MARTIN
Empiezo a desesperarme, el tren está llegando a Zaragoza y yo no he sido capaz de terminar la canción. Y es que, por mucho que lo intente, estoy bloqueado y no puedo componer.
Me revuelvo el pelo y suelto un suspiro largo, habrá que probar otro día, aunque está claro que a mis productores no les va a hacer mucha gracia.
Desbloqueo el móvil y me encuentro un mensaje de Juanjo, mi mejor amigo, me pregunta si me queda mucho para llegar, que ya lleva medio paquete de tabaco. No puedo evitar sonreír.
Juanjo y yo somos mejores amigos desde que tenemos cinco años, nos conocimos de vacaciones, en un hotel de Menorca, nuestros padres se hicieron íntimos, y nosotros estaba claro que también.
Me vibra el móvil un par de veces, es mi amiga Ruslana.
-Martin ¿como vas? - me pregunta desde el otro lado del teléfono.
-Me quedan 10 minutos para llegar.- respondo, mirando el reloj que tengo en la muñeca.
-¿Estás nervioso?
-¿Por? .- me limito a contestar.
- Te mudas a casa de Juanjo para cumplir el sueño de tu vida. - me recuerda.
Me da un pellizco la barriga.
-Una nueva etapa.- le digo.
-¿Tienes algún deseo?- sigue hablando mi amiga.
-Que todo salga bien.- me sincero, porque dejar mi vida en Bilbao atrás para dedicarme a la música no es algo fácil.
-Y liarte con Juanjo Bona.-me responde mi amiga.
Me río, no miente. Porque para qué negarlo, mi mejor amigo tiene algo que hace que no pueda dejar de mirarlo.
-Te dejo Rus, que ya he llegado.- le corto, mientras ella se ríe.
-Suerte, te quiero.- y cuelga.
Cuando el tren se para, guardo mis cosas en mi mochila y recojo mi maleta.
Al salir me sorprendo, en Zaragoza hace mucho más calor que en Bilbao.
Busco a Juanjo con la mirada y cuando nuestros ojos se encuentran entre tanta gente y él viene hacía mí noto como me empiezo a poner algo nervioso.
Controlate Martin.
-Hombre, el bohemio.- me dice sonriendo, para después abrazarme fuerte contra su cuerpo.
Correspondo al abrazo mientras sonrío.
-Hueles a tabaco.- le digo cuando este me suelta.
-Te vas a tener que acostumbrar maño. - me responde dándome un golpecito en el hombro.
Caminos fuera de la estación mientras Juanjo se enciende otro cigarro. Se pone las gafas de sol y me mira sonriente.
-¿Qué tal la carrera?- le pregunto para romper un poco el silencio.
-Una puta mierda, pero ahí vamos. ¿Quieres tomar algo?- me dice, sin desclavar los ojos del suelo.
-Ya es tarde, mejor vamos a tu casa a descansar.
-Nuestra casa.- dice, y me saca una sonrisa.- Y joder, siempre igual de agua fiestas. - me pica.
Cuando llegamos a su piso, o nuestro piso, como él dice, se ofrece a ayudarme con las maletas, de fondo suena Taylor Swift.
Estar con él se me hace tan fácil, tan cómodo. Con él tan solo soy yo.
Suena la puerta de la casa abrirse, y tras ella unos pasos, seguidos de una voz.
-Juanji, hemos traído pizza.- escucho la voz de un chico.
Juanjo me hace señas para salir de la habitación, y cuando lo hacemos veo a un chico delgado y castaño sonriéndonos y con una caja de pizza en la mano, a su lado una chica con unos ojos preciosos cierra la puerta de espaladas a nosotros.
-Ostia hola, se me había olvidado.- dice el chico, dejando la caja de pizza encima de la encimera. Se me acerca y me abraza, como si de mi amigo de toda la vida se tratara.-
Soy Álvaro, encantado. Y esta es Bea.- presenta a su amiga.
Bea se gira y viene hacía mi dirección para abrazarme también.
-Y él es Martin Urrutia, de Bilbao, bohemio y cantante. Basta de presentaciones.- me corta Juanjo justo cando voy a hablar, me mira, me sonríe y se dirige a mí. - ¿Cenamos viendo La Mesías?