En Los Brazos Del Malvado Emperador Wang ⁺²¹

5. Mi Tesoro

—¿Padre…?

El rey apretó los puños al ver al emperador pero se resistió por su hijo presente, el cual quedó congelado sin poder avanzar más.

¿Realmente no estaba imaginando?

—Iré a la corte. —Escuchó la voz gruesa tras él.

—...

No pudo decir nada y el emperador se alejó dejándolo a solas con su padre.

—Yi Xian, mi Xian. —Su padre se acercó con rapidez a él.

—¡Padre! —Xian inmediatamente lo abrazó y empezó a llorar —. Padre realmente estás aquí, ¿no estoy alucinando? 

—Estoy aquí hijo, estoy aquí. —Acarició sus cabellos con ternura.

—¿C-cómo llegaste? —Xian lo miró con preocupación.

—Esa bestia… —cerró los ojos con fuerza y se tragó sus palabras.

Después de todo, el emperador había dejado que viera a su hijo y lo había enviado a escoltar hasta allí.

—Ya debes saber, pero lo que importa ahora es saber cómo estás tú, dime, ¿ese monstruo te ha hecho algo?

—No, ¡no padre! No ha hecho nada malo, en serio…

—¿No me estás mintiendo? Dime ahora, ¿te ha tocado o golpeado?

—Papá créeme, no ha hecho nada… sin mi consentimiento…

—¿Qué? ¿Qué quieres decir sin tu consentimiento?

—Papá… ¿si me conoce por qué pregunta? —miró hacia otro lado.

—¡Pero jamás has tenido pareja!

—Eso no quiere decir que sea santo. 

—Ah… —suspiró —. Dime que no estás embarazado…

—Usted más que nadie sabe que eso es imposible por la desviación de qi que tuve hace poco. Así que no estoy embarazado, es imposible.

—Ah… me siento más tranquilo.

—Creo…

El rey levantó la mirada viéndole y Xian solo sonrió. —Ya, ya, no era en serio, deje de pensar en eso, me está deseando el mal.

Ahora que su padre se lo decía, le daba miedo quedar embarazado del emperador, ¿sería capaz de tenerlos?

—Padre, ¿por cuánto tiempo te quedarás?

—Volveré pronto, sabes que no tengo sucesor, dejé a mi mano derecha pero no puedo irme por mucho.

—Pero él se puede encargar bien…

—Tranquilo, me quedaré esta noche.

—¿Solo hoy? Pero-

—Yo volveré por ti Xian, te lo prometo.

"Haré lo que tenga que hacer para llevarte de vuelta".

—...Padre, ya le dije que no hace falta arriesgarse, por el momento no he tenido problemas, y no quiero que usted los tenga.

—Tranquilo. —Sonrió dando dos palmaditas en su cabeza.