15. Solo mío

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—Ling.

—Dígame majestad…

—¿Dónde está el emperador? ¿Ya salió de la corte?

—No lo sé majestad, pero es lo más probable, yo no lo he visto…

—Entiendo, puedes retirarte. —Se levantó al verse listo para empezar el día.

—Mn. —Esta obedeció y se retiró.

Cuando la puerta se cerró Xian pudo dar un suspiro.

—¡Maldición, ya no soportaba estar sentado! —tocó sus caderas.

Dolían mucho.

Había tenido mucha suerte en que el emperador había sido amable aunque se enteró de ese beso la noche anterior.

Del beso…

Xian levantó la mirada, ¿y si el emperador no había llegado por qué…?

—¿Fue a buscar a Zhou?

No, no, no, era imposible, no pudo ir  a buscarlo, ayer le dejó claro que Zhou no había hecho nada malo, ¡¿por qué lo haría?!

Xian salió de los aposentos y se dirigió a la corte, y tal como pensaba, el emperador no se encontraba allí.

Miró a sus alrededores sin ver nada inusual, no había nada que le indicara alguna pelea cerca, por lo que se mantuvo en silencio y concentró su energía para captar alguna otra siendo liberada.

Fue justo en ese momento que lejos, al otro lado de unas montañas pudo ver como un viento fuerte hizo que muchos árboles cayeran.

—Maldición… 












El emperador arrojó a Zhou contra otra montaña, haciendo que uno de sus brazos quedara roto, estaba perdiendo mucha sangre.

Justo ahora podía ver el rostro sin expresión que el emperador mantuvo ese día, ese dia en que le quitó todo.

Sabía que realmente estaba furioso, y que lo mataría.

Frente a él, podía ver al emperador con un ataque mortal en sus manos, uno que estaba por arrojar a él.

Zhou bajó la mirada sin poner resistencia para defenderse, sabía que ya no tenía oportunidad, por lo que solo se mantuvo allí.

Aunque, cuando el ataque fue lanzado, sonrió.

Aquel ataque mortal que podía ser visto por todo el imperio, explotó moviendo la tierra.

El emperador se mantuvo en su lugar sin recibir daños, pero cuando el polvo y el fuego que este había causado desapareció, la mirada del emperador ya no pudo ver más a Zhou.

Estaba claro, por el poder del ataque se había destruido allí mismo.

Eso pensó, hasta que detrás de él sintió un fuerte golpe que lo mandó a estrellar contra tres montañas cercanas, atravesando cada una de ellas, aunque después pudo mantenerse en pie.

—¡¿Qué demonios estabas haciendo?!

Reconoció esa voz de inmediato.

Oh no…

No tardó mucho en ver a Xian frente a él con una expresión de clara molestia.

—Cariño-

—¡No me digas cariño! ¡¿Qué hablamos ayer?! ¡Te dije muchas veces que no quería que tomaras represalias contra Zhou!

—Sé que lo dijiste pero yo no accedí-

—¡Tú! —Xian frunció el ceño indignado.

—¿Dónde está Zhou? 

En Los Brazos Del Malvado Emperador Wang ⁺²¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora