Cap 26. "Te amo"

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Cassie

Estaba en un vacío.

Todo mi alrededor era negro.

El suelo, y todo mi alrededor era negro.

Estaba en una especie de cubo infinito, pero no podía ver las paredes ni mucho menos el techo.

Estaban tan lejos que mi rango de visión junto a la oscuridad no me permitía ver aquellas paredes.

Pero lo que si veía era a mí.

Me veía a mí, en aquella soledad.

Estaba perdida, completamente perdida.

Me veía claramente, en 3ra persona, como si de una grabación se tratase.

Pero podía sentir mis cinco sentidos.

Como si mis ojos estuvieran en un lugar completamente diferente, observándome atentamente, mientras que mi cuerpo y alma se hayaba en su lugar.

Había silencio absoluto, solo se escuchaba mi respiración, junto a los latidos de mi corazón.

—Hola? —Grité, a lo cual el eco aturdió mis oídos.

Me di la vuelta, como si detrás mío no hubiese otra cosa más que oscuridad.

Estaba totalmente aterrada.

Estaba perdida.

Había perdido el rumbo de mi vida.

Me sentía muerta.

—Hola? —dijo una voz detrás de mí.

Me quedé helada, inhalé hasta que me detuve, quedándome sin respirar.

Su mirada estaba clavada en mi y lo sentía claramente.

Mis piernas, mis brazos y mi cuerpo entero estaba temblando.

Mis ojos se movían hacia todos lados con desesperación, buscando... algo.

Pero no había más que oscuridad.

Parecía una voz inhumana, una voz robótica y siniestra que hacía eco en mi mente.

Pero es como si yo sola escuchase aquella voz.

Aquella voz robótica no hizo eco en este espacio negro, no como la mía hace unos segundos.

Me giré lentamente, con mi mente y cuerpo en pánico.

Temblando desesperada por saber quien estaba detrás de mí.

Por saber cuales eran sus intenciones.

Mi ojos y mi cuerpo se paralizaron al ver la figura de una mujer.

No tenía rostro, estaba borroneado o tachado, como si de un dibujo se tratase.

Veía con suma claridad el color de su cabello, pero simplemente mi cerebro ignoró dicha información.

—Esta es tu madre. —Dijo aquella voz robótica y siniestra.

No pude ver sus labios moverse porque no veía ninguna parte de su rostro, pero sabía que aquella mujer me lo decía a mí.

Telepáticamente.

—Estás ahí? —preguntó, con su característica voz siniestra y al mismo tiempo expresando tristeza—Estás volviendo a casa?

Reconocía esa voz.

Pero no era de mi madre.

Ella... ella no es mi madre.

Mi piel estaba erizada, comencé a sentir mi cuerpo helado.

Tenía miedo.

Mi rostro expresaba todo aquel maldito miedo que estaba sintiendo en ese entonces.

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⏰ Última actualización: Mar 10 ⏰

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Al otro lado del jardín -Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora