Capítulo 13.

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Un gruñido se escapó de sus labios.

Su celo había empezado lo que la hacía aún más vulnerable de lo que ya era. Las embestidas causaban un escalofrío en su pequeño cuerpo, los besos húmedos en su cuello le hacían recordar lo sucia que estaba.

Gimió con fuerza al sentir su orgasmo acercarse y las sucias manos del señor G la tomaron con fuerza, obligandola a no moverse mientras el nudo crecía dentro de ella.

Odiaba sentirse así, odiaba profundamente su celo y odiaba aún más el hecho de que Sasha no estuviera para calmarla como lo había hecho con anterioridad.

Si bien, fue ella quien le dijo que no tenían nada, en el fondo sabía que su amor era correspondido. Se había enamorado de la alfa cuya familia había matado a la suya. La alfa a quien tenía que hundir en su desesperación y agonía y era ella quien estaba hundiéndose en desesperación y agonía.

El dinero se acababa, pronto el hospital echaría a su madre por no poder pagar la cuentas pues segun, en las palabras de su abuelo, ya no contaban con el dinero de sus socios. Las empresas Waybright seguían creciendo, aún con las noticias de las dos herederas mayores, parecía que los inversionistas encontraban atractivo a un par de inestables mentales.

Marcy Regina Leviathan Wu... Solo tenías un trabajo, un solo trabajo y lo arruinaste... No tenías que haberte enamorado de aquella alfa, no tenía por qué hacerle caso a tu abuelo. Su vida como prostituta no era tan mala después de todo, era con lo que había creído y lo único en lo que era buena.

Jamás tuvo que buscar a aquella alfa...

Pero, fue Sasha quién siempre la buscaba. Fue Sasha quién compraba sus servicios, fue ella quien le prometió cuidarla y apoyarla pase lo que pase. Por más que trataba de alejarla... Sasha siempre regresaba.

Sasha la amaba...

Pero... ¿Acaso Sasha entendería quién era ella?...

—Muy bien Marcy.— Escucho la voz ronca del mayor.— Eso debe ser suficiente para aliviar un rato.

—Gracias...— Susurro, sintiendo menos náuseas que antes.

El señor G actuaba raro, raro desde hace más de una semana. Parecía preocupado, temeroso y agitado. Nadie sabía porque, ni su esposo sabía que le pasaba al alfa.

Tal vez le debía a empresas grandes, algún político. Tal vez habían cambiado al nuevo jefe de policías y este era más difícil de sobornar. Tal vez incluso una de las nuevas niña escapó y la mercancía había bajado.

—Marcy.— Incluso la manera de llamarla ya no era la misma.— Tú no puedes enamorarte ¿Oíste?— Con condición, la menor asintió.— Eres mía y de nadie más.— Las grandes manos agarraron su rostro con suavidad que hizo un nudo en el estómago de la Omega.— Todo esto, lo hago por ti...—Las palabras del mayor empezaban a incomodar a Marcy, quién trataba de no ver los ojos verdes que la miraban con deseo.— Todo, solo por ti, monedita.

¿A qué venía eso?

—Si un día muero, recuerda que lo hice para protegerte...— Murmuró.— Te lo prometo...

El miedo invadió a Marcy, todas aquellas palabras parecían temblar en los labios del mayor. Su mirada se torno a una mirada llena de miedo y desesperación. ¿Qué pasaba con ese sujeto? ¿Qué tenía en mente?

Sintiendo nuevamente el calor en su cuerpo, se dejó llevar por su celo. Gimiendo bajo el alfa que le arrebato lo último que le quedaba de vida.

 Gimiendo bajo el alfa que le arrebato lo último que le quedaba de vida

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