Reencuentro

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Pues ahí iba al mismo infierno.

Me resistía a seguir caminando pero era peor, jalaba mi brazo muy fuerte

Puedo asegurar que hasta tengo moretones.

—Serás mía de ahora en adelante

Abrió la puerta de su auto y hizo que me sentara en el asiento de copiloto.

—Sabes, siempre eh fantaseado en follarte dentro de un auto, ya llegó el momento.

Se inclinó hacia mi y pegó sus labios en los míos.

Me beso y empujo con su lengua una pastilla.

—Trágalo

—No quiero

—¡Trágalo! ¿O quieres que te golpee?

Lo trague en seco.

Sonrió y de nuevo pegó sus labios a los míos.

Antes de que el pueda besarme un chico vino por detrás suyo y le dio un puñetazo en la cara.

No se si sea por el susto o por la falta de sueño pero empecé a ver todo borroso.

De repente solo escuchaba el sonido de los golpes.

—Te dije que lo ibas a pagar muy caro si llegábamos a tocar a mi hermana

Escuché la voz de Gustav, el estaba ronco y realmente furioso.

Desvíe mi mirada hacia los asientos de atrás, la cabeza me daba vueltas y no lograba distinguir nada.

Devolví mi mirada hacia Dylan o eso creo.

Solo vi la figura masculina alta que venía corriendo hacia mi.

—Victoria, no puedes dormirte -escuche la voz de tom, mientras que el sujetaba mi cabeza- mi amor no puedes cerrar los ojos.

¿Mi amor? Es la primera vez que me llama así.

Nosotros nos llamamos por nuestros nombres siempre, pero jamás con esos apodos cursis.

—Te necesito despierta, te golpeaste la cabeza y puedes entrar en coma.

—tr-tratare -balbuceé-

Puso mi brazo al rededor de su cuello y me cargó.

Se podría ser como cargan los príncipes a las princesas, pues así mismo lo hizo.

—La llevaré a casa, está como desmayada pero no la puedo dejar dormir

—Llévatela, yo iré en cuanto termine con este imbecil

Tom empezó a correr hacia casa, afortunadamente no estábamos tan lejos.

—¿Que le pasó?

Escuché detrás de nosotros

—¡Victoria! Dios yo le dije que no vaya sola, tenía un presentimiento

Lo último que escuché fue la puerta cerrándose.

Me recostó en una cama con delicadeza.

—¿El te hizo eso? -pasó sus dedos por mi cuello, por donde estaban los chupetones-

El gruño y no le quedó de otra que aceptarlo, puso una almohada debajo de mi cabeza eh hizo que huela el alcohol.

Estornude y me dolió la cabeza.

—El te dio una droga, por eso es que no puedes dormirte, tienes que reaccionar y ser más fuerte que esta pastilla.

Aun no podía responder, la lengua se me adormeció.

amor secreto || •Tom Kaulitz •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora