Cap 9. Idiota

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Emma se separó al instante, un poco confundida.

—Qué dijiste? —preguntó Emma, luego de alejarse de Tom.

—Uhhhh, Cass no te enojesss. —dijo Tom alargando cada palabra que salía débilmente de su boca, con los ojos cerrados cansadamente—. Dame un beso, porfavorrr —Suplicó Tom mientras agarraba la muñeca de Emma y la atraía hacia él, para luego besarla.

Emma lo apartó rápidamente y se separó—Quién mierda es Cass?! —preguntó con molestia.

—Oh, Cass... ella es... ella es una chica —dijo acostándose y soltando palabras de manera estúpida debido al alcohol que llevaba.

—Qué es de ti esa tal Cass? —preguntó Emma mientras se vestía rápidamente.

—Oh... nada. —hubo silencio y de repente Tom comenzó a llorar levemente.

—Mierda. Estás totalmente borracho. —Dijo Emma para luego acercarse a Tom, y consolarlo.

—Cassie, dónde estás? —sollozó.

—Estás comportándote como un estúpido niño pequeño. —se quejó Emma.

—Quiero ver a Cassie! —Hizo berrinche mientras las lágrimas seguían cayendo.

—Primero debes ducharte, estás muy borracho y no sabes que mierdas dices. —Ordenó Emma, mientras llevaba a Tom a rastras a la ducha, con él haciendo berrinche todo el pequeño camino hacia allí.

Cassie

El aire que entraba por la ventana de mi habitación hizo que me dé un gran escalofrío. Me giré para ver a Anne temblando un poco, por lo cual la tapé con una cobija no tan gruesa, y me acerqué otra vez a la ventana para poder cerrarla.

Es como si el universo me estuviera dando golpes con un palo.

Vi al otro lado, en el edificio de enfrente, como una chica rubia salía de la habitación de Tom. Ella se arreglaba el cabello, y también su ropa...

Por qué me molestó tanto?

Tom es solo mi amigo, tiene todo el derecho de estar con quien quiera.

Es más, por mí que éste con todas las malditas rubias del mundo.

O... en realidad no.

Giré mi mirada hacia mi cuaderno de dibujo, y vi allí a Tom, una hora antes no había podido evitar dibujarlo, y ahora estoy viéndolo a él en mi cuaderno. Al Tom recostado sobre el respaldo del banco.

Escuché como las sábanas y la cobija de mi cama hacían un pequeño ruido de roces.

—Cass? —miré a Anne, que frotaba su ojo izquierdo—Qué haces despierta?

—Eh... —cerré el cuaderno de dibujo—Solo... miraba mi obra de arte. —dije divertida aunque se notaban mis nervios.

—A ver tu dibujo —dijo Anne mientras se levantaba y se acercaba.

—No-

Quise impedírselo, pero ella lo abrió rápidamente y vio allí el dibujo que tenía como prota al mismísimo Kaulitz.

—Explica. —giró el dibujo hacia mí y puso su otra mano en su cadera, esperando una explicación de mi parte.

—Lo dibujé porque no se me ocurría nada más! —me excusé.

—Clarooo, y por eso este corazón? —señaló con diversión un pequeño corazón que yo había dibujado.

—Ese corazón lo dibujé antes de dibujarlo a él... —me excusé de nuevo.

Al otro lado del jardín -Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora