𝐂apítulo 13

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  ◌ 💫˴   últimos brillos. ˚

Erick 23 años.

Habían sido cinco años desde que llegamos a este lugar, cinco años en los que aun me preguntaba si ella estaba bien, porque es como si en ese cielo que ambos teníamos en ese entonces se hubiera apagado o al menos la estrella más brillante era la que se había extinguido. En esos años largos que no sabía casi ya nada de nadie, Sikai seguía estando conmigo pero era diferente, muy diferente.

Cuando teníamos 18 parecía amar bastante a Sikai, al igual que cuando estabamos en universidad, ambos parecíamos amarnos y bastante, supongo que eso me cegó por años, el como solía ser ella conmigo era algo que me tenía tan de esa manera y eso solo me duró hasta esta edad. Apesar de todo, Shei aún venía a mi mente, las veces en las que solíamos ir al kiosko, las pijamadas, también las noches en las que decíamos a acampar y solo mirábamos las estrellas, se que ahora ella no me buscaba en ellas, pero yo siempre pedía que me buscará en cada estrella.

Sikai y yo nos casamos apenas cumplimos 21, en ese entonces ella me mostraba ese amor pero en estos dos años más solo había discusiones entre los dos, en esos temas siempre hablaba de Shei, este día también fue uno de esos, yo trabajaba y aún acudía a la universidad, bueno, eso fue hasta que cumplí 22, a esa edad me gradué como pediatra, aún así esa parte de trabajar solo me estresaba más el tema de Sikai. Parecía estarme matando a mi mismo.

— ¿no piensas desayunar? -fue lo que escuché mientras me acomodaba la corbata, negué aunque ella no me mirara puesto a que solo me daba la espalda, escuche como camino y deslizó el plato por la mesa.-

— no tengo tiempo, desayuna. Te veré más tarde.

Hable y mire lo que había preparado, tome mis llaves y celular hasta que después me acerque a ella, mis intenciones en ese momento fueron despedirme como siempre suelo hacerlo, la tomé por los hombros y la gire para que me mire, yo me concentre en ella, pero ella no lo hizo en mi.

— vete, se te hará tarde. -sus manos estaban en mi pecho tratando de apartarme y accedí, camine de nueva cuenta hacia una silla que tenia mi portafolio. Estaba apunto de salir hasta que escuché ese sollozo por parte de Sikai. De mis labios escapo ese suspiro pesado y una de mis manos fue hacía mi rostro, las yemas de mis dedos acariciaron mi frente hasta que después voltee y puse mi portafolio en la mesa.

— ¿Qué sucede ahora? -hablé antes de quedarme ahí, cruce mis brazos por encima del pecho y seguido a eso ella camino para regresar por un sobre amarillo, hace mucho no recibíamos nada de correo, este era extraño. Ella lo lanzó hacía mi y después me miró aun sollozando.-

— Firmaras eso, no pienso seguir así.

— ¿Qué es eso?

— Papeles para el divorcio, cuando nos casamos sentía amarte, pero tu jamás me amaste a mí, no hay día en el que no te escuche pensar aún en ella o revisar su chat ¿no entiendes también tu que ella no quiere saber de ti?
Erick, yo no pienso estar con alguien que solamente se justifica con el trabajo, que se la pasa en un consultorio e incluso en una estúpida biblioteca, soy tu esposa y no me das ni la atención que me merezco. Cinco años en los que hemos estado aquí, cinco e incluso siendo novios jamás te he escuchado decirme "te amo" o al menos uno que sea sincero, llévate eso y léelo en el trabajo o a donde quiera que vayas ahora.

Tome ese sobre y note que no mentía, esos papeles eran de ese divorcio.

— ¿por qué? Tu eres quien también está cegada con esas ideas tan complicadas sobre Shei, bien, ya no se nada de ella desde que llegamos aquí y créeme que la  he estado tratando de olvidar pero quien no lo hace eres tu, tu y solo tú. Si desde un principio notaste eso ¿por qué aceptaste casarte conmigo?

— porque te amaba, apesar de que no era yo a quien tú querías, a quien tú preferias, yo solamente quería que me mires como solías hacerlo con Shei, no sabes cuantas veces trate de hacer que ella se aparte de ti, cuando ella llegó el día que subimos al auto yo no quería que fueras porque yo se que si ella te decía que estaba mal, tu ibas a quedarte.

— Tú no sabes el como ella también pensaba eso de ti, ella también te envidiaba porque eras tu quien en ese entonces me robaba la atención, yo la dejé a un lado con tal de estar contigo, vivir esto contigo, y ganamos esto, créeme que no eres la única que ya no esta bien con esto y si quieres que firme esto entonces lo haré.

Ella no me dijo más y yo tampoco le dije, salí de ese lugar y la deje ahí, tome el auto y como tal conduje hacía donde hoy era mi destino, antes de llegar a trabajar, mis manos apretaban en volante y esos papeles estaban lanzados en ese asiento. Esto me estaba cansando más de lo que podía imaginar.

Aunque ya no solo era ella, mi celular vibro y le di reproducir a esa nota de voz, era mi hermana y por como se escuchaba me daba a entender que nada estaba bien, era por mi madre y ahora la urgencia era volver a España.

No se hasta cuando podría seguir matando cada parte de mi con todo esto.

Búscame en cada estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora