11. ¿Divorcio?

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—Ah… —sintió el inmenso dolor en todo su cuerpo al despertar.

No había lugar que no doliera.

—Cariño. —Esa voz lo paralizó.

“¿Wang Rong?”

El emperador estaba en la habitación, tenía sus ropas y estaba fuera de la cama, por lo que se acercó de inmediato.

—Tal vez no quieras verme, pero no podría dejarte después de esto.

Xian recordó lo que había sucedido con el emperador y él, pero no sabía cómo había llegado a ese punto, solo el hecho que ya estaba en la habitación y después hicieron el amor.

—¿Por qué dices eso? 

—Entraste en celo, y te tomé sabiendo que estabas inconsciente. Sé que no me justifica nada-

—¿Por qué hablas de culpas? Yo envié a la criada a llamarte, no fue por sí sola.

—...

—Así que deja de echarte culpas que no te competen. 

—¿Tú realmente… —No podía creer que Xian lo mandara a llamar cuando no quería verlo ni en pintura.

—Tú eres mi esposo ¿no? ¿Creíste que pasaría el celo con alguien más solo por estar molesto contigo? 

Eso era demasiado estupido.

—No, sé que no eres así, pero… no imaginé esto…

Xian estaba por pronunciar el nombre del emperador cuando su boca se cerró recordando que no debía hacerlo.

—Majestad… —Xian bajo su mirada y dirigió su mano a las vestiduras de Wang Rong con el objetivo de tocarle—. Gracias por pasar el celo conmigo, y… me disculpo por mi comportamiento hacia ti, desde que llegué aquí nunca he querido lastimarte, y sé que tú te has esforzado por ser bueno para mí.

Xian en el fondo sintió culpa debido a que a pesar de todo, sabía que su comportamiento no había sido del todo bien, después de todo, él sabía a lo que se arriesgaba cuando visitó los aposentos del emperador, simplemente… como esposo sentía demasiadas inseguridades, sí, Wang Rong tenía derecho a su harem, para eso era, pero eso dolía, el pensar que podía estar una noche con él y otra con alguien más, le dolía.

Sabía muy bien que el emperador había confesado sus sentimientos a él, le había dicho que era el único, eso no le quitaba la inseguridad.

¿Y es que no podían ponerse en su lugar?

Habían personas que incluso podían sentirse celosos al solo pensar que su pareja era atractiva y podría atraer a muchos.

Entonces, ¿qué sentirías si tu pareja tuviera miles de mujeres a su disposición? A las cuales pudiera llamar cuando quisiera si tú no estabas o se aburriera.

¡Era demasiado!

En su reino nunca había existido un harem, solo te casabas una vez en la vida, y su padre le había sembrado esas enseñanzas, debías ser el único en el corazón de tu esposo y tu esposo en el tuyo, entonces, ¿cómo explicaba ahora esta situación a sus tradiciones? Era demasiado diferente.

En cualquier momento podía dejar de ser el favorito de su majestad, en cualquier momento…

Lo supo, él no debió de empezar a sentir cosas por el emperador, pero aún así no lo pudo evitar, y ahora se estaba ahogando en esos sentimientos…

Debía romper esa confianza suya, debía romper cualquier momento cálido que le hiciera perder más la cabeza.

Debía de empezar a tratar al emperador como un emperador, no como a un esposo que amaba plenamente.

En Los Brazos Del Malvado Emperador Wang ⁺²¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora