HASTA ESTE DÍA

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ADEN
Miro a Maya como si fuera una completa desconocida. Le grito que se vaya, que no vuelva. Soy el próximo jefe de esta base y aunque ella y yo estemos en el mismo rango, eso se acaba en el momento en el que intenta matar a mi protegida.
-Pero Aden…
-Ahora mismo no puedo verte. Confié en ti. Vete.- Maya se da la vuelta y se va.
-¿Nimue?- Pregunto acercándome a ella. Es un bulto encogido en el suelo. Sus ojos rasgados están cerrados, su cuello rajado por una línea fina y poco profunda. Está destrozada. No la dejan en paz. Está metida en la boca del lobo por mi culpa.
Cojo su cuerpo molido con suavidad y la acomodo entre mis brazos. Puede que lo que esté a punto de hacer sea un error, pero no la pienso dejar aquí, con el frío y la dureza de la piedra que usa como cama. Camino con ella en brazos hasta llegar a mi habitación. Un cuadrado de techo alto y una cama de matrimonio en el centro. A su lado hay una pequeña mesita con una lámpara y un libro desgastado. Un libro que no puedo leer pero que trato de descifrar cada noche. No es que los azules no sepamos leer, al fin y al cabo nos hemos criado entre humanos, pero la guerra me pilló muy pequeño. En vez de leer aprendí a pelear. Entro en el pequeño baño de la habitación y abro el agua. Pongo el tapón y espero a que se llene la bañera. Está muy sucia, hace casi un mes que no se lava. Espero que me lo agradezca cuando despierte.
Con cuidado le quito la camiseta y el pantalón dejándola en ropa interior. Trato de no mirarla mucho, mis mejillas seguramente azules. Es preciosa pero tiene moratones en cada hueco de la piel, su costillar está rojo y el cuello sangriento. Me duele verla.
La cojo con cuidado, disculpándome cuando suelta un pequeño gruñido y nos meto en el baño. La dejo con suavidad en la bañera y la sujeto para que no se ahogue. El agua se torna oscura al lamer la piel de la chica. Cojo un paño, lo mojo y empiezo a frotar con suavidad sus brazos, limpiando. Quitando los restos de polvo y de sangre. Debí haber hecho esto antes.
Cuando acabo de limpiar su cuerpo la saco de la bañera, aun inconsciente. La visto con una camiseta mía, negra y la arropo entre las sábanas oscuras de la cama. Estoy cansado, asi que me tumbo en el suelo y trato de dormir, mi mente revoloteando en torno a una chica de ojos preciosos, oscuros y rasgados. De pelo negro, de caracter fuerte y gestos gentiles. No se que nombre ponerle a esa sensación en el pecho. No se como se le llama a un corazón latente, a dos personas unidas. A un solo destino.
-Aden. Levanta.- Abro los ojos de golpe y me incorporo. John me mira con curiosidad desviando la vista entre mi cuerpo y el de Nimue.
-Puedo explicarlo.
-Maya ya me ha contado lo ocurrido. Ven- asiento y salgo de la habitación no sin antes volver a mirar a Nimue, asegurándome de que sigue dormida. John me guía por los oscuros pasillos hasta llegar a la habitación del consejo.-Ahora lo vas a entender todo.
Frunzo el ceño al ver a los miembros del consejo sentados en sus piedras. Maya está de pie en el centro de la sala. Cuando me ve baja la mirada avergonzada. No es un gesto propio de ella.
-Aden Danot, próximo líder de los azules. Hijo de nuestro salvador. Progenitor de una guerrera. Estás aquí porque queremos unirte en matrimonio. Como se hace cuando cumples los veinte.- Es verdad, hoy es mi cumpleaños.
¿¡Pero qué cojones!?
-¿Qué queréis decirme?
-Creo que está claro. Te vas a casar con Maya.- suelto una risa histérica y miro a Maya, quien tiene las mejillas azules y la mandíbula apretada. No me puedo casar con ella. No lo voy a hacer. Siempre supe que llegaría el día, pero no que sería con ella. Por eso fue a matar a Nimue, por envidia y miedo. Yo no puedo estar con alguien que intenta matar cegada por los sentimientos.
-No.- digo.
-¿Cómo que no?- pregunta el jefe.
-Lo siento. Jefes.- Hago una reverencia y salgo de la habitación, dejándolos a todos con las palabras en la boca. No me voy a casar y menos ahora que está Nimue. No puedo controlar a todo un pueblo junto a Maya cuando Nimue necesita que esté con ella. Aunque en realidad yo se que ella se puede cuidar sola, me lo ha demostrado. Solo está teniendo muy mala suerte.
Me quedo toda la noche en vela, pensando. ¿De verdad me tengo que casar con Maya? ¿Y si no la quiero como ella me quiere a mi?
¿Qué hago si mi única responsabilidad es cuidar a mi pueblo?
-¿Aden?- Me incorporo de golpe y miro a la chica que duerme en mi cama. Se acurruca más y repite mi nombre. Está soñando, está soñando conmigo. No puede ser,
¿Cómo puede una humana ser tan bonita? ¿Cómo puedo quererle si solo hace un mes que nos conocemos?

Hasta que la muerte nos quieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora