ENCONTRARSE PARA MORIR

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ADEN
Corro tras Nimue, mi corazón acelerado. Está en todas partes, en mis oídos, en mi garganta, en mis músculos.
El retumbar de mi latido me descoloca, me distrae y me hace desear un final a todo esto.
Yo ya conocía a Tihya, sabía de la existencia de Agnus y la historia del padre de Nimue. Solo que no sabía que era él. Que tuvo una hija que creció entre humanos, que la perseguía una banda peligrosa. Que llegaría un día en el que ella me encontraría para morir. Pero no pienso dejar que se salgan con la suya.
Los pasos a nuestra espalda cada vez están más cerca. Tenso el cuerpo y cuando oigo la respiración agitada de un azul a mi espalda me giro.
Descargo toda la ira en mi interior a mediante un cabezazo. No funciona, asi que cuando su cuerpo retrocede del golpe le pego un puñetazo en el estómago. Es un azul enorme, pero no me importa. Que Nimue me mirase así, que me temiera. Que no quisiera estar conmigo. Todo eso me mata, me hace querer matar a quien se me ponga delante y eso hago.
Nimue grita mi nombre, pero yo estoy muy lejos. El azul del cabezazo se endereza tras el puñetazo y carga hacia mi. Le espero con una sonrisa en los labios. Solo está él, los demás están a lo lejos.
De reojo veo una sombra que me coge del brazo y me quita de en medio. El azul se cae al suelo, donde antes estaba yo. Su cabeza emite un sonido extraño y se queda quieto. Inmovil. Voy hacia él, mis ojos enfurecidos como nunca.
-Aden. ADEN.- Oigo su voz a lo lejos, como un susurro.
Me relajo un segundo y al siguiente estoy contra la pared de cemento. La cara de Admun a centímetros de la mia.
-RELÁJATE.- Le doy un empujón.
¿Y si Nimue le quiere más a él que a mí?
¿Y si…? Joder, ¿Y si ya no vuelve a confiar en mí?
Le pego un puñetazo. No se lo esperaba. Le tiro al suelo y me pongo encima suya. Le pego otro.
-PARA, ADEN POR FAVOR… LE VAS A MATAR.- Mi puño se queda parado en el aire. Nimue lo envuelve con sus manos, llenándose de sangre azul.
-Para.- Repiro con fuerza, agotado. No se cuando empiezo a llorar. Nimue no me abraza, se queda mirando la cara destrozada de Admun.
-¿Quién eres?- Me pregunta Nimue, su voz temblorosa.
-Soy yo
-No, el Aden que conozco no pierde así el control. El Aden que creía conocer tiene un corazón enorme.
-Nimue, por favor…
-Me rindo.- Susurra mirándome con cansancio.- Huye si quieres, no puedo dejar a Admun así.
Una oleada de ira me recorre el cuerpo, activando mis terminaciones nerviosas. Pero estoy demasiado asustado como para recurrir a más violencia.
-Yo me quedo contigo.
En cuestión de segundos estamos rodeados por azules enormes, todos con la A de Agnus como una quemadura en el cuello. Hay chicos y chicas, todos con los puños preparados y las miradas brillantes. No es que sea su deber, es que ese deber les gusta. El deber de matar.
Miro a Nimue, su cara de odio y sus labios apretados. Pero yo se que no está enfadada, está tan triste que lo saca en forma de ira. Ira hacia mi y lo que me han hecho ser. Un violento. Un asesino.
-Con que aquí estamos.- Miro a la azul que entra en el circulo formado a nuestro alrededor.- De nuevo…¿Y el rubio?
Todo pasa muy rápido. Nimue se tira a por Tihya. La agarra de su pelo corto y la intenta tirar al suelo. Pero Tihya tiene más experiencia, está mas entrenada y sus manos son mas rápidas, mas letales.
Nimue acaba en el suelo, la pierna de Tihya en su garganta, apretando. Ya es la segunda persona que la intenta ahogar. El otro está muerto. Esta va a morir.
Me giro y, desde el suelo, lanzo una patada que le da a Tihya en la mejilla derecha. Se oye un crujido enorme y luego una respiración agitada.
-No necesito que me defienda un asesino.- me dice Nimue, la ira dominando sus ojos.
-Sabes que yo no soy como ellos.
-No, yo ya no sé nada.- Tihya se ríe, divertida ante la tensión entre Nimue y yo.
-Esto va a ser muy divertido.- susurra, sus ojos brillantes y malvados.
-Tihya, déjalo ya. No merece la pena.
Conozco su voz, conozco su cara pero la azul que veo es completamente diferente a la que creía conocer. Maya.
Nuestras miradas se cruzan, veo arrepentimiento en sus ojos antes de que se vuelvan inexpresivos. Ayuda a Tihya a levantarse mientras Nimue tose, desesperada por que el aire entre en sus pulmones. Me estiro hacia ella para ayudarla, pero Admun me sisea un no claro a mi lado.
-¿Maya?- pregunta Nimue cuando recupera el aire. Se empieza a reir como una maniática.- La que faltaba.
-No te vas a reir tanto cuando te arranque pelo a pelo.- contesta Maya cerrando los puños. Tihya sonríe ante las palabras de la azul.
Me atan las manos con una cuerda, a mi a Admun, su cara destrozada y su voz débil. Y a Nimue, que, como no, opone resistencia y consigue morder a un azul con cara de pocos amigos.
-¿A sí?- pregunta entornando una ceja.- Te vas a enterar.
Nimue le dedica una mirada asesina, pero consigo ver lo que siente realmente. Está agotada. Solo pelea por el honor de hacerlo.
El azul coge la cuerda que le ata las muñecas y la empieza a arrastrar por el suelo de cemento. Emite un grito de puro dolor, veo como intenta no gritar más. Pero no lo consigue, dominada por el dolor.
-BASTA.- Grito, revolviéndome ante mis cautivadores. No pienso dejar que la traten como a un animal. Ella se merece mucho más.
-Cállate traidor.- me dice el azul con una sonrisa maliciosa.
-Dejadla en paz. Arrastrarme a mi.- pido.
-Pues dile que mantenga los dientes quietos.- Asiento, soportando la mirada de odio de Nimue. No le gusta ser salvada y yo la amo demasiado como para dejarla sufrir.
Maya se encarga personalmente de arrastrarme. Al principio creo que no va a poder conmigo, pero acaba tirando de mi como si no fuera más que un simple estorbo.
Me dejo arrastrar, mis muñecas ardiendo, mi mirada fija en la humana a mi lado. A ella ya no la arrastran, camina, pero no parece aliviada, sino todo lo contrario. Parece odiarme por haberla ayudado y no la puedo culpar. Soy un monstruo, solo hay que mirar a Admun, pero ella me hace querer dejar de serlo.
-Nimue, lo siento.- Susurro arrepentido. Tengo un hueco en el pecho, como si me lo hubieran vaciado. Y duele mucho más de lo que duelen las muñecas cuando Maya tira de la cuerda con fuerza.
-No me sirve y no es a mi a quien tienes que pedir perdón.- Si que es cabezota. Puedo pedir perdón mil y una vez pero si ella no quiere perdonarme, no lo va a hacer.
Nos llevan hasta una sala polvorienta, como todas las de la base. Pero esta es diferente. El suelo está manchado de sangre humana. Charcos rojos que forman ríos entre el cemento. Atan la cuerda que me sujeta a un gancho de metal en la pared. Hacen lo mismo con Admun y a Nimue la tiran en medio, con tanta fuerza que se araña la cara contra el suelo y acaba roja y herida. Tiene la mirada perdida y ya no sonríe, ni siquiera con sarcasmo. Tiene miedo. Le tiembla la barbilla. Me entra la necesidad de consolarla. Me remuevo provocando que unos relámpagos de dolor aparezcan en mis brazos. Temibles, dolorosos.
¿No te das cuenta de que el enemigo no soy yo?
Quiero decirle, pero las palabras se me quedan atascadas en la garganta. Porqué no va a servir de nada.
-Bueno, llega la parte buena.- Comenta Tihya mirándonos uno a uno.
Después de repasarnos a Admun y a mi con la mirada, esta se queda quieta en Nimue. Juguetona.
-Dime, humana. ¿Quieres algo divertido?- Nimue entrecierra los ojos mientras me mira de reojo. Tal vez un reflejo porque en cuanto se da cuenta de con que desesperación me mira, la aparta.- Dime…¿A quién prefieres que matemos?

Hasta que la muerte nos quieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora