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NARRADOR POINT OF VIEW 𖠵
Las noticias estaban en todos los diarios de la ciudad: Mateo había cobrado dos víctimas más, dos chicas que paseaban de noche con un perro.
Todos en la ciudad estaban aterrados; los avisos pedían a las mujeres que no caminaran solas de noche y que denunciaran a cualquier sospechoso. Mateo había convertido al barrio de La Boca en un infierno, al igual que Bundy lo hizo en los Estados Unidos en la década de los setenta.
Las calles estaban desiertas por la noche, pero Lara no tenía miedo. Se escapaba por la ventana de su habitación en la madrugada con el arma cargada, esperando el momento en que Mateo cruzara su camino.
Esa noche era una más de esas. Ni siquiera temía a otros criminales, no tenía miedo de nada desde que se había enfrentado al mismísimo demonio.
Lara metió las manos en los bolsillos y levantó la capucha para protegerse del frío de esa madrugada. Caminaba con calma por los callejones más sucios de La Boca, sin importarle lo que pudiera acechar detrás de ella.
Los pasos se duplicaron y Lara pronto se dio cuenta de que la estaban siguiendo. Se detuvo inmediatamente y giró su cuerpo lentamente, encontrándose justo con quien quería.
Mateo llevaba un largo abrigo negro, su cabello estaba ligeramente despeinado, las mejillas aún más rojas por el frío, y se humedeció los labios con la lengua, sonriendo abiertamente luego.
━━━ Ah, sos vos, qué lástima. ━━━ el pasó las manos por su cabello, echándolo hacia atrás. ━━━ Está difícil encontrar a las dos últimas, Lara, creo que mi cara está en todas partes.
━━━ No me toques. ━━━ Lara dio un paso atrás al darse cuenta de que se acercaba.
━━━ Sé que te gusta.
Lara puso las manos en la campera y luego sacó el arma. La desbloqueó al instante y la apuntó hacia Mateo, que simplemente sonrió.
━━━ Te ves sexy cuando hacés eso. ━━━ Mateo dio un paso hacia adelante, mientras Lara sentía que su mano temblaba. ━━━ Pero no querés hacerlo, lo sé.
━━━ No me conocés.
━━━ Te observé durante un mes, conozco todas tus manías y debilidades. No serías capaz de matar ni a una mosca, Lara Beckman.
Lara sintió una lágrima deslizarse por su rostro; odiaba saber que él tenía razón, no era tan valiente como pretendía ser.
Mateo aprovechó el momento de debilidad para acercarse, golpeando a Lara en la cabeza con una de las barras de metal del lugar. Sostuvo el cuerpo de la chica, que se desplomó en sus brazos poco a poco.
Lara podría ser una tonta, pero fácilmente se volvería valiente; él tendría que tener cuidado con ella y lo haría, personalmente.
