VIII: Buenos días

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Pov Lisa:

Me desperté con algo pesado encima, abrí lentamente los ojos y me recibieron unos ojos felinos. Ella sonrió ampliamente, mostrándome su famosa sonrisa gomosa mientras miraba directamente mis ojos.

—Buenos días, Lili— Me tocó la nariz, lo que hizo que mis ojos se agrandaran.

—¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?!— Intenté sentarme, lo cual logré porque ella se dio vuelta en la cama. —¿Cómo te colaste en mi habitación?— Ella se sentó y se rio suavemente.

—¿Dónde están mis buenos días?— No hay nada bueno por la mañana, especialmente cuando tu exnovia está encima de ti y te mira fijamente mientras duermes, lo cual es espeluznante.

—Buenos días— dije en voz baja. —ahora, responde mi maldita pregunta—

—Jisoo unnie vino a buscar a Rosie, llegaremos más temprano de lo habitual porque está demasiado enamorada como para querer desayunar con ella... Estaba planeando despertarte, es por eso que estoy aquí en tu cuarto— Ella explicó y suspiré.

—¿Era necesario acostarse encima de mí y mirarme?— Ella sacudió su cabeza.

—No lo es, pero me pareció muy cómodo acostarme encima de ti, estaba a punto de dormir porque estabas tranquila y eso me hace dar sueño— Me levanté de la cama y comencé a caminar hacia el baño —¿A dónde irás, Lili?—

—Al baño— Respondí brevemente y agarré mi ropa.

Maldita sea, Jennie Kim es rara, espeluznante y extraña. Supongo que no es la misma que conocí hace cinco años.

Bajé las escaleras después de prepararme, me senté al lado de Jennie porque no tenía otra opción porque el único asiento disponible estaba a su lado.

La gatita puso un poco de arroz frito con kimchi en mi plato y le di un pequeño gracias que la hizo reír. Seguimos desayunando y ella siguió sirviéndome algo de comida para asegurarse de que me llenara.

Una vez que terminamos de desayunar, nos dirigimos al estacionamiento.

Actualmente, estoy dentro del auto de Jennie, la cual entrelazó nuestras manos mientras conducía y yo simplemente dejé que la tomara porque no la quiero hacer enojar.

Comencé a acariciar su mano con mi pulgar, lo que la hizo sonreír ampliamente. Estaba tarareando una canción mientras esperábamos que el semáforo se pusiera en verde.

—Esta es una de mis mejores mañanas— Escuché a Jennie murmurar y cuando el semáforo se puso verde, comenzó a conducir.

Llegamos a la Universidad. Ella todavía no soltaba mi mano y puedo ver que estaba pensando.

—¿Qué piensas?— Pregunté y verifiqué que la puerta del auto estaba cerrada con llave.

—No quiero soltar tu mano porque una vez que la suelto no podre sostenerla más— Dijo un poco de triste.

—¿Por qué no podrás?— Ella miró en mi dirección.

—Odias cuando me aferro a ti, especialmente cuando hay mucha gente mirándonos— Suspiré.

—No es que lo odie, simplemente me hace sentir incómoda porque eres la presidente del consejo, estar contigo puede atraer mucha atención, lo cual es lo que más odio. Prefiero mantener un perfil bajo— Suspiró aliviada y sonrió ampliamente.

—Entonces, ¿te parece bien si siempre soy pegajosa y susceptible contigo?— Asentí y ella besó mi mejilla. —realmente te amo, Lili—

Me quedé helada. No esperaba que ella dijera que me amaba.

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