Capitulo 8: Sacrificio.

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Nando estaría recuperando fuerzas tras haber sido atacado por Emma, mirando como esta última, a sangre fría acababa con cada miembro de la cofradía Arbre Noir.

— Mi mente es más fuerte de lo que buscas y serás, tu maldad no correera mi corazón... — Diría Lampiño, postrado frente a Emma, quien al parecer la Reina le habría propinado una golpiza.

— Bonito discurso, solamente alguien que no ha conocido el verdadero dolor se tomaría la libertad de decir eso. Serás víctima de mi poder, en su máximo esplendor. Me vas a decir donde está la bruja Zarael.

Los ojos de La Reina de Fuego se llenaban de un rojo oscuro, creando una conexión intima mirando fijamente a Lampiño, venas notorias emergían en la piel de la mujer, quien concentrada, elaboraba la máquina de matar más temida, de la cual varias historias de terror surgen.

— Hace calor, ¿no?

— ... — Lampiño empezaría a sentir su cuerpo caliente, pero no entendería de donde proviene tal incomodidad, no habría llama ni fuego visible.

— Las personas cuando son incendiadas, luego de unos minutos de dolor, la piel se quema y, el sujeto deja de sentir dolor, deja de sufrir.

— ... —Lampiño sin dejar de ver los ojos inundados de Emma, tragaba saliva y frunciría el ceño.

— Pero tras experimentos y entrenamiento, descubrí que, si los hierves, el sentido del dolor crece exponencialmente hasta la esperada muerte, aproximadamente veinte minutos... — Su voz se notaba entrecortada y sus palabras eran lentas, debía estar concentrada para hacer lo que su boca dicta.

— M-me. vas a meter en un caldero cual bruja? No... Tú no eres así...

— Me conoces tan bien. — Con las palmas de sus manos abiertas, apuntando al cuerpo de Lampiño, dice. — Siempre le pongo mi firma a lo que hago...

La sangre del cuerpo de lampiño comenzaba a calentarse, al punto de ebullición, lo cual se traduce en un dolor insoportable para la victima de esta maquiavélica técnica.

— Si, siéntelo, sufre. Mis torturas traspasan lo físico, seguro también lo sabes.

— ... — Agonizando y temblando mientras espera la respuesta de su verdugo.

Mientras la Reina tenia a Lampiño frente a ella, agonizando y lanzando arcadas de dolor.  Righ, uno de los hermanos, decide atacar para salvar a si amigo, la Demoniaca Reina, en un parpadeo, antes que Righ pueda hacerle algo, con sus manos gira el cuello del hombre hasta quebrárselo, habiendo girado la cabeza de su victima ciento ochenta grados, dejándolo viendo para atrás. La Reina nunca habría dejado de ver a lampiño en el transcurso del vil asesinato.

— He notado que en su grupo se aman mucho, se los reconozco, me costó mucho hacer que ese idiota hablase... — Refiriéndose a Ragfer, quien yacía tirado en el piso, viendo la traumatizante escena.

Ragfer mira la situación, mientas los gritos y jadeos de Righ y Lampiño lo torturan mentalmente, sumando toneladas de culpa sobre su espalda.

— Puedes ser fuerte mentalmente, pero otros sufren por ti, mientras más calles más dolor habrá.

— ¡Los muertos salen de un portal dentro del segundo barco, Balkan lo originó!

— ¿Eh? — La reina gira rápidamente su cuello.

Ragfer, arrepentido, gritando y confesando para salvarlos. Cuando fue tentado por Emma, eligió salvar a su familia del calabozo, pero había olvidado, que la cofradía Arbre Noir también se había convertido en su familia.

— ¡Balkan fue entrenado por Zarael por eso puede hacer eso! ¡Pero no sé dónde está ella te estoy diciendo la verdad por favor déjalos en paz! No sé qué más quieres saber, ¡Pero por favor déjalos! — Lloraba desconsoladamente.

— M-maldito, traidor... — Lampiño, a diferencia de los demás, Arbre Noir siempre fue y será, su única familia. Muere y mata por ella. Con ojos entrecerrados y entre dientes, maldecía a Ragfer.

Emma, libera a Lampiño de su tortura hirviente y mira a Ragfer, habría abierto la boca por segunda vez, y eso le agradaba. Lo que le extrañaba era la desaparición de Zarael.

Al acercarse a Ragfer y mirarlo con superioridad, de un rápido movimiento con su espada, termina con su vida, atravesando su corazón.

— Gracias por todo, pero desde mi interior, odio a los traidores. Aun así, no es personal, todos van a morir por atacar mi tierra. Pero, solo por tu cobardía de vender a tus amigos a su suerte acabaré contigo primero-

Al darse vuelta es atacada por un dragón rojo, sus fauces gigantes muerden a La Reina causándole heridas punzantes, esta responde con espadazos empezando así un duelo contra Lampiño, pues, él; impulsado por su ira al ver morir a todos sus compañeros, usó sus habilidades para convertirse en esa criatura dueña de un poder colosal que momentáneamente competía contra Emma.

Nando, que situación más complicada en la que se encontraba, podría huir con facilidad en ese instante, pero su inclinación a la justicia característica que lo acompaña, lo impulsa a ayudar. Pero sin saber que hacer pues, solo estorbaría. Debía pensar rápido.

— Algo que ayude a ese sujeto... O que simplemente distraiga a la Reina para que podamos huir.

En ese momento recordó lo que dijo Ragfer sobre el portal que hay en el segundo barco, Nando se dirige rápidamente a este y lo ve, varios muertos salvajes saliendo de ese fenómeno parecido a un agujero negro.

— Llamar su atención...

Nando golpea su espada contra las maderas del barco, un brillo que desprende el impacto llama la atención de los seres del inframundo, por lo que lo empiezan a seguir como insectos a la luz, como almas que siguen la luz al final del túnel que nunca pudieron encontrar. Almas en pena que lo único que buscan es dejar de sufrir.

Un poco más alejado de Nando, estaría Emma, quien batallaba contra el dragón que encarnaba Lampiño, con heridas no tan profundas, ella comienza a sonreír al notar que la fuerza del dragón y su velocidad iban disminuyendo a medida que pasaba el tiempo, su poder se iba gastando, su vitalidad perdiéndose.

Un último ataque, y el dragón vuelve a ser humano, Lampiño, rendido y exhausto, arrodillado frente a La Fénix. Su poder era demasiado para él, ni con su máximo potencial pudo acabarla.

Antes de que la vida de Lampiño sea tomada, muertos rabiosos muerden y abrazan a Emma, quien le estaba dando la espalda a Nando y sus perseguidores los cuales ven a la brillante y fogosa Emma como la luz que tanto aman y desesperadamente buscar, la muerte.

La Reina pelea y forcejea con centenas de estas criaturas, ahí es cuando Nando agarra a Lampiño sobre su hombro y corre huyendo.

— ¡NO PIENSEN QUE PODRÁN ESCAPAR! — Harta de las artimañas de estos sujetos, Emma utiliza todo su poder para rodearse de un fuego que manda a volar a todos los seres que la rodeaban, y manda una oleada de llamas que avanza cual tsunami hacia Nando y Lampiño, quienes rápidamente serian calcinados.

Emma queda perpleja, mirando como, por primera vez en muchos años, perdió, miraba frustrada como sus presas se alejaban en un maldito caballo volador.

— ¿Qué mierda era eso, como es que terminaste peleando con la Reina si estabas protegiendo su propia tierra, y, como si no fuera suficiente, salvas a uno de los terroristas que casi nos matan con sus bombas?

— Créeme Katu, es una larga historia.

— Tendrás que contármela, porque no puedo aterrizar, mis piernas están fracturadas, volaremos por un largo tiempo...

LEYENDAS: VENGANZA Y ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora