Capitulo 2: Arbre Noir.

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— Ahhh... Nada mejor que un té caliente en esta mañana tan fría, ¿no crees? —Balkan en algún bosque de Bananu, hablándole a las hormigas como si estas lo entendieran. — Creo que esto es lo único que puede calmarme. — Diría apenado, viendo el fondo de su taza donde estaba tomando su infusión, contemplando, como sutilmente, su tiempo de calma se extinguía dejando simples rastros de hojas en el abismo del recipiente.

Los ataques de psicopatía de Balkan no eran originados por su propia orden, sino por las órdenes del pasado, las ordenes de Emma, quien lo desechó luego de haberlo usado como bestia para matar personas, lo cual, esa manipulación y esa obligación a matar lo hizo una especie de homicida dependiente, una necesidad de matar que no puede controlar. Emma, estratégicamente expulsó a esta bestia en Bananu para que destrozara pueblos y comercios de vez en cuando para mantener a este reino a raya. Pero nunca imaginaria que esa "bestia" todavía seguiría en sus cabales.

— ¿Y tú sirves a tu reina por honor o por obligación? — Hablándole a la diminuta hormiga que había trepado al borde de su taza.

— Ellas no tienen reina, son Cleptoparasitarias... — Un hombre muy pálido, escuálido y alto, apoyado en un árbol le hablaba a Balkan, mientras mordía una manzana.

— Clepto- ¿Qué?, ¿Quién eres? — enojado y confundido mira al sujeto.

— No tienen una reina propia en su colonia. Invaden el nido de otras especies de hormigas, matan a la Reina existente y se adueñan del hormiguero.

— Matar a su reina... — Mirando a la nada reflexionando una idea que persistía en su mente desde hace años...

Balkan una vez fue soldado y civil en Tamashi, y, aunque su reina lo haya manipulado y engañado, le sigue teniendo un amor y honor que cualquier soldado le tiene a su patria. Pero el dolor y la venganza le están carcomiendo por dentro, y este asesino tiene la esperanza de que, tras la muerte de Emma, su mal, desaparezca.

— ¿Hey, estas aquí? — Diría trayendo de nuevo a la realidad al asesino. 

— ¿Por qué sigues aquí? — Preguntaba aún sumergido en sus pensamientos, con la mirada perdida.

— Te he estado buscando, Balkan.

— ¿Cómo sabes mi nombre? — Su mirada se levanta para observar al desconocido, parándose frente a él.

— Eres una leyenda, y eres pieza clave para acabar con ella...

— ¿¡Quien!?

— Emma.

— ¿Emma? ¡De qué porras estás hablando cabrón!

En tiempos de servicio, quien no se arrodillase al recitar el nombre de la Reina de Fuego y Sangre era decapitado por ultraje, por lo que Balkan se enerva a tal punto de agarrar al desconocido por el cuello.

— Si es que sabes quién soy, ¿crees que voy a tener piedad contigo?

— Sé quién eres, por eso te propongo acabar con el origen de toda tu desgracia — Con los ojos fijados en las pupilas de quien tenía enfrente, con voz entrecortada debido a la presión del agarre de Balkan.

Un silencio frío y estático inundaba la situación, incomoda, como cuando ves que tus argumentos son falsos y siempre lo supiste, pero te negabas a aceptarlo. — ¿Quien demonios eres? — Volvía a preguntar nuevamente.

— A-al anochecer acércate a la ci-ciudad en la taberna de Tulio Quiento, y dile "A-Abre Noir"

Un fenómeno inexplicable se originaba bajo el desconocido, una especie de portal el cual lo hace desaparecer, escapando de las fauces de esta bestia que poco a poco, va consumiéndose. Cómo un papel en llamas. Balkan, reflexionando sobre lo ocurrido, no tendría nada más que perder, matar a su Reina. Esa frase permanecía en su  cabeza durante todo el viaje.

LEYENDAS: VENGANZA Y ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora