que te deje una cicatriz en esa cara tan bonita que tienes- concluyó con una risa emocionada.
Por mi parte, me encontraba huyendo de aquel sujeto, ocultándome en diferentes habitaciones. Aunque pronto llegué a la conclusión de que eso era inútil.
-Te ves agotado. No tienes dónde esconderte. Este lugar está rodeado de cámaras, puedo verte a donde quiera que vayas- esta chica tiene toda la razón. Mientras pueda verme a través de las cámaras, el sonido de las bocinas le informará a su hermano mi ubicación. Esto está mal, muy mal. No puedo enfrentarlo si mi única defensa es una pequeña navaja. Carajo.
Al llegar a la habitación número 72, me dispuse a entrar con apuro. Sin embargo, para mi descuido, contaba con una cerradura digital que solicitaba un código de 5 números. ¿Cómo pude pensar que este tipo de cosas estarían abiertas? Soy un estúpido. El impacto de un disparo contra la pared cerca de la habitación me apartó al instante por reflejo. El chico se encontraba demasiado cerca y, si no hacía algo, pronto llegaría a mí.
Lo único que pude observar fue la habitación número 74 abierta. Dirigiéndome con prisa a ella y cerrándola con seguro. Aunque claro, una simple puerta no lo detendría. ¿Qué puedo hacer? A estas alturas, mi respiración no puede más. He estado corriendo desde hace un buen rato. Me encuentro empapado en sudor. No hay forma alguna en la que pueda escapar de esta situación.
-¿Oye, sabías que sudando te llegas a ver bastante bien?- de nuevo la chica en la bocina. Esta mujer está mal de la cabeza. Solo busca distraerme. Su voz sonaba seductora y risueña, era como si no se tomara en serio la tarea de capturarme.
-¿Hm? Esto es... ¿Una oficina?- al mirar detalladamente la habitación donde me encontraba, pude notar un escritorio y algunas plantas alrededor. Decidí echar un vistazo a los cajones del escritorio esperando encontrar algo útil. -¡BINGO!- grité dentro de mí algo aliviado al encontrar un arma cargada dentro del escritorio. Así que, sin dudarlo, decidí tomarla.
-Pero qué cara...- escuché el grito de sorpresa de la chica, interrumpiendo su reacción tras destruir la bocina de un disparo para que el otro sujeto no lograra escucharla. Aunque es evidente que él logró verme entrar a esta habitación, y ella podrá informarle a través de otra bocina que encontré un arma. Realmente, su voz ya me tenía harto.
-Este cuarto es pequeño. Se veía enorme desde afuera. Acaso... - en una de las paredes, había una puerta blanca. Al entrar, era un cuarto completamente vacío, pero bastante amplio. -¿Qué es este lugar? Parece un cuarto de manicomio.- las paredes blancas y lo desolado del lugar daban esa impresión, concluyendo tras unos minutos que se trataba de otro pasillo un poco más amplio que llevaba hasta otra habitación. ¡Qué desperdicio de espacio!
Tras destruir la cámara y bocina de este corredor, decidí prepararme y apuntar a la puerta esperando al chico. Sinceramente, estoy impresionado. Su trabajo en equipo fue bastante eficiente. Es como si al estar en campo enemigo, ambos alfiles buscaran capturarme. Así como en el ajedrez, estos dos al trabajar juntos limitaron mis movimientos a simplemente huir y ocultarme. Pero es momento de contraatacar.
Al notar el más mínimo movimiento en la puerta, decidí disparar. Sin embargo, el miedo logró desequilibrarme. Mi puntería había mejorado, pude atinar a las cámaras y a las bocinas, pero la idea de disparar a alguien aún me resultaba aterradora.
-¡Jajajaja! Se puede saber, ¿qué fue eso? Fue un pésimo disparo- mencionó el chico mientras, al ver mi tiro, salió despreocupado entrando al pasillo quedando a pocos metros frente a mí, apuntándonos mutuamente con las armas.
-Yo de ti no me acercaría mucho. Solo tuviste suerte, alfil- mencioné inconsciente a aquella pieza del juego tras estar sumergido en mis pensamientos.
-¿Alfil? ¿De qué demonios hablas? Jajajaja, eres muy curioso. Si no fueras un Maho, incluso podría llevarme bien contigo- al mencionar el apellido de la familia de Johan, cambió su expresión y el tono de su voz a uno más aterrador que antes.
-¿Cómo sabes que tengo algo que ver con los Maho?- pregunté buscando respuestas.
-¿Por qué te respondería eso? Tu líder, Johan Maho, es alguien despreciable- se escuchaba el rechinar de sus dientes al hablar. Su odio era evidente.
-¿Qué tiene que ver Johan en todo esto? Se supone que su objetivo soy yo- empecé a temblar. Su mirada y sus palabras reflejaban no solo odio, sino también un rencor evidente.
-¿Enserio preguntas qué tiene que ver ese maldito? ¡Ese pedazo de mierda nos ha destruido la vida desde que llegamos a esta ciudad! No solo él, todos los integrantes de esa asquerosa organización están mal de la cabeza, y tú solo eres otro de ellos- empezó a empujar su arma con más fuerza y a acercarse lentamente.
-Entiendo que Johan sea de la organización rival a la 648, pero por qué un odio tan evidente en su contra, pareciera algo más personal a simplemente una riña entre organizaciones. No tienes con qué justificar...- un disparo al suelo bajo mis pies me hizo callar y retroceder.
-¡Cierra la maldita boca! ¿Qué no tengo con qué justificar? ¡No conoces el infierno que hemos tenido que sufrir por culpa de ese desgraciado! Si no fuera por qué nos ordenaron llevarte con vida, ya hubiera acabado contigo- su voz se quebraba entre el enojo y sus ojos se cristalizaron mientras mencionaba aquellas palabras.
Decidí cambiar de tema y no provocarlo más. Quedaba claro que hablar de Johan lo llenaba de un sentimiento de odio, pero... ¿Por qué?-Puede que tus órdenes sean no matarme, pero por mi parte podría dispararte en cualquier momento.
-¿Oh enserio? ¿Entonces por qué no lo haces? No paras de temblar. ¿Acaso tienes las pelotas suficientes para dispararme? ¡¿Eh?!- mencionó de forma retadora.
Tiene razón, aún no tengo el coraje suficiente para dispararle a alguien. Puede que conseguir esta arma me haya dado una oportunidad para escapar de esta situación, pero... Aún no quiero rebajarme al nivel de un asesino. Pero si no lo hago, no sé qué pueda pasar conmigo. Maldición, si tan solo no me hubiera apresurado, si muero, no podré demostrarle nada a Johan. No podré superar las expectativas que tiene en mí. Él me ha dado todo: un hogar, alimentos, un techo y, sobre todo, una familia a la cual pertenecer. Si muero, ¿acaso él sentirá algo por mi muerte? ¿Siquiera le importo tanto como él dice? Carajo, ¿se puede saber qué estoy haciendo? ¿Qué estaba pensando en el momento que decidí entrar a este lugar? ¿Hice esto enserio para demostrarle algo a Johan o acaso lo hago para encontrarme algún valor y utilidad dentro de Draakalp? Todos estos pensamientos no tendrán sentido si muero ahora.
-¿Y bien? Si no vas a disparar, supongo que tendré que hacerlo yo- mencionó el chico en frente mientras apuntaba su arma y yo hacía lo mismo sin parar de temblar.
El sudor aún recorría mi rostro y un silencio inundaba aquel pasillo, siendo mi agitada respiración lo único que se podía escuchar. Y como era de esperarse, el sonido de un disparo estalló en el lugar, acompañado de un desgarrador grito de dolor.
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Tablero de grises tinieblas
Misteri / Thriller¿Guardas esperanza? Que contradictorio ¿no lo crees? La esperanza puede ser aveces el mayor consuelo de un futuro renovado, pero a su vez, hace el pasar de los minutos una angustia incesante, bienvenido al irracional e injusto juego de ajedrez al qu...