Capitulo 6: La Misión.

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— Falta poco para el día del ataque y hace días que no salen de la habitación de los rituales, ¿Crees que algo habrá pasado? — Lampiño, ansioso, el día del ataque se acercaba y no había noticias ni de Zarael ni de Balkan.

— Esas cosas demoran, horas, hasta días. Ten paciencia. — Ragfer , habría vuelto la guarida de Arbre Noir, con un rostro extraño, pero manteniendo la postura, calmando al ansioso Lampiño.

— Voy a ir a ver, mañana es el día y no podemos seguir posponiéndolo.

— ¡No! No interrumpir a Zarael mientras esté en el sector de rituales, regla número cuatro, recuerda Lampiño.

— Me vale, las reglas están hechas para romperlas.

Lampiño, decidido a abrir la puerta, al posar su mano sobre el picaporte, un escalofrío recorre su espalda, la puerta se abre sin que él la haya abierto y, tras esta, estaría Balkan, piel oscurecida y cicatrizada, la energía turbia que emanaba era palpable.

— Preparen los barcos, el plan fue... -

La voz de él había cambiado, más gruesa y potente, aunque con tintes de pena y desdicha.

— El plan fue, ligeramente modificado.

Todos miraban asombrados al retornado, menos Lampiño, el cual seguía con una mirada incrédula e increpaba a Balkan.

— Dijimos que los barcos no los usaríamos, ¿Dónde está Zarael?

— Ella, está...

En la habitación cerrada tras él, habrían desesperados intentos de traer de la muerte a la bruja, sin éxito, sus conocimientos sobre ese mundo eran limitados.

— Surgió un imprevisto, tuvo que irse, me dejó a cargo de la operación. Todo sigue igual, solamente iremos en barcos hacia Cornés. Mañana a primera hora, zarparemos.

— Te crees el nuevo jefe o qué, más te vale q-...

— Tranquilo, vamos por los barcos. — Diría Ragfer, calmando a Lampiño y alejándolo de Balkan.

Ragfer mandaba a los hermanos Righ y Sil a preparar los barcos y buscando sus armas. Toda la cofradía empezaba a prepararse para la operación, dejando todo listo. Balkan luego de dar la orden, solamente volvería a la habitación, a descansar, su cuerpo debía reposar, reunir energías para acabar con Emma.

— ¿Qué te pasa Ragfer? ¿Confías en él? Zarael, no nos dejaría abandonados así como así.— Diría Lampiño mientras organizaba y acomodaba armaduras y armas.

— Se ve determinado. Creo que sabe lo que hace.

— Últimamente estas muy callado hermano, ¿Qué sucede?

— Pues, nada, serán los nervios.

— Seh... — Lampiño, abandonando la habitación, no sin antes mirar a Ragfer, lo notaba extraño. Pero no sabría comunicar en qué sentido. — Todo saldrá bien amigo, solo ten fe.

—...

La noche pasaba, al parecer, el sueño le gana a la culpa, potenciado por las toneladas de dolor y esfuerzo que realizó el cuerpo. Horas parecieron minutos de suspiros para darse cuenta así, Balkan, que ya había amanecido.

— Te veo desolado, ¿Qué pasó?

— No sirve.

— ¿De qué hablas?

— Esta estúpida espada.

— ¿Eh?

— Al parecer brinda poder a su portador, pero no siento nada, es una espada normal y corriente, solo unos kilos más pesada y aparatosa.

LEYENDAS: VENGANZA Y ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora