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Aziraphale caminaba de un lado al otro por la habitación, tras lo ocurrido en el bar Hekamiah había guiado a ambos Arcángeles hasta su casa, un pequeño chalet situado a las afueras de la ciudad, desde que llegaron el de mayor rango se había encerrado en una de las habitaciones evitando así las posibles preguntas, un leve repiqueteo en la puerta llamó su atención.

-Arcángel Supremo, soy yo.- La voz de Hekamiah sonó del otro lado. -¿Puedo pasar?-

-Claro, estás en tu casa querido.- La puerta fue abierta dando paso a un preocupado Hekamiah.-¿Se encuentra bien? - El ángel de menor rango se acercó a él con cautela, dejando una distancia prudencial entre ambos ¿Le tenía miedo?

-Por supuesto ¿Tú estás bien?- Aziraphale sonrió levemente intentando convencerse de sus propias palabras.

-Si, solo estoy impresionado, es decir, se que el poder de Arcángel Supremo es superior a casi cualquier otro pero nunca lo había visto de cerca y wow he de decir que lo de antes fue realmente increíble, la agilidad y firmeza con la que se movió, la determinación al hablar, si me permite decirlo fue fascinante.- Los ojos del pelirrojo brillaron al recordar el momento.

-B-bueno yo no se como sentirme al respecto, nunca antes me había ocurrido algo así, l-lamento decepcionarte Hekamiah pero no suelo recurrir a la violencia, de hecho me siento avergonzado por haber golpeado a la pobre Miguel.- Aziraphale jugó con sus manos nervioso.

-Lo entiendo y no le miento cuando digo que respeto su forma de ser, no siempre hay que recurrir a la violencia, sin embargo creo que actuó correctamente, Miguel necesitaba un escarmiento y usted se lo dió, estoy seguro de que no volverá a cuestionarle.- El pelirrojo le dedicó una cálida sonrisa, transmitiendo tranquilidad.

-No fue para tanto.- El peliblanco sonrió nervioso, la idea de ser respetado por Miguel no le desagradaba y por alguna extraña razón se había sentido realmente bien al ver el terror en los ojos de la mujer, sin embargo él no era así, sabía que la violencia no era el camino.

-No lo piense más, hizo lo que tenía que hacer.- Hekamiah se acercó a él dejando un pequeño apretón en su hombro como señal de apoyo.

-Hekamiah, no hace falta que me sigas tratando de usted.- La mirada del contrario volvió a iluminarse.

-¿Está seguro? Metatrón siempre pide respeto hacia los rangos superiores.- El pelirrojo dió un pequeño paso hacia él. -Se que nos conocemos desde hace unas horas pero realmente lo admiro, no querría faltarle al respeto.

-Con todo respeto a Metatrón, esa idea me parece muy anticuada e injusta, a mi parecer todos merecemos el mismo trato, al fin y al cabo, todos somos iguales a ojos de dios, conmigo se acabaron las formalidades.- Aziraphale le dedicó una pequeña sonrisa provocando que el pelirrojo se sonrojase.

-¿De verdad?- Guiado por la emoción el de menor rango dió varios pasos hacia el contrario, deslizando su mano hasta el antebrazo del Arcángel, donde dejó una pequeña caricia, deshaciendo así el agarre que había mantenido en su hombro.

-De verdad, y deja atrás eso de llamarme Arcángel Supremo.- El arcángel frunció ligeramente el ceño ante el acto del pelirrojo. -S-solo dime Aziraphale.- Aquellas palabras salieron casi en un susurro de los labios del peliblanco al notar los pocos centímetros que lo separaban del contrario, Aziraphale levantó la vista encontrándose con los ojos del pelirrojo, quien de vez en cuando daba pequeños vistazos a sus labios. -¿Q-qué estas haciendo?- Hekamiah le dedicó una sonrisa burlona y se acercó a su oído para susurrarle algo.

I don't forgive you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora