MARTIN
A la mañana siguiente me despierto temprano, los nervios no me dejan dormir más, y odio eso, porque si no es por una cosa es por otra, pero llevo tiempo sin poder dormir bien.
No aviso a nadie, ni a mis productores, ni a Juanjo, ni a mis padres. Solo lo sabe Rus, y Bea. Se lo conté anoche, se lo conté todo. Desde el día que me di cuenta de que me había enamorado de Juanjo con 15 años hasta que le había escrito una canción. Cuando se la leí, no pude evitar llorar, era costumbre ya. Y ella tampoco pudo contenerse.
Me dijo que me acompañaría a la compañía, y así es, cuando salgo de mi habitación para hacerme un café,ahí está ella.
-Buenos días.- me dice, mientras me acerco a ella y la abrazo, ella corresponde a mi abrazo y deja un beso en mi cabeza.
Creo que no soy consciente de la suerte que he tenido al encontrarla, tanto a ella como a Álvaro, me hacen sentirme un poco menos solo en estas cuatro paredes.
-¿Estás nervioso?- me pregunta, mientras yo le doy un sorbo a mi café.
-Sinceramente, me da miedo que digan que no, que ya no es tiempo, o que no es suficientemente buena.- le confieso.
-Martin, estoy segura de que cuando vean lo bonita que es les va a dar igual el tiempo, los plazos, y todo lo demás.- Y consigue calmarme.
(...)
Cuando llegamos a la compañía siento el corazón latirme muy fuerte, estoy muy nervioso. Quizá a partir de aquí, cambie toda mi suerte.
Entramos y doy mi nombre, Martin Urrutia, afortunadamente sigo en esa lista, y tengo acceso a dentro de la compañía.
Veo a Jaime, mi productor, y me acerco a él, cuando escucha unos pasos detrás suya se gira, y sonríe, parece aliviado, como si me hubiera estado esperando.
-¿Qué haces aquí?- pregunta.
-La tengo.- respondo, y le devuelvo la sonrisa.- Se que es tarde, que estoy fuera de plazo, pero Jaime, tan solo leela, porfavor. - le pido.
Le tiendo la libreta, y me sorprende, porque la toma sin nisiquiera mirarme a los ojos, la abre y empieza a leer.
Miro a Bea, y ella me agarra de la mano, ninguno de los dos podemos parar de sonreír.
Jaime permanece callado un rato más, se me hace eterno. Por fin habla.
-¿Tienes tiempo?- me pregunta, mirando también a Bea.
-¿Para?
-Para grabarla. - responde, y siento como algo dentro de mi se recompone, uno las piezas del puzzle que hacía tiempo que no encajaba.- Felicidades Martin, estás dentro.
La euforia me puede, abrazo a Bea dando pequeños saltitos, y noto como los ojos se me cristalizan. Escribo a Ruslana, le doy las gracias por haber confiado en mí desde el primer momento, desde que cantábamos Shake it off en mi habitación cuando teníamos 8 años. Y llamo a mi madre, sin poder contener las lágrimas.
-Ama, voy a grabar la canción.- le digo, emocionado.
-No sabes lo orgullosos que estamos de ti, maitea.- responde, en la voz también se le nota la emoción.- Avísanos cuando sepas cuando sale.- sigue hablando.- Otra cosa, ¿estás con Juanjo? - y al escuchar su nombre toda la ilusión desaparece.
-No, creo que está en casa. ¿Ha pasado algo?- pregunto.
-No coge el teléfono a sus padres, y a mi no me contesta los mensajes. Hazme el favor de decirle que queremos hablar con él, porfavor. - me pide.
-No te preocupes, se lo diré. Agur ama, maite zaitut.- le digo, y le cuelgo.
Y en verdad, no tengo ni idea de como hacerlo, ahora que no hablamos. Quiero llamarlo y decirle que voy a grabar una canción, que estoy consiguiendo mi sueño, ese que tantas veces él mismo me animó a que consiguiera, pero no soy capaz de apretar el botón de llamar cuando su nombre aparece en la pantalla. Y tal vez sea lo mejor, tal vez no estemos hechos para estar juntos, y el problema haya sido que yo me he dado cuenta tarde.
Sin más preámbulos, sin menos Juanjo, me meto en la cabina y empiezo a grabar mi canción, mi nuevo comienzo, y quizá el suceso que una vez más, hizo que todo cambiase, para siempre.