𝟷𝟾.

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Ese nombre le sonaba.

¿Kim Woojin?

¿Dónde lo habría escuchado antes?

Seungmin estaba un poco confundido. Los únicos Kim en el pueblo (por muy raro que pareciera) eran ellos y el alcalde.

Jeongin miraba a su hyung. Se veía más pensativo de lo usual después de la confesión de Chris.

Hablando de él, parecía un poco muerto desde el festival (al cual, por cierto, los obligó a ir a todos para disfrutar lo que quedaba de la noche) de hace tres días.

Mientras, en otra casa, Kim Woojin intentaba no llorar por su antiguo amor. Llorar era de mujeres. Los hombres no lloraban. Eso le había dicho su padre.

—¿Estás bien?—preguntó su hermano mayor asomándose por la puerta de su habitación.

—Sí. No te preocupes—respondió sin ganas.

—Papá nos pidió bajar. Dice que quiere decirnos algo importante.

Woojin suspiró. ¿Qué quería su padre ahora? Él solo quería dejar de ignorar a Chan, correr hacia él y decirle lo mucho que lo amaba.

¿Tenía que ser tan difícil?

Claro, se respondió, no puede gustarte un hombre. Eso está mal. A ti deberían gustarte las mujeres y punto final, no divagar en estupideces. ¿Por qué no puedes ser normal, como Jong-gil hyung?

—Ya voy—dijo en respuesta.

Su hermano se fué y él se levantó para acatar la orden del señor que se hacía llamar 'papá'.

La verdad, antes él no era así. Cuando su familia aún no se desmoronaba, su papá solía ser el hombre más cariñoso, trabajador y fuerte del mundo, pero eso cambió después del divorcio. Él, su hermano y su padre se fueron a vivir a otra casa una nueva vida. De ciudad pasaron a campo, pero su padre había conseguido un trabajo que los mantendría bien hasta que decidieran salir de casa. Ahora, Jong-gil debía trabajar con su padre para heredar su puesto y él, siendo la desgracia familiar, debía levantarse temprano a cubrir el turno matutino en una tienda de discos.

Al bajar las escaleras no pudo ver a su padre a los ojos, asi que solo se sentó frente a su hermano y preparó sus oídos para escuchar lo que su padre tendría que decir.

—Woojin, al fin encontré la manera de curarte—empezó. Él se sorprendió, pues pensó que su padre lo ignoraría como siempre.

—¿Cuál es, papá?—preguntó fingiendo interés.

No le interesaba en absoluto. Christopher le había enseñado a no cambiar por nadie. Claro que lo decepcionó al seguir las órdenes del señor, pero ya no podía arreglar nada.

—He conseguido a una chica para tí—Jong-gil lo miró sorprendido—Es hija de un socio mío con bastante dinero, así que espero la trates bien.

—¿Qué? No quiero casarme—se opuso, levantándose abruptamente tirando la silla en el proceso.

—No me desafíes—advirtió su padre.

En un arranque de adrenalina y valor, de verdad deseo poder decir algo más, pero la mano impactando contra su mejilla izquierda lo detuvo de cometer alguna estupidez.

—¡Padre!—exclamó su hyung llendo a ayudarlo.

—No digas nada, Jong-gil.

Y, sin más, abandonó la sala dando grandes zancadas.

—¿Estás bien? ¿Necesitas algo?—preguntó alarmado su hermano.

—Estoy bien, hyung. Me lo merezco. No se preocupe y vaya a descansar. Iré ahora a mi habitación.

El mayor se preocupó, pero decidió darle su espacio al pequeño. Woojin, por otro lado, solo intentaba retener las lágrimas.

—Está bien. No es para tanto—intentó convencerse—Esto te arreglará. Ya no debes pensar en Chan. Él está enfermo como tú y también debe repararlo.

Llegó a su habitación, dónde, nada más cerrar la puerta con seguro, se recargó en esta para llorar.

—¿Cuántas veces más seguirás pensando en él? Ya sácalo de tu mente. Todo fue una tonta jugarreta de niños. Él no te amaba. Él no te ama. Él te odia. ¡Maldita sea!—sus lágrimas brotaba sin parar como cascadas en pleno día lluvioso.

Intentó contar las veces que su padre le había dicho que llorar no era de hombres, pero, en ese momento, nada le importaba más que meterse en la cabeza que Christopher Bahng, su amigo con derechos, lo odiaba hasta lo más profundo de su alma.

De pronto, se dió asco a sí mismo. ¿Tan poco valía para que su mejor amigo jugara así con él? ¿O para que su padre hiciera como que no existiera y luego decidiera casarlo?

Pensó que esto era, tal vez, un indicio de que su papá se preocupaba por él. Él quería curarlo. Él quería ayudarlo. Pensó también en Chan diciéndole que tener un romance con otros hombre no estaba mal y que era algo completamente normal.

Y lo odió a él también porque, pese a todo, él siempre estaría en su corazón.

Christopher Bahng no pensaba salir de lo profundo de su alma y nunca lo haría.

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783 palabras.

¿Qué les pareció? Podemos ver un poco más de Kim Woojin y su padre.

La recomendación de hoy es Enamórate de alguien más de Morat.

𝗦𝗧𝗥𝗔𝗬 𝗛𝗘𝗥𝗢𝗘𝗦 ⸻𝙰 𝚂𝙺𝚉 𝚊𝚗𝚍 𝚇𝙷 𝙲𝚛𝚘𝚜𝚜𝚘𝚟𝚎𝚛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora