Capitulo 10: Entrar en acción

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-Como hombre, debo ofrecer mi opinión: no es suficiente escote-dice Damien negando con la cabeza.

Me miro en el espejo. Mi larga cabellera está peinado en descontrolados rizos y mis ojos maquillados con delineador negro, dándome un aspecto sexy y peligroso. Unos tejanos ceñidos azul marino oscuro visten mis piernas y una camisa blanca de vestir con los tres primeros botones desabrochados rebelando gran parte de mis pechos y mi sujetador negro de encaje. Para finalizar, unos tacones de quince centímetros negros que, como todos los tacones, estilizan mis curvas.

-Esto es mi limite-digo indignada-. Y que sepas que no soy solo un cuerpo bonito.

-No he dicho tal cosa-se defiende-. Pero eres la mejor distracción que disponemos-apoya sus manos en mis hombros acariciándolos en un intento de darme ánimos-. No estés tan nerviosa. Todo saldrá bien.

Escondo mi cara entre mis manos dejando escapar un suspiro. El hecho es, que no puedo evitar estar nerviosa. Aunque todo este organizado a la perfección, sigo dudando de si podremos conseguirlo. ¿Tan estúpidos son los de seguridad allí? Por otra parte, James no está esposado y somos dueños de dos tarjetas-llaves de la habitación donde ingresa. Sacarlo de la habitación será sencillo, pero ¿quién sabe si sacarlo del hospital no lo será? O si nos detiene la policía.

Pero este no es el momento de plantearse dudas. Este es el momento de entrar en la acción.


Los tacones repiquetean mientras entro en recepción. Para mi suerte, en la sala solo hay unas cuantas personas, la mayoría de ellas dormidas, y un único recepcionista. Para mi suerte también, es hombre. Un hombre de mi edad rubio y ojos claros. Me acerco a éste con la mejor sonrisa inocente que tengo.

-Hola-digo llamando su atención, ya que antes estaba centrado en la pantalla de ordenador que tiene delante.

Apoyo ambos codos en la mesa alta de mármol oscuro, dejando un buen plano de mis pechos. En efecto, mi maravilloso e esplendido cuerpo lo deja embobado y babeando al instante. Como odio esto. Aunque es divertido ver la debilidad de la mente masculina. Son todos tan simples...

-Hola-tartamudea-. ¿Te puedo ayudar en algo?

-La verdad es que sí-digo-. ¿Te importaría si hago una llamada? Es que mi coche se ha averiado en mitad de la carretera y mi móvil está muerto. Necesito llamar a una grúa. Y también a un taxi-finjo un puchero.

-¿No tienes a nadie que te pueda recoger?-pregunta mientras me ofrece un teléfono móvil.

-No-niego con la cabeza-. Toda mi familia vive en Ohio y la única persona que conozco, es mi novio al que acabo de dejar-muerdo mi labio inferior antes de soltar la frase estrella-. Lo dejé por ser un flojo en la cama-le guiño un ojo.

Tecleo el número telefónico de Damien notando la persistente mirada de este chico. Es increíble lo fácil que resulta manipular la mente de un hombre.

Hola, ¿agencia de taxis?

-¿Emma?-pregunta Damien a través del teléfono.

-¿Cuánto tardarían en recogerme?

-Ya estamos fuera. Los dos. Ven ya-dice en susurros.

-De acuerdo. Recójanme en el hospital de New York Center-digo antes de finalizar la llamada. Devuelvo el teléfono con una gran sonrisa-. Gracias.

-No ha sido nada-dice-. ¿Puedo ayudarte en algo más?-pregunta con lo que supongo que es su voz seductora para ligar mientras se inclina para estar cara a cara conmigo. Si esta es su táctica para llevarse chicas a la cama, le vendría bien cambiarlas.

-Sí, ya que estoy aquí me gustaría pedir hora con algún cirujano. Estoy harta de la lista de espera y estoy ansiosa por qué me quiten el pene de una vez por todas.


Me quito los altos tacones para poder correr con más velocidad. Lo han conseguido. James es libre. Lo hemos conseguido todos nosotros. Solo la idea de verlo sin esposas, verlo libre de verdad, aumenta mi velocidad. Cada vez corro más rápido. El frio viento de la noche me golpea en la cara y mi pelo vuela a causa de él.

Me falta el aliento y me duelen los pies de correr descalza. Por si no fuera poco, creo que haberme equivocado de dirección. No conozco estas calles. Pero cuando me disponía a entrar en otra calle creyendo que era la correcta, encuentro la camioneta de Damien. Solo un poco más. Ya casi estoy con ellos. Ya casi...

Emma-exclama Damien aliviado mientras me estrecha entre sus brazos.

-Lo hemos hecho-vitoreo entusiasmada notando como todos mis nervios anteriores se evaporizan por completo. Me separo de Damien buscándolo con la mirada- ¿Dónde...?-empiezo.

Con su gran sonrisa, ladeo la cabeza hacia la camioneta. Me separo de él totalmente. Entre las sombras, apoyado contra el maletero de la camioneta, logro distinguir la silueta de un hombre. La silueta de James.

Me acerco a James con paso decidido. Es extraño, pero este momento me recuerda a las típicas escenas excesivamente cliché cuando la chica se reencuentra con la persona por la que siente algo. Y acostumbran ha ser todo a cámara lenta. Pero esto no es una película. Y no puedes añadir efector especiales por arte de magia. En este momento, nada es fantasía. Todo es real.

Sus tan hermosos e intensos ojos me devuelven la mirada y su pequeña sonrisa brota de sus carnosos, y ya demostrado, deliciosos labios. Estamos cara a cara. Lo único que nos separa son unos escasos veinte centímetros. Recorre mi cuerpo con la mirada, pero rápidamente vuelve a mirarme directamente a los ojos.

-Hola-no puedo evitar sonreír como una estúpida.

Dirige su mirada al cielo y su sonrisa no abandona su rostro en ningún momento.

-Bonita noche-observa. El cielo es de un negro intenso y la luna creciente bien marcada y blanca-. Parecen siglos de la última vez que vi la noche.

-Por lo que veo, ya no te parece tan mala idea al final de todo-comento.

-No me parece mala-repone-, me parece suicida y de lo menos aconsejable. Pero no pienso quejarme en absoluto.

-No te atrevas a hacerlo-digo colocando una mano en su nuca atrayéndolo hacia mí.

Sus labios casi están sobre los míos, pero, de nuevo, nos vemos interrumpidos. Damien carraspea incomodo rascándose el cuello.

-No es que no quiera ver como os pegáis el lote enfrente de mí que no quiero, pero debemos irnos ya.


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Damien! Dejalos, pobres. Que estaban haciendo sus cosas XD

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Huye conmigo (Elypeea#2) Fanfic THEO JAMESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora