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Aplasto las últimas cajas donde guardo sus cosas y las dejo apoyada en la pared. Limpio el sudor de su frente, observo su habitación al fin instalada.

Por suerte dejaban que los estudiantes trajeran algunas de sus pertenencias. Tomó asiento en su cama y miró cada pared pensando si no faltaba nada.

—¿Por qué siento que falta algo? —cruzo los brazos, frunció el ceño y cerró los ojos.

Golpes en la puerta la distrajieron. Sentía que tenía su propia casa, sonrío ante ello. Volvió a ponerse en pie.

—¿Quien es?

—Abre esta puerta si no quieres que la tire a patadas.

Katsuki.

Dejo entrar a su hermano, al segundo él paso por su lado golpeando su cara con una bolsa. Suki la atrapó antes que tocara el suelo.

—¿Que es esto?

—¿Un huracan paso por aquí? Mira este desorden. —pateo una pequeña caja con basura— Por tu bien espero que limpies.

—¡No es fácil limpiar todo sola! Mamá me ayudaba... —murmuró en un puchero.

Ignoro las quejas de su hermano y abrió el paquete en sus manos. Al instante sus ojos brillaron y quito el contenido de adentro.

—¡Señor Momo!

Katsuki rodó los ojos al verla abrazarte en trozo de tela en sus manos. Observo de nuevo la habitación de su hermana, se veía igual que en su casa. Los dibujos en las paredes, colores esparcidos en su escritorio, el estuche de sus gafas al lado, la alfombra de gato negro y su cama de sábanas naranjas.

Exactamente igual.

—Por alguna razón ese trapo estaba entre mis cosas. No quiero mugre en mi habitación.

—Pensé que lo había perdido. Gracias, Kacchan.

—Como sea.

—Oh. ¿Que es esto? —rebusco en la bolsa de nuevo. En sus manos tenía una chaqueta color anaranjado y negro por dentro— Kacchan, dejaste esto aquí.

—No es mio. —negó el Bakugou.

—¿Entonces? —Suki observo la prenda confundida. Obviamente no era de ella, la talla era más grande, como para un adolescente.

—Es para ti.

—¿Que?

—Dije que es para ti. Úsalo, ya no lo quiero.

Los ojos de la Bakugou brillaron. Dirigió la mirada a la chaqueta de nuevo, ahora recordaba donde la había visto.
Esa ropa fue un regalo de su madre para Katsuki, pero solo la uso dos veces y luego se perdió en su armario.

—Pero... Kacchan. —una gota bajo por su frente— Es muy grande para mi...

—¡Entonces devuélveme la chaqueta!

—¡No! ¡Ya me lo diste, ahora es mio!

(...)

—Este es Momo y ella la señora Mimi. Con Kacchan jugamos a la corte, a veces hacemos luchas o inventamos algo. Yo soy Momo, me gusta Momo.

Eri asintió. Agarro el títere rosado y lo coloco en sus manos, con dos de sus dedos movió sus brazos. Suki imito su acción e hizo que Momo la saludara.

—Suki. ¿Por qué llevas esa ropa tan grande?

—¿Ah? Ah... —miro la ropa que traía puesta, ropa que cubría todo su cuerpo al ser de varias tallas más grande— Kacchan me la regalo, era suya, pero ya no la usaba. La encontró entre su ropa y como regalo por venir aquí me la dio.

𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠 𝐵𝑎𝑘𝑢𝑔𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora