Capitulo 18: Perfecto equilibrio

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Las gotas de lluvia caen sobre la tierra ya humedecida junto con una brisa de viento fresco. Mi atuendo es demasiado veraniego, como debería ser puesto que estamos a inicio de verano, pero me veo obligada a coger la chaqueta de tela del respaldo de la silla de madera donde estoy sentada por el frio. No es una chaqueta mía, es de James, por lo que las mangas me quedan excesivamente largas. Nunca me creí capaz de decir esto, pero, la ropa tiene su olor y es una cosa que me encanta. ¡Maldita sea, suena tan horriblemente cursi!

Aferro a mi pecho el libro que sostengo sobre mis manos y las yemas de mis dedos recorren la encuadernación de cuero negro de éste. Hacía mucho tiempo que no leía, pero en cuanto he visto el tiempo llovioso de hoy, no dudé en rebuscar entre las cajas aún no abiertas hasta encontrar este libro, precisamente este. ¿Y por qué hoy? Sencillo. Hoy llueve y adoro leer junto la compañía de la lluvia. Bueno, adoro leer con cualquier clima.

Fue éste el último libro que leí, mejor dicho, releí. Justamente, cuando llegue al final de este libro por última vez, al día siguiente, mi coche se puso en marcha hasta llegar a la clínica psiquiátrica. Desde que empecé a trabajar allí, no he vuelto a abrir libro alguno. El motivo de ese, es, básicamente, que cuando estaba allí me sentía tan estresada y furiosa con la dichosa realidad que vivía allí, que pensaba que si me sumergía en un mundo de fantasía, no desearía volver a la realidad. Es por eso que escogí esta mañana este libro. Junto a este libro di comienzo a una vida que no quería y junto a él acabaré con ella, al menos, oficialmente.

Mis pies descalzos juegan sobre la mesita de madera en la que están reposados. Me acurruco bien en la silla y abro el libro. Y así, página tras página, capitulo tras capitulo, mi mente parece olvidarse de todo sucedido en esos diez meses cercanos de llegar a once, donde o bien odiaba todo lo que veía, a excepción de algunas cosas claro..., o bien cuando creía haber perdido cada parte de una persona a la que aprecio llamada Emma Johnson. Cuando me convertí en Emma la llorona, realmente me detestaba a mí misma. Pero ahora vuelvo a ser yo, o al menos, a escasos pasos de volverlo a ser.

Abrazo el libro contra mi pecho y no puedo evitar sonreír después de haber acabado el capítulo de una de mis partes preferidas. Mis dientes muerden inconscientemente mi labio interior y mi lengua acaricia las antiguas cicatrices en esa zona. Mi mirada se posa en las gotas acumuladas en las hojas de los arboles cayendo, supongo que recientemente dejo de llover, pero por el cielo gris estoy segura que no tardara en volver a llover.

-Llevas toda la tarde aquí por lo que veo-comenta la grave voz de James a mis espaldas.

Me giro para verlo apoyado contra la pared de madera. Sus pies, descalzos como los míos, avanzan hasta llegar a la mesa donde me sitúo y sentarse en una silla enfrente de mí. Viste una sencilla camiseta blanca que se ciñe a su musculoso cuerpo y unos pantalones vaqueros oscuros. Me arrebata suavemente el libro que hace unos instantes se encontraba en mis manos. No me pasa por desapercibido la pequeña sonrisa que se implanta en sus labios. Aunque tampoco, nunca se me ha pasado ninguna sonrisa suya. Siempre me gustó eso, ser la única persona capaz de conocer las expresiones que adopta.

-Dickens. Casa desolada-lee. Aparta su mirada del libro para depositarle en mi rostro. Casi puedo verme reflejada en sus oscuros e impresionantes ojos castaños- No sé porque no me extraña verte con un libro de Austen o de Brontë.

-¿Estás insinuando que soy previsible?-pregunto con una sonrisa burlona en los labios.

-Estoy diciendo que es previsible que no leas historias de amor-se defiende con una sonrisa en sus labios. Bueno, no es "una sonrisa", es "su sonrisa", que es muy diferente.

-¿Y por qué crees eso?-pregunto retándole con la mirada.

-No te gusta el amor. Tampoco entiendes nada de ese tema, solo entiendes que lo odias. Tienes un profundo temor al compromiso, cosa que me pone-me rio por lo último pero James me hace un ademan con la mano para que deje continuar su explicación-. Eres, posiblemente, la persona más cínica que haya conocido en mi vida. Odias cualquier cosa que muestre sentimientos románticos. No solo eres incapaz de soportar ninguna historia cliché, sino, que no puedes soportar ninguna historia romántica. Crees que todas son iguales y que son estúpidas y ridículas. Y sobre todo, crees que el amor es de personas débiles-hace una pausa-. ¿Me equivoco?-pregunta enarcando una ceja.

Huye conmigo (Elypeea#2) Fanfic THEO JAMESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora