II

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Crowley se quedó pensando por largos minutos para después caminar hacia la puerta por la que Muriel se había ido, colocando varios pestillos, no quería más intromisiones, fue entonces cuando notó como un montón de cartas se amontonaban en el suelo de la entrada, al agacharse se dio cuenta de que todas ellas habían sido enviadas desde la librería y estaban datadas en diferentes fechas a lo largo de lo que parecía ser el último año y medio, se acercó rápidamente al teléfono fijo de su escritorio, este marcaba un nuevo año, el 2024.

"se que puede ser complicado saber que ha perdido 18 meses de su vida"

"solo quería comprobar cómo estaba"

"tras ver lo que vi supuse que necesitaría hablar"

"no lo hago por usted, sino por el Señor Fell, ni siquiera sé qué hago aquí viniendo a ver si está bien"

"lo que no sé es por que el Arcángel supremo me mandaría a cuidar un demonio tan impertinente y malo como usted"

-Mierda, mierda, mierda.- El demonio golpeó la mesa frustrado, las imágenes y palabras que antes no podía cuadrar en su cabeza volvieron a sacudirlo con fuerza, a diferencia de la vez anterior ahora recordaba todo lo que había ocurrido, la conversación con Maggie y Nina, su intento de confesión, Aziraphale contándole que se iría al cielo, ambos intentando convencer al otro de cuál idea era la mejor, las palabras resonaban en su cabeza.

"Nada dura para siempre"

"Te necesito"

Dos frases tan opuestas, sin embargo estas habían salido de la boca del ángel tan seguidas, aquello fue lo que confundió al demonio, lo que lo llenó de miedos e ilusiones provocando que todos sus sentimientos guardados durante 6000 años salieran a la luz, lo recordaba todo a la perfección 5 pasos fueron suficientes para llegar hasta el contrario, recordaba haberlo agarrado bruscamente por las solapas de su traje al igual que aquella vez que lo amenazó en el convento, con la diferencia de que la última vez si fue capaz de acortar la distancia, chocando sus labios contra los del peliblanco, aquellos segundos fueron los mejores de su vida y juraría que por un momento vio las puertas del cielo volver a abrirse para él cuando sintió los brazos de su ángel rodearlo por uno segundo, al igual que sintió volver a caer cuando Aziraphale pronunció aquellas últimas palabras.

"te perdono"

Sintió una fuerte opresión el pecho impidiéndole respirar con normalidad acompañado de constantes punzadas en su rostro, llevo sus manos hacia el lugar notando como estas comenzaban a humear a la vez que sus dedos empezaban a arder con fuerza. -Joder, Joder, no eres capaz de cumplir tus malditas promesas.- Las lagrimas recorrían sus mejillas dejando feas marcas a su paso, camino apresurado hacia el baño para lavar sus manos, era irónico como el agua normal y corriente era lo único que apagaba el dolor de las heridas causadas por el agua más pura y bendita que existía, una vez sus manos dejaron de arder las llenó de agua, inclinándose en el lavabo para lentamente mojar su cara que poco a poco dejó de arder y el humo desapareció, agarró una toalla negra secándose con pequeños toques, se miró al espejo dándose cuenta de que no sólo tenía nuevas heridas surcando su rostro, su pelo había crecido hasta debajo de sus hombros ¿de verdad llevaba más de un año durmiendo? El pelirrojo pensó confundido.  Un año sin regar sus plantas, sin conducir su amado Bentley, sin oír su preciada música de Queen, sin dar de comer a los patos en Sant James, sin cenar en el Ritz, sin ir al Soho o a la biblioteca..... Un año sin ver a su ángel.

Ángel el cual lo había abandonado por un mejor puesto en el cielo, pero también había mandado a alguien para que lo vigilara, chasqueó sus dedos aseándose al instante, ahora vestía su típico traje con cuello de tortuga, llevaba demasiado tiempo sin hacer nada y por la mente del demonio sólo pasaban dos ideas: La primera, tenía que visitar a Muriel para aclarar las cosas y tal vez solo tal vez disculparse pero antes de eso tendría que visitar una peluquería.

I don't forgive you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora