6. Una Noche Para Nosotros

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Xian se sorprendió pero no mostró expresión, aunque por dentro quisiera matarlos a todos.

—Soy la princesa Wang Lixue de este reino, y tú estás rompiendo una regla, que seas el esposo de su majestad no te da el derecho de ir a sus aposentos cuando quieras, él debe de llamarte, no sé quién te has creído para atreverte a tal osadía.

Xian al oírle entonces volteó viéndole con una mirada seria pero con un poco de burla en ella.

—Muchas gracias por la información princesa, pero, he de decir que no se la he pedido.

Lixue cerró sus puños y frunció el ceño claramente molesta.

—¿Cómo te atreves? —levantó su látigo para lastimarlo pues ella no sabía controlar sus emociones, pero este fue atrapado.

Todos quedaron atónitos y con más miedo.

Xian mantenía el látigo de la princesa, hasta que lo jaló haciendo que ella se acercara a él, y cuando eso pasó, una cachetada resonó.

—Espero esto no vuelva a pasar princesa. —Xian soltó el látigo y la nariz de la princesa sangró por la cachetada que ardía en su mejilla.

—¿C-cómo? 

No pudo terminar cuando los pasos acercándose hicieron que viera en su dirección, para encontrarse con nada más y nada menos, que la concubina que había enviado hace unos minutos a los aposentos del emperador.

Esta estaba como la llevó, había sido rechazada.

Xian sonrió bajando la mirada.

La princesa sintió aun más furia, estaba claro que se estaba burlando de ella…

—Que pena, niña, eres hermosa, ninguna persona merece ser una simple concubina, te aseguro que tienes a una alma que te hará su reina. —Miró a la decepcionada chica que había sido totalmente rechazada.

No estaba molesto con ella, después de todo, las concubinas para eso eran, y muchas eran obligadas. Ella no tenía la culpa ante sus ojos.

Lixue lo miró con ojos inyectados en furia y se marchó apresurada, y seguido de ella le siguieron los demás sirvientes con la concubina.

Xian esperó que estuvieran alejados para cerrar sus ojos con enojo y suspirar.

—M-majestad… —uno de los sirvientes quedó confundido al ver que daba la vuelta a sus aposentos.

—¿No irá?

—No. 

¡No puede ser! Eso era malo, ¡Yi Xian estaba molesto!

¡No puede ser! Eso era malo, ¡Yi Xian estaba molesto!

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 —Majestad- 

—Sal. —Ordenó y todos dejaron los aposentos.

Xian suspiró con rabia y se acercó al balcón para respirar aire fresco y de alguna manera calmarse un poco.

En Los Brazos Del Malvado Emperador Wang ⁺²¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora