Cap 20. Un beso de ella.

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Tenía mi mente ocupada de preguntas y pensamientos.

Cuando entramos a la habitación y Tom estaba con su rubia, Gustav mencionó algo sobre un plan.

Qué plan?

Necesito una explicación, por parte de ambos.

Porque quizás solo era una broma pesada, quizás se dieron cuenta de que estoy enamorada de Tom y tal vez querían que yo lo vea con Emma para que sepa que él le pertenece a ella.

No hacía falta que los vea, porque ya tengo bien claro que Tom y yo nunca estaremos juntos.

Por qué? Porque Tom está con Emma, que lamentablemente es una perra, pero sigue siento una perra atractiva.

Tiene todo lo que los hombres buscan.

Tiene todo lo que seguramente Tom busca.

Y es una verdadera lástima, porque nunca me sentí así con alguien. Nunca sentí la necesidad de verlo, o la necesidad de partirle la boca o y de tocarlo, abrazarlo.

Estaba confundida y equivocada cuando le dije que solo éramos amigos.

Fui tan estúpida...

Una gota en mi frente hizo que mis pensamientos se esfumaran.

Miré a mi alrededor, aún faltaban unas seis calles hasta el hospital, la ciudad estaba completamente solitaria, más que antes. Y claro, porque se escuchaban los rayos furiosos caer en lugares cercanos.

De repente cayó una, y otra, y otra gota más en mi cara, hasta que empezó a llover con fuerza.

Ahora el único sonido que podía escuchar era el agua caer y chocar con las superficies.

No me molesté en apurar el paso, seguí caminando a la velocidad que lo venía haciendo porque no tengo ánimos para nada.

El agua empezó a empapar mi cabello y mi ropa lentamente, lo cual hizo que me cruzara de brazos para intentar crear calor, frotando mis brazos con mis manos.

Seguí caminando, observando detrás de mí espalda cada tanto, como si alguien me estuviera siguiendo.

No pasaba ningún auto, obviamente, eran las cuatro de la mañana.

Las gotas caían cada vez con más brusquedad, me sentía helada, mi labio inferior temblaba, y era mejor no seguir bajo la lluvia.

Me protegí en una parada de autobús con techo, me senté a el banco que había allí y  flexioné mis piernas, poniendo ambos pies sobre el banco y permitiéndome abrazar ambas piernas, acurrucándome para conseguir un poco de calor corporal.

Una vez que esta lluvia se calme o pare seguiría mi camino al hospital, porque lo único que quiero es hundirme en mi cama, y quedarme ahí para siempre.

De repente mis ojos empezaron a ponerse pesados, mi cuerpo estaba relajado, y mi alma también, el ruido de la lluvia hace que todo de mi se relaje, y que mis tensiones desaparezcan.

Tom

Un fuerte trueno hizo que mis ojos se abrieran con desesperación.

Me había quedado dormido en la limusina, y rápidamente comencé a ver por las ventanas empapadas, buscando a Cassie si es que se encontraba.

Esa pequeña siesta hizo que me sintiera mauormente bien, no me sentía mareado y no tenía dolor de cabeza.

O tal vez sí, pero estaba más preocupado por Cassie que por mi mismo.

—Tom... como iba vestida tu amiga? —preguntó mi chófer, aún con la vista pegada hacia delante.

—Tenía un jean azul y una blusa negra... la viste? —pregunté, preocupado.

Al otro lado del jardín -Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora