Capitulo 10: Legado de Dolor

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— Decepcionante, que más da.

— Que hacemos con él, mi Reina.

— Curarle sus heridas por supuesto, perdió un ojo, me frustra saber que ya no será el soldado que fue.

Emma, con su nuevo consejero, charlaba sobre el fracaso en la misión de Prometeo, y sus heridas. La huida de Balkan lo tomaría como una derrota, la segunda derrota consecutiva luego de no haber podido asesinar a Nando y Lampiño, quienes huyeron en Katupeku.

— Es inaceptable.

— ¿No cree que sea hora de seguir con nuestro plan mi Reina?, no desviarnos por terceros.

— Quien mierda te crees que eres para decirme que me estoy desviando de mi objetivo.

— ...

— Yo sé que cosas son necesarias para avanzar en mi meta, dejar cabos sueltos es peligroso.

— Mi Rein-

— Haz silencio, un momento, eres una mierda de consejero. Prefiero pensar yo misma.

— Pero-

— ... — Lo miraría con sus ojos de fuego amenazantes infundiendo terror en su consejero.

— Es-está bien...

— Dios, yo mismo iría a acabar con todos esos malditos estúpidos. Escorias, no se pueden comparar conmigo.

Hablaba la Reina sola, maldiciendo, pues, no podría concebir que unos sujetos hayan podido hacerle frente por más de veinte minutos, si los hubiera derrotado, rápidamente hubiera regresado a su castillo, destrozar a Balkan y evitar que su soldado quede ciego de un ojo.

— Esta vez no nos defenderemos, atacaremos.

Emma no puede salir del castillo a matar enemigos, así como así, ella desempeña un papel clave en el Reino el cual es mantener a raya a la sociedad, que está bañada en sentimientos de rebeldía y rebelión. Sin sus órdenes de control el Reino acabaría por deshacerse en el salvaje oleaje de la anarquía.

La Reina, aunque muestre una actitud implacable en todo momento, una de sus pocas debilidades es su cariño por los niños, por lo que ella adoptaba a los abandonados y marginados para convertirlos en sus hijos adoptivos, entrenarlos y convertirlos en soldados de élite.

Uno de ellos, el más admirado por Emma, es el que tuvo la historia más horrible pues nació de una madre violada hasta morir, fecundándose dentro de un cadáver y tras nueve meses nacer inexplicablemente.

En su llegada a la vida, las estrellas tejieron un manto de esperanza, arropándolo por las noches, envuelto en las sinfonías de las oscuras noches alimentándose de los restos de su añorada madre, y cazando desde insectos hasta jabalíes.

Sus ojos, luminosos como luceros, exploraban el mundo con la salvajedad que lo respalda, convertido en un animal más, en su corazón, cada latido expulsaba ganas de aferrarse a la vida, y justo ahí fue cuando la vió, como el sol en su punto más álgido, la mujer de armadura roja, levantándolo con facilidad y reteniendo las arcadas del olor de la vida salvaje.

Kaban, años después, este chico es parte del ejercito de Emma, uno de sus soldados más aguerridos con habilidades excepcionales. Emma, lo entrenó y le enseñó el arte de la espada hasta perfeccionarlo.

El muchacho se encargaba de mantener el reino de Livik a raya, controlando crecimientos abruptos de poder económico mientras que cuestionaba al Rey de este Reino tras cualquier decisión sospechosa. Dotado de la personalidad desconfiada de su madre adoptiva.

— Manden a traerlo, pongan a algún otro ministro en su lugar.

— Hecho mi Reina. — El consejero mandaría a unos guardias a viajar a Livik para pasarle el mensaje.

— Háganle saber que le tengo importantes noticias y es urgente su presencia.

— ¿Q-que está pensando hacer mi Reina, puedo saber?

— Tengo que hacer que realmente le tenga odio a Balkan, de otra manera, fracasará, como lo hizo Prometeo.

— ¿S-se lo revelará? Dígame que no por favor mi Reina.

— Conocerá su verdad. 

— ¿¡Que!? P-pero mi Reina, esa revelación puede arruinar su vida.

— Pero se convertirá en el soldado indicado para la misión.

— Mi Reina...

— Le revelaré que su verdadero padre es Balkan...

"Los Iluminados de Solkan" era el escuadrón de soldados de élite que habría comandado Emma para destrozar pueblos incipientes, Yute, por ejemplo. Todo esto para evitar su crecimiento y la competición de poder con Emma, atacándolos y así dejarlos en la pobreza o la sola destrucción.

Balkan y su equipo no solo destrozaban y asesinaban, sino que también cometían crímenes de todo tipo y uno de esos crímenes le dio origen a Kaban, haber violado a una mujer hasta matarla.

— ¿Le contará la historia con lujo de detalle?

— Si, y he pensado como potenciar aún más su odio, haciéndolo más letal. — Se reclina en su silla. — El odio para es una fuente de poder, la más poderosa si me preguntas, Balkan ha seguido vivo gracias solamente a eso, a su odio.

Balkan pudo sobrevivir al infierno más por amor que por odio, contradiciendo la ideología de Emma. Pero esta, aun así no estaba tan errada, pues, el odio te dota de una determinación inamovible capaz de cambiar mundos.

— ¿Mi Reina, usted tiene odio en su corazón?

La reina miraría a la nada seria, tras unos minutos sonreír con una confianza y responder.

— Pequeño, no me rijo por sentimientos terrenales, mi mente vibra en diferente sintonía que todos los mortales. Pero logro entenderlos, justicia, venganza, amor, odio. Dejé de sentirlos hace tiempo...

— ¿Usted no ama?

— ...

Un silencio daba paso a la reflexión en su cabeza, amor, realmente les tiene amor a sus soldados y a sus hijos adoptivos, pero, aceptarlo sería aceptar ser un mortal.

— No. No amo.

— Entiendo.

Emma se levanta de su silla y camina por la sala de reuniones viendo por los vitrales la ciudad, la noche la abrazaba y las estrellas titilaban.

— Crearé al soldado definitivo.

— ¿No intentó hacer eso en años pasados mi Reina?

En efecto, sus recuerdos retornan a esos días en los que el nombre y las promesas del soldado definitivo descansaban sobre la espalda de Balkan.

— Balkan enloqueció y cometió pecados imperdonables contra su patria, lo dejé vivo, por honor a los trabajos que hizo por mí. En ese entonces mis sentimientos seguían dominándome. Debí matarlo cuando tuve la oportunidad.

— ¿No cree que pasará lo mismo, con Kaban?

— Si sucede, no cometeré el mismo error.

— ¿Cual?

— Dejarlo vivo.

— ... — El consejero pensaba que la reina diría "no volver a sembrar el odio en su interior" pero al parecer, de los errores no ha aprendido. Su vida pende de un hilo si cuestiona la palabra de la Reina, por lo que guarda silencio, apenado.

LEYENDAS: VENGANZA Y ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora