Cap 23. Bill

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Tuve que irme a mi edificio, y una vez que subí al piso dos, pude ver desde las paredes de cristal del exterior, la habitación de Cass, ella estaba discutiendo con Roy.

Estaban gritándose entre sí, mientras yo observaba todo desde mi edificio, alerta por si Roy le llegaba a pegar nuevamente.

Era increíble lo furioso que estaba Roy, y lo mal que llevó la situación.

Llamarla prostituta y golpear a alguien que ni siquiera es tu hija es caer muy bajo.

Cassie estaba sentada en su cama, aún gritándole, hasta que desvió la mirada a su ventana y me vio a mi, observándola con mis manos en los bolsillos.

Ella volvió a mirar a Roy como si nada, pero rápidamente él también miró la ventana, y también me vio a mí, por lo cual cerró las cortinas.

Que hijo de puta.

Cassie

No quiero verte nunca más cerca de Tom, me escuchaste? —exclamó Roy, claramente enojadísimo.

—Qué más quieres? Que me quede aquí encerrada? —exclamé, sentada en mi cama, mientras Roy caminaba de un lado a otro.

Roy dejó de caminar y suspiró pesado, con su dedo pulgar en un lagrimal y el índice en el lagrimal del otro ojo.

—Mira, Cassandra-

—Nadie me llama así. —interrumpí.

—Bueno, yo si... es el nombre que tus padres te pusieron... —dijo más calmado.

—Prefiero mi apodo.

—Escucha, ese no es el problema ahora. —suspiró—El problema es que te escapaste del hospital sin mi permiso y volviste tarde, sumando que te quedaste atascada en el ascensor con un chico y tuvieron relaciones sexuales. —dijo molesto.

Yo solo lo miraba fijamente, harta de escucharlo hablar.

—No vas a acercarte a Tom, —agregó, a lo cual estuve a punto de quejarme, pero Roy se apresuró a hablar antes que yo—irás a atenderte con la ginecóloga, terminarás tu recuperación y finalmente podrás salir del hospital. —escuché con los brazos cruzados, evitando verlo—Vivirás conmigo en mi casa aquí en Berlín... comenzarás la universidad y quizás... conozcas a alguien para ti.

—Eso es lo que tú no entiendes... yo ya conocí a alguien.

—Eres muy pequeña para saberlo.

—Voy a cumplir los dieciocho el viernes que viene!

—Aún seguirás siendo muy pequeña... —dijo Roy, firme—Cuando estés por terminar la universidad, ahí tendrás la edad correcta y suficientemente madura como para saber si las personas son las indicadas o no. —agregó—Ahora estás quizás... confundida.

—No soy estúpida, Roy.

—Nunca dije que lo fueras. —dijo con los brazos cruzados.

—Pero me tratas como si lo fuera. —dije con molestia.

Roy suspiró—Tengo pacientes que atender, muéstrame tus brazos antes de irme. —dijo mientras se acercaba y yo le extendía mis brazos—Ya estás casi completamente curada de las quemaduras... seguramente el domingo que viene ya pueda darte el alta.

Me crucé de brazos nuevamente, mientras movía mi pierna con ansiedad y Roy caminó a la puerta, mientras yo seguía viendo hacia delante, hacia mi ventana.

Pude escuchar la puerta abrirse, pero los pasos de Roy se detuvieron.

—Lo estoy haciendo por tu bien, Cassandra. —dijo con un tono de voz que expresaba un poco de tristeza y preocupación, para luego cerrar la puerta.

Al otro lado del jardín -Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora