Los primeros rayos de sol se colaron por el gran ventanal de la librería, Muriel quien se encontraba en el pequeño sillón individual disfrutando de un libro alzó la vista hacia un hermoso reloj de cuco, este marcaba las siete y diez, mientras se levantaba un pequeño bostezo escapó de sus labios, aquello no era nuevo para el ángel, más si extraño, los seres celestiales no necesitaban descansar, de hecho no lo hacían, ni siquiera Aziraphale, quien había vivido por siglos en la tierra, todos los ángeles asociaban aquella acción a la pereza, uno de los siete pecados capitales, por eso Muriel ni siquiera se había atrevido a tocar la pequeña cama que se encontraba situada en el piso de arriba.
Dejó el libro sobre la mesa y salió de la librería encaminándose a la cafetería de Nina, esta había abierto hacía escasos minutos.
-Buenos días Muriel ¿lo de siempre?-
-¡Buenos días Nina! Si, lo de siempre, unos pastelitos y una gran taza de chocolate.- Muriel le dedicó una enorme sonrisa a la contraría quien comenzó a preparar el pedido.
-¿Desayunarás en la librería o te quedarás aquí?-
-Oh, bueno no lo había pensado.-
-Quédate, hace mucho que no hablamos tú y yo, toma asiento enseguida te llevo el desayuno.- Nina se apresuró a contestar, cualquier otro se hubiese dado cuenta de que la morena quería algo pues esta solía ser fría y desinteresada con el resto, pero para Muriel aquello fue una excelente noticia, por fin su amiga quería pasar tiempo con ella.
-¡Vale!- Respondió emocionada sentándose en una mesa, tras varios minutos Nina se acercó con una bandeja, dejando el pedido de Muriel y una taza de café sobre esta, acto seguido tomó asiento frente al ángel.
-¿Qué tal estos días Muriel? ¿todo bien por la librería?-
-Si, si, todo muy bien.- Le dio un sorbo a su chocolate.
-¿No has tenido ningún cliente especial estos días?- Nina comenzó con su interrogatorio haciendo reír a la contraria.
-Nina, ya sabes que la librería está cerrada al público.- La nombrada rodó los ojos.
-¡Muriel, ya está bien! Hace una semana Crowley vino a por tu desayuno favorito, y más tarde Maggie lo vio salir de la librería, entiendo que él no nos diga nada, ¿pero tú? ha vuelto y no nos lo has dicho ¿Por qué?- "A esas humanas no debería de importarles mi vida en absoluto" recordó las palabras del demonio.
-B-bueno él me dijo que su vida no os tenía que importar, que estaba bien, además solo vino a refunfuñar como siempre.-
-Pero sabías que Maggie y yo estábamos preocupadas por el, cuando lo vimos llegar y entrar en la librería esperábamos que tú nos contases que pasó, pero no lo hiciste, realmente pensé que éramos amigas.- Nina se sintió ligeramente culpable al usar aquella estrategia de manipulación con Muriel, pero realmente ella y Maggie se morían de ganas por saber que había estado haciendo el pelirrojo en aquel tiempo y que lo había hecho volver.
-Y-yo lo siento muchísimo, claro que somos amigas, no quería ofenderos al no contar nada, pero con todo lo que pasó hace unos días he estado ocupada, terminé con muchas dudas y no se me ocurrió venir a hablar, he estado encerrada en la librería aclarando mi cabeza con algunos libros sobre ángeles y demonios ¿los demonios son buenos? porque casi todos los libros dicen lo contrario.- Nina arqueó una ceja ante la pregunta.
-Muriel no se ha que vienen estas dudas pero si te sirve de ayuda yo no creo que haya gente buena o gente mala, más bien gente que decide hacer el bien o hacer el mal, no hay que dejarse llevar por las apariencias, las personas que parecen ser las más amables pueden ser personas horribles y viceversa, sin ir más lejos el propio Crowley, él sin duda parece todo un demonio, sin embargo solo le he visto realizar buenas acciones, siempre al pendiente de Aziraphale, ayudándonos a Maggie y a mi, incluso alguna vez lo he visto sonreír con amabilidad a los pequeños que pasan por el Soho, sin duda detrás de su aterradora apariencia hay una buena persona.- Sin Nina darse cuenta contribuyó a que la mente de Muriel se aclararase un poco más.
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I don't forgive you.
Random-Tardaste en volver a aparecer Rafael, te di la oportunidad de que volvieses por las buenas, hice que el tonto de Aziraphale te ofreciese volver, no pensé que fueses capaz de rechazarlo, ahora tendré que hacerte volver al cielo por las malas o destr...