capítulo 11

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Johan marcó el inicio de la reunión en aquella vieja bodega apartada de la ciudad. En dicha reunión, se tratarían varios asuntos, entre ellos las subastas y la desaparición de Damián. En esta ocasión, yo estaba presente en dicho encuentro, siendo la primera vez que asistía. Al Johan hacer presencia, se pudo notar cómo el silencio inundó el lugar; el respeto que tenían hacia él era evidente. En el lugar se encontraban pocas personas, entre ellas un par de hombres poco relevantes que vestían ropas elegantes a pesar del lugar tan irrelevante en que se encontraban. Junto a ellos, un chico un poco más joven que usaba lentes y tenía su cabello tinturado de un ridículo color rosa. Sentada sobre una caja de madera de dicha bodega, se encontraba una mujer de cabello negro y piel pálida, era bastante hermosa. Sin embargo, su mirada llena de enojo era aterradora, y finalmente, Johan y yo.

-¿Ya están todos aquí?- preguntó Johan al llegar al lugar. Los demás solo nos observaron, y pude notar rápidamente las miradas extrañas que dirigían estas personas hacia mí.

-¿Quién es ese mocoso?- preguntó uno de los hombres de traje.

-Es un integrante de nuestra organización. ¿Algún problema?- se pudo notar la seriedad en la voz de Johan, definitivamente un líder imponente.

-¿Desde cuándo la mejor fortaleza de Draakalp es cuidar niños?- preguntó de nuevo el tipo en tono burlón y molesto a la vez. Por otra parte, Johan solo guardó silencio y mantenía su mirada sobre el hombre. -Me preocupa que la organización esté tomando un rumbo como este, pareciera que vieras nuestro trabajo como un chiste. No tenemos tiempo para hacernos cargo de un estúpido niño. Como líder, deberías sa...- el frío tacto de un arma en el mentón del sujeto provocó que se callara de inmediato.

-¿Acaso tienes alguna queja sobre las decisiones de tu líder?- preguntó Johan en tono frío mientras sujetaba el arma con fuerza. -No me interesa lo que una simple mosca revoltosa como tú piense de mi organización. No eres relevante; eres fácilmente reemplazable para mí. Cualquier integrante con dos neuronas podría ocupar tu lugar. Así que no quiero oír una sola palabra más sobre el asunto.- procedió a retirar el arma mientras el individuo volvía a su lugar sin mencionar nada. Se pudo observar cómo algunas gotas de sudor bajaban por su rostro, y su mirada disvariaba un poco.

Así que eso somos para él, simples piezas fácilmente reemplazables que usa para su beneficio. Con cada ocasión que lograba ver a Johan interactuar con otras personas, no sé si lograba admirarlo aún más por su forma de imponer respeto, o me daba aún más cuenta de la persona con tan poca humanidad con la que me había relacionado. Pero es claro que para él soy igual que el tipo al que acabo de apuntar con el arma, algo tan simple y desechable como un fósforo que, tras cumplir su utilidad, será tirado.

-¡Escuchen todos! Como ya te dije, Gray es un integrante más de Draakalp, tan o incluso más importante que todos ustedes juntos- las palabras de Johan me tomaron por sorpresa. ¿Por qué se refiere a mí de esa manera? ¿Más importante que todos los aquí presentes? No podría hacer nada si estuviera de frente contra cualquiera de ellos. ¿Acaso se está volviendo loco?

-No quiero más comentarios en contra de que él esté aquí, y si alguno está en desacuerdo, bien sabe que la única forma de salir de esta organización es con la muerte. Draakalp no necesita soldados que no logren comprender la jerarquía ni el orden, ni mucho menos que no conozcan lo que es respetar las decisiones de un líder.- tras esto, un incómodo tiempo de silencio transcurrió con solo el choque de algunas miradas entre los presentes.

-Muy bien, sin dar paso a más estupideces, vamos con lo importante. Axel, ven aquí- el chico de cabello rosa y lentes rápidamente se acercó a nosotros. -¿Tienen todo listo para ir al puerto mañana?- aún se notaba un poco irritado.

-Sí, señor. Mi equipo y yo hemos hecho todo lo que nos ha pedido- respondió el chico.

-Excelente. Por cierto, él es Gray, es quien te comenté, te acompañará durante tu trabajo para asegurarse de que todo salga bien- dijo mientras ambos volteaban a verme.

-¿Este niño será mi ayudante?- preguntó Axel mirándome algo confuso.

-¿Tienes alguna queja?- el tono irritado de Johan continuaba.

-No, no, no, para nada señor- respondió Axel con voz nerviosa. -Simplemente esperaba... Ya sabe, tal vez una compañía más dulce y femenina. A veces trabajo mejor con una chica cerca, ya deberías saberlo- al mencionar esto, le guiñó un ojo a Johan en tono divertido. Sin embargo, este no cambiaba su mirada molesta, haciendo que el sujeto se pusiera aún más incómodo.

-Trabajarás con una mujer cuando dejes de ser un completo imbécil. ¿O acaso olvidas lo que pasó la última vez?- mencionó Johan con voz firme.

-Nunca lo olvidaría- Axel continuaba con su tono cómico, lo cual era evidente que solo irritaba más a Johan.

-Los dejaré solos un momento, dale a Gray algunas pautas para el trabajo de mañana. Yo tengo que encargarme de otros asuntos- mencionó mientras se dirigía a paso lento y con sus manos en los bolsillos hacia los tipos de traje.

-Cuenta con ello- la voz de este sujeto sonaba como un completo bufón. Pareciera que todo le pareciera una broma. Ya veo por qué a Johan le disgustaba hablar con él.

Extendí mi mano a Axel en señal de saludo. El sujeto, con una mirada de desagrado, apartó mi mano y mencionó en voz baja -Escúchame bien, enano. Puede que te creas la gran cosa solo por ser el niño mimado del líder. No me interesa empatizar contigo en lo más mínimo. Limítate a hacer tu tarea en esta organización y apártate de mi camino- a pesar de forzar un tono amenazante, se pudo notar en su quebrada voz que detrás de ese intento de ser aterrador se escondía un miedo irracional. Por mi parte, decidí no responder inmediatamente, mantuve una mirada fija hacia los ojos del sujeto mientras tomaba algo de aire con las manos en mis bolsillos.

-Y deja de mirarme de esa forma- al mencionar esto, pude notar cómo su mano se dirigía a mi rostro con una intención extraña. -No me interesa que un hombre me mire tan fijamente. Sin embargo, si fueras una chica, no tendría problema con ello- su mano se encontraba al borde de tocar mi rostro mientras saboreaba sus labios como un depravado. Repentinamente, un corrientazo nacido en medio de mi pecho recorrió mi cuerpo, agudizando cada uno de mis sentidos. Por alguna razón, mi instinto me había señalado que me encontraba en peligro. -Déjame observar el escarlata de tu sangre, pequeño- una sonrisa escalofriante se dibujaba en el rostro de Axel. Así que, sin entender muy bien lo que sucedía, decidí sacar mis manos de los bolsillos.

Tablero de grises tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora