020

60 9 0
                                    

Hacer algún esfuerzo ahora era completamente inútil. Sus ojos estaban rojos e inchados de tanto derramar lágrimas.
Fue dejada en el suelo, una luz daba contra su rostro impidiendo que viera más allá.

—No te haremos daño, Suki. Puedes confiar en mi.

Ella no respondió ante lo dicho por Sakuya. La mayos suspiro, sacudió su; ahora, cabello azabache.

—¡Escucha, niña! ¡Más te vale que no vuelvas a llorar! Suficiente tuve con tus lloraderas en el camino.

Sakuya detuvo a Tachibana de acercarse a la menor. Ella mantuvo la mirada baja, otros pasos llamaron la atención de ambos adultos.

—Doctor.

—Ya vino el enano bigoton.

Kyudai Garaki, también llamado Daruma Ujiko, inspeccionó a la rubia. Camino por sus alrededores, sujeto sus mejillas obligandola a levantar la mirada.

—Vaya...

—¿Todo bien, Doctor? —Sakuya se asomo por sus hombros.

—¿Están seguro que quieren hacerlo?

—Quiero acabar con ese maldito y ella nos ayudara. —le recordó el moreno.

El mayor de los tres asintió. Sujeto la mano de Suki y salieron de la habitación. La rubia observo de reojo a su antigua profesora. Ella no pudo evitar preocuparse un poco.

—Tranquila, cielo. Somos villanos, esto es lo que hacemos.

—Haces esto solo porque odias a Katsuki. Y solo porque tu no puedes darle cara, no significa que debas utilizar a Suki.

—No veo que le detengas.

Sakuya apretó los puños. Su novio sonrío de lado, palmeo los hombros de su novia.

—Lo último que querría esa niña es verte. Será en vano que la ayudes. Recuerda que estas en la mira de Shigaraki. No más desastres.

—Si...

(...)

Katsuki de la familia Todoroki y Midoriya al escuchar su teléfono sonar. Era una llamada. Observo el nombre de la pantalla.

—Bruja.

—¡Katsuki! Nunca me dijiste si Suki le gusto el regalo. Pidió todo el año un triciclo, le gusta sentir que conduce un auto. Me recuerda un poco a ti. ¿Entonces, que dijo?

—¿Por qué no le preguntas tu? Esta contigo.

—¿Que? Claro que no, sigue en la escuela contigo. Iba a pasar Navidad allí con ustedes, por eso envié el regaño allí.

El Bakugou frunció el ceño.

—Me dejo un carta, que por cierto debe mejorar el letra. Dijo que pasaría un rato con ustedes y que el profesor la llevó.

—No. Me estoy asustando, Katsuki. No estés jugando así. ¿Donde está tu hermana?

—¡Te dije que en me dejó una carta! ¡La tengo justo aquí! Incluso tiene esa tonta cara sonriente al final.

Mitsuki sacudió su cabello, empezaba a preocuparse.

—Katsuki. Tu hermana firma con su nombre y un gato. —recordó la rubia— Siempre lo hizo.

El adolescente observo la hoja de nuevo. No era posible, era la misma letra con errores de ortografía. Incluso tenía colores. La cara sonriente.

—Katsuki. ¡Katsuki!

—Ella...

—Esto no está pasando. Llamare a la policía y a la escuela.

Inmediatamente la llamada se corto. El rubio aún seguía viendo la carta en sus manos. Sus dedos temblaron un poco.

𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠 𝐵𝑎𝑘𝑢𝑔𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora