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Panaderos locos"
ANDRÓMEDA sintió una punzada en su columna lumbar. «Demonios, ¿13 años y ya dolores?»
Se sentía en una superficie un poco dura y punzante, con un ligero olor a fresas y un sonido ensordecedor como de un toro. De pronto recordó; Draco, Harry, Giratiempos.
Al abrir los ojos, se encontró con una cegante luz proveniente del sol. Miró el cielo azul que estaba en su máximo esplendor, y sintió con sus manos el pasto que la rodeaba. «Espera, ¿¿¿Pasto???»
Se puso de pie de un solo tirón y se lamentó al instante. No recordaba lo malo que era para ella dormir en la naturaleza. Sus huesos se habían entumecido.
Observó a su alrededor y lo que vió la dejó anonada. Habían un montón de chicos con escudos y espadas al estilo espartano luchando con unas vacas con fuego. Andrómeda había visto serpientes que se comunican con humanos, manos que cumplen deseos, e incluso un profesor metamorfoseado con el mago más temible de todos los tiempos. Pero nunca algo como aquello.
Aquellos chicos usaban unas extrañas camisetas naranjas, lo cual pudo leer algo así como «Half-Bread» «Quizás son panaderos», pensó.
Pero al ver como una de ellos arremetía contra la vaca loca se dió cuenta que era demasiado como para solo hornear pan.
Decidió encaminarse para así tener una charla civilizada y esperar un poco el fin "alboroto" para poder charlar y esperar algunas respuestas. Pero el extraño acento americano de una chica ojigris la hizo pensar que definitivamente no estaba en Escocia, y peor aún, en 1993.
Es decir, sabía que podía viajar en el tiempo, pero no era tonta. Reconocía que ese relieve y ese clima tan soleado no era común en Balmoral, mucho menos cerca de la Mansión Malfoy.
Volviendo a lo suyo, se preguntó qué pudo haber pasado para que aquellos chicos estuviesen en tal disputa. Pero todo pensamiento quedó enterrado al ver como un tipo alto agarró a la vaca y no se quemó. «Magia, son magos.»
Así que al ver como acababan con el último de ellos, se acercó erguidamente a la chica de cabellos oscuros y mirada retadora. Trató de arreglarse un poco el pelo y se alisó la ropa, después de todo, era una Malfoy.
— ¡Hola! Disculpa, me he perdido y no sé dónde estoy. ¿Me dices qué año es? — Preguntó con una sonrisa. Okey, eso no fue inteligente y calculador pero necesitaba desesperadamente saber qué tan lejos estaba de 1993.
Su sonrisa se borró de inmediato al ver como aquella chica apuntó con un palo a su cara. Corrección, una lanza.
— ¿Quién eres y cómo lograste entrar? — Preguntó la pelinegra con una mirada desconfiada y algo extrañada, por el inusual acento británico y la vestimenta de la chica. Es decir, no acostumbra a ver en Manhattan a niñas vestidas de negro y con ropa de marca que ni siquiera el mismísimo presidente utilizaría en un día a día.
