Aun no sabia a donde correr. Así que se detuvo un momento. Su cabeza le daba vueltas, no tenía sentido. Ya no podía escuchar nada.
Varios recuerdos borrosos llegaban a su cabeza, solo podía distinguir diferentes colores y voces.Podía ver mucho el tono rubio de una cabellera revoltosa.
El pitido apareció de una en su cabeza. Ella misma golpeó la zona intentando ya no oírla. Arrastro su cabeza por la tierra como otro intento para no escucharla.
—¡Nomu!
Ella volteo. Tachibana la seguía desde antes. Ambos quedaron de frente. Dos cuchillos aparecieron en la palma del moreno. Su kosei le permitía crearlos y expulsarlos de su cuerpo.
—¡Ya me estoy hartando de esto! ¡Tenias a Bakugou a tus pies! ¡¿Por qué no lo mataste?! ¡Era tu misión!
Él dio unos pasos quedando más cerca.
—Tu... no debes dudar. No tienes que pensar. ¡Solo seguir ordenes! —lanzó uno de los cuchillos, este se clavo en su hombro.
Se sentía pequeña ante la persona, débil y con miedo. No sentía dolor, pero igual sabía que había hecho mal por como la atacaba.
—Te cree para que hicieras sufrir a Bakugou y luego acabar con él. Para que viera como su propia hermana termine con su vida. ¡Pero siendo un monstruo aún eres inútil!
Su cuerpo cayó al suelo cuando recibió otro cuchillo en su cuerpo. Tachibana se acercó más hasta terminar a sólo dos metros de ella.
—Debí saber que algo así pasaría. Pero ya no hay vuelta atrás. Usaré otro Nomu para que haga tu tarea.
Levantó su mano dejando aparecer otro cuchillo.
—Veamos como reacciona Bakugou al saber que su hermana se volvió un monstruo y ahora muere. Llevaré tu cabeza. No te muevas.
Sujeto su hombro y coloco el filo del cuchillo en su cuello. Ella no se movió, una parte de su cabeza seguía encadenada a recibir órdenes.
—Le mandare tus saludos a Bakugou.
La sangre salpicó el suelo. Su voz dejó de escucharse al escuchar su cuerpo caer.
Sakuya reguló su respiración al verlo hinmobil en la tierra. Dirigió su mirada al Nomu y dejó caer la enorme roca.—Esta bien, Suki... —inhaló profundo— Ya no dará problemas. Volverás a casa.
(...)
Ambas iban a la par. Sakuya de vez en cuando dirigía su mirada a la enorme criatura a su lado.
—Estuve al tanto de ti cuando te volvieron en esto. Leí cada carpeta que el doctor hacía de ti, tu avance y fuerza. —explicó la mayor. Sabía que era en vano, ella no entendería nada, pero igual lo hacía— Tachibana le dijo al doctor que si querían volverte a la normalidad solo habría una forma.
La pelinegra se detuvo, obligando al nomu hacer lo mismo.
—Debían matarte para volver a ser Suki, pero seria en vano. Ya no estarías viva, pero tu cuerpo sería como antes. Yo... no haré eso, buscaré otra forma de hacer que vuelvas.
Suki dirigió su mirada a Sakuya.
—Seguro preguntas por que lo hago. Mi mente ahora da muchas vueltas y no puedo pensar bien. Solo se que todo lo que pasas... es injusto para ti. Tu no deberías estar metida en esto, y en parte es mi culpa.
Unas lagrimas se asomaron por sus ojos.
—Yo les dije como hacer que Katsuki aceptara unirse a la Liga de Villanos. Debían capturarte, ¡y de verdad lo lamento, Suki! ¡Si me hubiera quedado callada, no estarías así ahora!
La pelinegra cayó de rodillas. Cubrió su rostro con ambas manos y no tardó en escuchar sus sollozos.
—¡Tachibana se obsesiono con Katsuki y por querer acabar con él, te uso! ¡Perdóname, Suki! ¡Lo lamento! ¡Yo no quería-...
Una mano en su cabeza la hizo callar. Levantó la mirada confundida.
—¿Suki? —la nombrada no hizo nada, solo mantuvo su mano en la cabeza de la mujer.
—Sa... ya...
—Puedes hablar. Eso es... ¡es perfecto! ¡Significa que una parte de ti sigue ahí! ¡Dios, Suki!
Abrazo el gran cuerpo del Nomu. Volvió a derramar lágrimas. Entonces una idea loca llegó a su cabeza.
—Quizá ellos te ayuden. Si les explico bien, podrán encontrar una solución.
(...)
Sakuya no tardó mucho en saber de todo el daño causado por los villanos. No contaba los días, su cabeza solo estaba al pendiente de buscar una solución para salvar a Suki Bakugou.
Intento buscar algo en el viejo laboratorio del doctor bajo el hospital de Yaku. Pero estaba totalmente destruido, solo eran restos inservibles.
—No tiene sentido. Ese viejo siempre tiene un plan B. Jamás le gusto la idea de volverte como eres ahora. —la pelinegra sacudió sus hebras— Seguro ideó algo para volverte a la normalidad.
Suki la observo sin entender mucho de lo que hablaba.
—¡Esto es estúpido! Llevo... —pensó unos segundos— dos, tres día. No tengo idea... Mi cabeza, mi cabeza no piensa con claridad. Debí... Debí robar documentos, muestras o algo. Lo lamento, Suki.
Volvió su mirada a la criatura al otro lado de la habitación. Ambas estaban escondidas en un edificio destruido donde sucedió la batalla.
—Tendrás que esperar un poco más. ¿Tienes hambre? Puedo buscar algo por aquí o...
El Nomu se puso en pie. Camino hasta la salida donde el sol iluminó su cuerpo. Levantó la mirada observando el cielo.
—¿Estas bien, Suki? —Sakuya la siguió detrás.
Ella no le respondió. Mantuvo sus ojos enfocados hacia arriba. De pronto su cola de agitó con brusquedad. La mayor se alejo al verla empezar a destruir cosas al azar con sus brazos, piernas o cola.
Sabía lo que sucedía. Estaba enojada. Ya empezaba a entender un poco más su comportamiento.
—¡Suki, detente! ¡Tanto ruido hará que nos encuentren!
Ella ignoro su pedido. Siguió derribando y destruyendo todo lo que tenía a su paso. Sujeto un escombro entre sus brazos hasta lanzar lo en el escondite donde estaban.
—¡Suki!
La nombrada al fin reacción. Levantó la cabeza viendo cómo la poca estructura que quedaba del edificio empezaba a desmoronarse.
Sus ojos fueron a ciertas vigas de metal, iban a caer sobre su antigua maestra.—¡Huye! —pidió la pelinegra. Ella no podía, era tarde.
No tenia tiempo para huir. Ya no podía ayudar a su estudiante volver a la normalidad.
—¡Sakuya!
Escuchar su nombre fue una sorpresa. Luego unas manos la empujaron desde su estómago, abrió sus ojos sorprendida al ver la responsable.
—¡SUKI!
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𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠 𝐵𝑎𝑘𝑢𝑔𝑜
De Todo-Jamás seré más que eso para ellos. -Eres como eres. Mi familia.