Capitulo 4: La Bestia y su anatema.

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A altas horas de la noche, Zarael, despertada por la ausencia del calor de su amante, quien había  abandonado la cama.

— Ya era hora. No ha de estar lejos. — Pensaría, con una sonrisa en su rostro, levantándose y cazando algún que otro abrigo para de prisa salir del castillo.

Al parecer la hechicera sabía que pasaba, como si hubiera estado esperando esta desaparición repentina de Balkan. No muy lejos del castillo oculto, el amante estaría frente a una pequeña aldea en llamas, la gente del reino Dark vive a duras penas, pero saben defenderse, aunque no fueron suficientes frente al filo de la espada del asesino que siempre fue Balkan.

— ... — Balkan, con sus ojos fijados y atento a cada quejido de dolor salido de las heridas de sus victimas, guardaba un angustiante silencio.

La bestia se había tardado en aparecer, esa necesidad de sangre se había apagado, hasta ahora, será por las distracciones de Arbre Noir, o tal vez por Zarael, las charlas, su atracción y el deseo que ella le propinaba, pero una cosa era segura, la dependencia por matar y esa furia se manifestaba cada vez que Balkan escuchaba o pensaba en cualquier tema referido a Emma.

Una hora después, Balkan, agitado y empapado en sangre contemplaría las cenizas y brazas de lo que antes eran hogares de supervivientes que dieron su vida para proteger a sus hermanos.

— ...— Al ya no tener quien matar, su mente se controla, pero sus ánimos por el suelo quedan, como un adicto que se arrepiente al tirar meses de abstinencia por un maldito porro, o como quien hecha a perder un matrimonio con, alguna, acompañado de unas copas de más.

— Vamos, que estamos cerca de acabar con tu maldición. ¡Arriba! — Zarael se hacia presente tras el hombre, consolando con una mano en la espalda de Balkan. — Acabará pronto, solo si sigues firme.

— ... — Se pondría de pie mirando al cielo — Debo matarla. Esto debe parar.

— Actualmente te destrozará si la enfrentas, primero vamos a hacer algo que te hará estar a su nivel. Agarra uno o dos cuerpos de los que dejaste por ahí.

La iniciación del novato a las artes oscuras había comenzado, guiado por su mentora y amante, Zarael. Balkan empezará a dominar y controlar la vida y la muerte de terceros, además de poder conectar el plano de la vida y la muerte. Pero para perfeccionar cada ritual se necesitan más y más cuerpos, más cadáveres, más muertes, Balkan es quien provee de este escaso material cada noche en sus salidas nocturnas, calmando su sed y su maldición. Aunque esto no excluye a Balkan de ser el ente malvado que es, pues, al fin y al cabo, gran parte de su ser disfruta de ver como se desangra y muere cada persona que es atravesada por su estoque.

Mientras se desarrollaba la incursión de Balkan a las artes oscuras, Zarael con el resto de la cofradía de Arbre Noir ideaban el plan para acabar con Emma.

— Con la información que hemos adquirido gracias al consejero, sabemos que el lugar más débil de Tamashi son sus costas, específicamente en la Península de Cornés (Gran capitán del ejército de Tamashi quien liberó a los pueblos del sur contra un dragón que habitaba la península. Muriendo ambos en el combate).

— ¿Ustedes creen la fábula de ese dragón? Cornés no fue más que un simple fanfarrón, eso de que existen los dragones y que mató a uno es pura labia. — Balkan, incrédulo, nunca ha creído en dragones y menos en quienes se glorifican fardando y alegando que han luchado con ellos.

— Claro que existen, ¿no has visto los fósiles que adornan el castillo de Tamashi? — Lampiño, increpando a Balkan, él si cree en ellos.

— Solo son eso, adornos, hechos de algún material. — Reía un poco. — Que no chico, que eres un crédulo — Inclinando en su silla, relajándose y cerrando sus ojos. — A saber qué viejo vanidoso te ha llenado la cabeza de historias.

LEYENDAS: VENGANZA Y ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora