By Tom
Me desperté, al mirar el enorme reloj de mi Oficina , me di cuenta que ya eran las doce y algo más.
Seguramente todos habían dado marcha a sus casas.
Miro a mi derecha y veo su linda carita. Esta tiernamente dormido, soltando dulces suspiros.
-Billy, lindo despierta. -se abraza más a mi pecho y enreda más sus piernas a las mías. -corazón... Es hora de ir a casa.
Por Fin abre sus ojitos y me dedica una tierna sonrisa. Su mano se escurre en mi abdomen, pecho y finalmente llega a mi mejilla. Me atrae con una fuerza casi inexistente y me planta un beso.
-que hermoso despertar caramelito.
Hable entre besos y el sonrió parando un poco el beso.
-¿cuantos apodos tienes para mi, amor?
-mmm... Creo de demaciados, que tal... ¿Traserito sexi?
-pfff. Dios, Tom, que apodo tan más raro.
-yo creo que te queda a la perfección. -tome su mentón y le di cortos besitos inocentes. -Es hora de ir a casa.
-ugg. Yo no puedo.
-¿por qué no , Gruñonsito? .
-Me duele el culo y las piernas no me dan para nada.
-¿te llevó en mis brazos como un principito?
Sonrió y a los segundos se desvaneció esa sonrisa.
-¿y si nos ven?
-¿cual es el problema?
-pensaran mal de mí... Y de ti. Dirán que consegui el trabajo , acostandome contigo.
-¿te molestaría que pensaran eso de ti?
Bajo su mirada. Se pego más a mi y recostó su cabeza en mi pecho. Tomó mi mano y la puso en su mejilla, yo la acaricié. Levanto su mirada, conectando con la mía.
-el problema no es que piensen mal de mí. -cerró sus ojitos al sentir las suaves caricias que le proporciona mi mano. -No quiero que piensen mal de... Vos.
-no tienen derecho...
-pero lo harán. -me interrumpió. -Es algo que me asusta de esto.
-¿a que te refieres con "esto"?
-a todo lo que incluye nuestra relación.
Me levante de aquel sofa, tome mi ropa y me la coloque.
-¿que... Que hacés?
Me coloque los zapatos y camine a la puerta para salir.
Cerré la puerta y me dispuse a revisar las oficinas. Ni un alma.
Regrese. Bill estaba con su cara entre sus rodillas y cubierto por la frazada.
Me acerque y lo alce como princesa de cuento de adas, aun con la cobija envuelta ya que estaba desnudo. Pero antes de dar marcha, vi que su carita estaba húmeda y sus mejillas sonrosadas.
-¿Por que lloras?
-crei que te habías enojado.
-chaparrito... -di un besito en su mejilla. -tan sólo, eche un pequeño vistazo. No hay nadie.
Sonrió tiernamente y indio su cara en mi cuello.
-Dormiré un poco... Aun. -bostezo.-tengo sueño.
A los pocos segundos, su respiración se relajo.
Tome nuestros teléfonos de mi escritorio y camine con Bill en brazos. Baje en elevador y estando a pocos pasos de la puerta, dirijo mi vista a la puerta de cristal , solo para encontrar a aquel chico del contrato.